Amelia White

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Morena
Alta
Cabello rizado hasta los talones
Nariz pequeña
Labios carnosos
Heterocromia
Cintura delgada
Senos grandes y redondos
Trasero en su punto Perfecto
Actitud temeraria
Una asesina sin piedad
Una reina alabada y temida por todos
Reina de reyes
Alfa de alfas

Esa soy yo, toda una mujer poderosa. Dueña del mundo sobrenatural. Todos me respetan o me temen demasiado como para retarme, y no es como si los que lo intentaran salieran vivos para contarlo. Una asesina sin piedad. Todo traidor o usurpador es destinado a la muerte entre mis garras. Una muerte tan lenta y dolorosa, tan despiadada e inhumana.

Una belleza sobrenatural ante los ojos de cualquier, una mujer de completo esplendor. Incluso la cicatriz que cruza por mi ojo azul. Capaz de atraer cualquier mirada sin necesidad alguna. Capaz de obtener lo que quiero con tan solo un chasquido de mis dedos.

No me quejo, me encanta mi vida. Me encanta dar órdenes, me encanta la querrá, no hay mejor sentimiento que el de acabar a tus enemigos. Me encanta que me adoren, que yo sea una diosa para ellos. No me malinterpretes, se que no soy una diosa, solo una reina que gobierna todo el mundo sobrenaturalidad. Me encanta que las personas vengan a mi para resorber sus conflictos, así si estoy de malas, que es muy común encontrarme así, alguien terminará muerto.

Los largos pasillos del castillo me dan la bienvenida luego de un largo día de caza. No tengo porque ir a cazar con los demás, pero me gusta. Un poco de lobo y sangre mi oscuro pelaje no me hace daño, pero si me deja acotada. El retrato sobre las escaleras de doble sentido, le da un aire más misterioso a este lugar. Me detengo frente a este, observando directamente a los fríos ojos negros de mi padre. La Dios y profundos como los míos. Mientras que los de mi madre reflejan una alegría transmisible, una mujer tan llena de vida y pasión por esta misma. Me parece increíble que sea mi madre, pero mi ojo azul y cabello rizado me dice que si lo es.

Tomó el camino derecho hacia la única torre en esta dirección. Las escaleras de mármol y alfombra negra se resbalan bajo mis pies ante mi lento caminar. Los pasillos oscuros, llenos de retratos de mis ante pasados y reliquias más que valiosas, se burlan de mi. Ellas tan limpias y relucientes y yo tan mugrosa y deprimente. No me mal interpreten, como dije antes, adoro mi vida. Pero a veces puede llegar a ser un tanto deprimente. Gobernar completamente sola, sin tu alma gemela a tu lado. Sin aquella persona destinada para mi, la quiero a mi lado, la exijo aquí junto a mi. Pero no, la Diosa Luna se empeña em dejarme subir ante mi soledad. Ni siguiera me molestaría si es un humano, mi madre es una. De echo la idea me fascina, jamás e entendido su estilo de vida por completo y me encantaría poder hacerlo. Creo que esa es la razón que por la cual mi madre y yo no hablamos mucho.

Da igual. La gran puerta de madera me es demasiado ligera a la hora de abrirla. Supongo que ya recuperé mis fuerzas. Los enormes ventanales dejan los pequeños rayos de sol colarse en mi habitación. ¿Pase toda la noche cazando? Quite el blanco vestido con manchas carmín de mi cuerpo. Mi proporcionado cuerpo era acariciado por los rayos del sol. Me encanta mi piel, solo un poco más oscura que el color canela. Puedo tomar sol sin tener a los daños que este pueda proporcionarme.

Puedo escuchar el agua correr en la tina, y no me pongo en alerta porque se que se trata de Hamilton. Mi fiel compañero y consejero real. Sus cabellos blancos se asoman por el pequeño espacio de la puerta entre abierta. No se dejen engañar por su color de cabello, Hamilton es todo un chico juvenil. Estatura promedio, estructura anatómica delegada pero fuerte, rostro jovial y elegante a la vez. A mi me parece un niño de 16 años.

—Deja de pensar en mi como un niño nuevamente y entra a la tina.— Maldito brujo leementes. Ruedo los ojos, encaminado al lujoso baño. El dulce olor a rosas me da más que una fuerte bienvenida. Más parece una bofetada en el rostro. Hamilton de esta de espaldas a mi, regando algunas flores y rocas. Que según el, son buenas para la salud o algo, no le presto atención en eso.— Bueno, adentro lindura de cabello rizado.—

Dos Mundos, Una Historia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora