Mi cabeza duele de mil maneras diferente, mi cuello arde, como si una bala me hubiera atravesado. Se qué estoy sobre una cama, la superficie plana tras mi espalda me lo confirma. Intento abrir mis ojos, en un vaco intento por acostumbrarme a la luz que se filtras por las oscuras cortinas. ¿Así se siente estar muerte? Siempre creí que la muerte no dolía, creo que me equivoqué.
Luego de unos largos minutos por fin puedo abrir mis ojos. Estoy en mi habitación, en el club. ¿Y si todo lo de anoche fue solo un sueño? Mis ojos buscan desesperados mi chaleco, recuerdo que aquella bestia clavó sus garras en el cuero. Me pongo de pie rápidamente, una muy mala elección. Mi cuerpo vuelve a caer de bruces a la cama, mi cabeza da vueltas. ¿Estuve bebiendo anoche? No lo creo, la boca no me sabe a alcohol y mis resacas no duelen como si el mismo infierno viviera en mi puta cabeza. Respiro profundamente, gruñéndoles internamente ante el maldito dolor. Si salgo de esta juro no volver a tomar.
¿Lo de anoche fue solo un sueño? Estoy realmente confundido. Hace unas horas me encontraba en medio de un bosque, a tan solo segundos de ser devorado por un lobo de más de dos metros. Y ahora, por alguna razón, estoy en mi vieja habitación en la casa club. ¡Estoy jodido por completo! Por primera vez puedo enfocar mi vista sobre el viejo sofá aún las de la habitación. Allí sobre el reposabrazos se encuentra mi chaleco, rasguñado, claro símbolo de que lo de anoche fue real.
—¡Adler, el desayuno está listo!— Los lejanos gritos de mi prima me regresan a la realidad. No había notado que me quede enfrascado en mis pensamientos. Sigo estando en las mismas ropas de anoche. Mis camiseta llena de sangre, que comienzo a creer que es mía, mis jeans descansados y las botas viejas y llenas de barro aún lado de la cama.
Suspiró con pesadez ante de ponerme de pie con lentitud. ¿Que demonios me pasa? El Adler de siempre hubiera salido corriendo tan pronto escuchara aquellas palabras ¡Pero no! Estoy aquí sentado e intentando crear una excusa para darle a mis hermanos. ¿Que carajos le dire cuando vean mi chaleco? Lleno de raspones y roto en una esquina. Con mucho pesar me encamino al cuarto de baño. No quiero verme en el espejo, se que estoy hecho un asco. Si en verdad estuve bebiendo debo parecer un maldito vagabundo en rehabilitación.
A pesar de las negaciones en mi cabeza, decido darme un vistazo. ¿No puedo estar tan mal, o si? ¡Maldición! ¿Que demonios me está pasando? Me pongo de pie frente al espejo, suspirando aliviado al ver que solo llevo los moretones de la clara pelea que tuve anoche con aquel traidor, y unos cuantos raspones. Pero nada de que preocuparse. A pesar de no tener nada, mi cuello sigue ardiendo, como si de verdad uniera algo allí, una mordida quizás.
¿Conocen ese sentimiento cuando te rasguña algún animal y luego tienes que ponerte alcohol para que no se infecte y quieres hacerte el valiente pero terminan gritando como puta en celo? Bueno, pues me acaba de pasar. Creo que hasta la sala común escucharán mi maldito gritó de zorra.
—¡Arde, arde como el infierno!— Mis gritos son pura agonía, la lluvia artificial cae sobre mi cuerpo mientras intento no mojar lo que sea qué hay en mi maldito hombro. ¡Solo fue un sueño! ¿Porque me duele? Al menos mi mini tortura ya termino.
Salgo del baño envuelto en una pequeña toalla a la altura de mis caderas, cubriendo solo lo suficiente. Tomó unos jeans descasados, una camiseta vieja con el logo del club y por último mi amado chaleco. Aún no se que le dire a mis hermanos cuando lo vean así, descarado en la espalda baja y en el hombro.
¡Soy el maldito presidente de este club, ellos no deberían enojarse conmigo!
Más que decidido termino por bajar las largas escaleras, ninguno de los hermanos posa su mirada en mi, algo diferente. Usualmente siempre tiene la mirada sobre mi por precaución. Las voces de las viejas damas y algunos de los culos dulces del club proviene de la cocina. A esas mujeres no hay quien las saque de allí y que no se te ocurra formar una escena llena de testosterona en, según ellas, su amado santuario. Al entrar todos los pares de ojos terminan sobré mi, aunque ninguna dice ni una sola palabra. Le hago una seña a mi prima para que termine de servir mi desayuno, mientras tomo haciendo en la mesa ya vacía. Creo que si estoy tarde.
—Pensé que nunca bajarías a desayunar. El almuerzo ya está casi listo, no te llenes mucho.— Me reprocha cuál madre a su hijo. Lili siempre a querido tener hijos, y lo ha dejado bien en claro desde el principio de los tiempos. Pero para su mala suerte, le prohibió a todos mis hermanos poner una mano sobre ella. Aunque nunca a sido un impedimento para mi sargento de armas, el hombre está completamente enamorado de ella, aunque eso no le detiene de follarse a la primera que pase frente el.
Un plato con waffles, tocino, huevos, tostadas, jamonilla frita, y tostadas, es puesto frente de mi ¿Y así quiere que no me llene? Sin reproche alguno comenzó a comer ¡Demonios esto era el paraíso!
—Bueno días, prez.— La chillona voz de Adelia llena el espacio que anteriormente me parecía un santuario. Adelia Romanov, uno de los culos dulces de mi club, no pasa desapercibida. Morena, desendencia rusa y latina, cabellos rizados hasta su cintura, curvas de infiernos y pechos más falsos que mis oraciones a Dios.
Sigue dando lata delante de mi, e dejado de prestarle atención, intentado concentrarme sólo en el delicioso desayuno que han preparado para mi. ¿Que diablos pensaba cuando me la folle? Oh claro, no estaba pensando estaba hasta los huevos de droga y alcohol. Tomen concejo, no tomen y se droguen a la misma vez.
—Adler, llevo dos minutos intentando llamar tu atención.— Levanto mi vista encontrándome con mi sargento de armas, uno de mis mejores amigos. El rubio frente a mi me mira interrogante, de que quiere preguntar sobre el chaleco pero aún no se que mierda paso. —¿Que mierda le pasó a tu chaleco?— ¡Demonios!
Mi rostro se mantiene neutro, no quiero que se entere de que no se que mierdas pasó anoche. Estoy consiente de que fue un sueño, si no ahora mismo estaría en el medio del bosque totalmente devorado por un animal de ojos magníficos y llamativos. Sus cejas se levantan expectantes de una respuesta, pero no hay nada. Suspiró pesada mente, estoy apunto de decirle el maldito sueño de locos que tuve anoche, cuando el vuelve hablar interrumpiéndome.
—¿Eso pasó en la pelea que tuviste con Jax? Porque si fue el, con gusto le pateare el trasero.— ¿Tuve una pelea anoche? ¿Que mierda metí en mi sistema? El debió notar la confusión en mis ojos, pues este termino por reír.—No vuelvas a drogarte hermano, siempre terminas sin acordarte de una mierda.—
—¿Que mierdas pasó luego de haber quemado a aquel maldito bastardo? — Mi pregunta sale como un siseo de entre mis labios, tanto así que mi S.A se aleja un poco de mi. Sabe bien qué pasa cuando mi voz baja.
Jax es nuestro capitán de carretera, siempre se ha hecho cargo cuando vamos hacer algún viaje largo. Es un buen chico, nacido y criado en el club como todos los originales. Pero el cabron puede llegar a ser un verdadero hijo de puta cuando está hasta las bolas de basura. Mi S.A comienza a contarme todo lo sucedido la noche anterior. Al parecer jamás me quede atrás, yo fui el de la idea de volver a la fiesta. Jamás estuve en el bosque y los rasguños en mi cuerpo solo son por la tonta pelea que Jax y yo tuvimos anoche. Nunca hubo ningún lobo de dos metro, con pelaje negro y ojos hermosos.
Nuevamente estoy solo. No estoy en el santuario de las mujeres del club, no. Estoy de vuelta en el bosque, justo en aquel prado del que intente huir. ¿Que mierdas me pasa? ¿Estoy drogado de nuevo? Doy vueltas sobre mi eje, mi corazón late a más de 100 milas por minuto ¿es eso posible? Quiero gritar, que alguien me diga que esta pasando, pero nada sale de mi, ni una sola palabra.
Hay esta de nuevo, aquel enorme lobo me observa como si no valiera ni un segundo de su tiempo. Todo en mi tiembla, pero aún así no siento miedo. Quiero acercarme a él, ver esos magníficos ojos de cerca, tan diferente pero a la vez tan iguales gritando la misma palabra, "caza". Quiere cazarme, y si no me muevo de aquí seré su bocadillo de media noche. Creo que leyó mis pensamientos, pues un gruñido sale de entre sus colmillos. Antes de que pueda hacer o decir una sola palabra, tengo a la bestia sobre mi. Pero no gruñe, no intenta morderme ni nada. Solo está aquí, sobre mi, presionando mi cuerpo contra la cortada grama. Escucho mi nombre, alguien me llama. ¿Los animales pueden hablar? No, que estupidez más grande. Veo sus hocico abrirse poco a poco, dejándome apreciar más de cerca el grande de sus colmillos. Este es mi fin, ya no podré ver a mi prima, ni conocer a sus futuros hijos, los cuales ella ya tiene los nombres. No podré ver a mis hermanos nunca más. Siento que llorare si no me mata de una vez.
Antes de poder sentir sentir sus colmillos clavados sobre mi cráneo soy arrojado al suelo. Mis ojos se abre de bruces. Estoy devuelta en la cocina, Luke me ve preocupado, su mano esta sobre mi frente. ¿Que mierda está pasando?
—Hermano ¿estas bien? Estás sudando frío....-
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Dos Mundos, Una Historia
Про оборотней¿Que pasaría si el mundo de los MC y el mundo de los licántropos se mezclarán en uno? ¿Sería un caos total o la historia de amor más hermosa de todas? ¿Le serían fieles a su legado y destino o escribirán su propia historia? ¿Podrán sobrellevar los d...