Dos Mundos, Una Historia

VI

Mis nudillos sangran, como si ya no hubiera piel a su alrededor para cubrir las venas en mis manos. Llevo horas  aquí, golpeando la pared ante mi enojo. ¿Como pude ser tan ciego? ¿Como pude dejarle cegar por su belleza? Ella planeó aquello, ella quería asesinarme.

Golpeó con más fuerza aquella vieja pared de madera. Tengo astillas enteradas pero eso no me interesa ahora mismo. Me siento traicionado, y por menos que lo quiera ella me las pagará. Muchos de mis hermanos salieron heridos, Luke recibió un disparo en el hombro, a Jax solo lo rozaron. Como se esperaba, Lili está cuidando de Luke, alguna de las chicas debe de estar limpiando la herida de Jax o eso fue lo que creí escuchar.

No se que fue lo que me pasó, baje la guardia y fui atacado. No debi distraerme. Sabía que las aguas estaban calmadas, pero siempre traerán piedras con ellas. Supongo que hasta la más bella flor, tiene sus espinas ocultas. Pero ella, se veía tan frágil, como si se pudiera romper con tan solo el roce de una bala. Creo que la subestimé demasiado. Me baje y me parearon las pelotas hasta más no poder.

—Hermano, si sigues así terminarán con las manos rotas y no podrás romperle la cara a esa zorra si te las partes en pedazos.— Esa voz, esa to ya voz ronca, perteneciente a mi vicepresidente. El idiota ya había salido de prisión y ya estaba jodiendo con mis pelotas. Carlos, un nuevo prospecto recién llegado, había ido por el en la tarde. Admito que extrañaba a mi hermano, pero por mi en este momento se fue ir a cogerse a la primera que vea. Lo observo unos segundo, cuestionándole como sabe todo el asunto de sobre Amelia.— Estuve hablando con Jax, me contó todo. Incluso sobre tu raro desmayo de ayer por la mañana.—

—No quiero hablar sobre eso, así que será mejor que me dejes solo y te vayas a follar algún culo dulce.—Mis palabras y tono de voz amenazante parece no intimidarlo en lo absoluto. Seguí ahí parado, observándome con los brazos cruzados y esa mirada seria que siempre lleva.

Realmente no quiero hablar de ello. Le fallé a mis hermanos y todo por un estupido, maldito, misterioso y sensual coño. Les prometí que se iban a divertir esa noche y dos de ellos terminaron heridos. Soy un imbécil, juro por Hades que la matare cuando la encuentre. La Cazares por cada maldito lugar del planeta y la matare. La torturare tan lentamente que me rogará por piedad. Pero no la tendré, porque ella intento tentar contra mi vida y la de mis hermanos allí presentes.

La sangre en mis manos sigue portando sin intenciones de cesar. Tendré que ir donde Pain para que me haga unos malditos punto. Lo que significa otra maldita lectura sobre porque no debo golpear las paredes, ni las de maderas, ni las de sementó. Se que no debería malgastar mis energías en esto, pero es todo lo que puedo hacer hasta encontrarla.

Íbamos a usar sus huellas digitales para buscarla, pero la maldita las limpio de todas partes en las que sus manos, o cualquier parte de su sensual cuerpo al descubierto, pudo tocar. Demonios, debo dejar de pensar en ella como el ser más sensual de este maldito mundo. Porque ahora mismo es una traidora, una asquerosa y sensual traidora.

—¡Carajo!— Gracias a Hades que estaba solo. Miguel ya se había ido y yo están completamente solo cuando grite.

Denuedo está hay, esos ojos. Pero esta vez es aquella bestia y no Amelia. ¿Como pueden ser tan parecidas y tan diferente? ¿Y si Amelia es la bestia? No, es imposible. Ningún ser humano es capaz de volverse una bestia de dos metros. Incluso si son tan parecidos. Aunque sólo sus ojos de distintos colores y su pelaje negro se parecen a ella. La cicatriz, aquella cicatriz en su ojo derecho. No, ella me dio que se lo hizo cuando estuvo en la universidad. Que se había peleado con su compañera de piso y terminó en el hospital por su culpa. Si, si le preste atención a sus palabras, además de a su muy pronunciado escote.

Allí está, aquella bestia negra. Observándome con su profundos ojos, analizando nuevamente cada movimiento de mi cuerpo. Está junto a las escaleras, viéndome como si nuevamente no valiera nada. No estoy en el bosque como las últimas dos veces. No, sigo en el sótano pegado a la pared ante la sorpresa, ¿como un animal tan grande logro entrar a mi casa club sin que ninguno de mis hermanos le viera?