¿Que pasaría si el mundo de los MC y el mundo de los licántropos se mezclarán en uno? ¿Sería un caos total o la historia de amor más hermosa de todas? ¿Le serían fieles a su legado y destino o escribirán su propia historia? ¿Podrán sobrellevar los d...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mis nudillos sangran. La sangre chorrea hasta mis brazos desnudos. El cuero del chaleco se adhiere a mi como una segunda piel. Los gritos de mis compañeros son cada vez más potentes. Pero no me importan, en este momento lo único que quiero es matar al hijo de puta frente a mi. Es el segundo round, el sujeto sigue tambaleándose frente a mi, mientras que su rostro ya está desfigurado. Puedo escuchar los murmullos de asombro ante mi. Solo un golpe pudo darme, y fue lo suficiente para hacer que la bestia se enojara.
Se que vio mis ojos volverse dorados, más no me importa. Nadie le creerá a un hombre lleno de morteros y seguramente algún daño cerebral. No se juega con la bestia y mucho menos si esta a estado en abstinencia. Porque si, no e querido meterme con ninguna de las prostitutas baratas de aquí y creo que estos hombres comienzan a pensar que soy gay o algo así. Eso no me importa en lo absoluto, pero prefiero meterme con alguien de mi especie o con alguien que esté a mi nivel.
Finalmente cae. Finalmente el chico de cabellos largos, con complejo de rockero cae al suelo hecho nada. No le queda nada, ni siguiera un poco de dignidad. Estuvo toda la puta semana tocándome las bolas con que me iba a hacer trizas, que no iba a poder resistir ni el primer round. Bueno, ahora es el quien está tirado sobre el suelo irreconocible, mientras sus hermanos me aplauden ante mi triunfo. Al menos resistió para darme buena pelea.
Quiero salir de este lugar. Quiero volver a la manada donde pertenezco y donde yo puedo mandar a mis guerreros sin que un cabron me diga que hacer y que no hacer. Pero lo hago por mi reina, por mi alfa. Por ella haría lo que fuera, incluso si me pide quitarme la vida, así de grande es mi lealtad ante ella y no me molesto en ocultarlo. Me ha pedido que vigile desde cerca a su compañero ¿porque a mi exactamente? Ni yo mismo lo se, supongo que confía plenamente en mi persona.
Finalmente puedo bajar del maldito ring bien improvisado, debo aceptar que estos hombres saben hacer bien sus cosas. Siento su mirada y se que está más que sorprendido que le haya ganado a uno de sus hombres, pero no estoy aquí para perder. Todos siguen con su celebración de lo que sea, toman por cualquier motivo.
Se que puedo refugiarme en la cocina, el pequeño santuario de las mujeres de aquí. Todas son hermosas, más hay una que a captado mi atención desde que llegue aquí. Lili Adams. La pequeña prima del presidente. Una rubia extraordinaria, pequeña pero perfecta ante los ojos de cualquier hombre. Senos pequeños pero redondos, pequeña cintura y caderas anchas, símbolo de que ya no es pura, un rostro angelical, cubierto por una fina cortina de cabellos dorados.
Desde que llegué aquí me tiene con las pelotas hinchadas. Es la única de estas mujeres que a podido captar mi atención. Más me hago el desentendido. Adler me advirtió que no la viera de otra forma, no me intimida en lo absoluto, más si llego a dar un paso en falso y me descubren, mi alfa me matará frente a toda la manada.
Esta de espaldas a mi. Seguramente preparándome la cena a estos neandertales. Su liguero vestido azul cielo se mueve al mismo ritmo que ella, jugueteando sobre su tersa piel, invitándome a tocar. Seguramente gruñí porque en un segundo la tengo de espaldas a mi y al próximo me esta mirando. Debo comenzar a calmar a la bestia.