XIV

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Finalmente me ha dejado salir a caminar, aunque me tiene un "acompañante", para que no saliera corriendo. No soy un maldito perro para tener a alguien tras de mi todo el puto día. La maldita casa de la bruja parece un castillo, como ese que las niñas sueñan con tener algún día, aunque ella parece más la bruja loca y solitaria y para nada una princesa. A las princesas se les rescata, esta anda por ahí secuestrando a la gente, está malditamente loca.

Aunque es una loca totalmente sensual. 

Mierda, ahí está esa voz de nuevo, hace tanto no lo escuchaba. Digo no es como si le extrañara, pero casi siempre aparece cuando ella está lejos. Lo que no ha sido mucho últimamente, mucho menos luego de lo que pasó ayer.

-Te dejaré salir, pero solo tienes una oportunidad, si alguno de los guardias me dice que intentaste huir, te dejaré encerrado nuevamente ¿has entendido?- Sus palabras siguen retumbando en mi cabeza, como si las acabara de decir. Cómo es que alguien puede ser tan seco, pero tan elegante a la misma vez? Tengo que encontrar la manera de salir de aquí sin que los tontos guardias se den cuenta. Pero parece que cada uno de mis pasos están totalmente vigilados, no puedo caminar hacia las plantas sin que alguno me pregunté qué es lo que estoy pensando. Tampoco he podido usar el baño en paz. Siempre hay alguien junto a mi, me están volviendo loco. Necesito salir de aquí, necesito mi gente, necesito alcohol, necesito mi motora, necesito una puta. Si, una puta, eso es lo que más necesito, una puta que me dé la mejor mamada de mi maldita vida. No me gusta admitirlo pero la loca esta me tiene con las pelotas azules de tanto puto juego. Si la mujer tiene unos senos perfectos, y un trasero que resalta en esos trajes tan ajustados que una. Que no daría por tenerla en sus rodillas frente a mi. 

-Joven, su almuerzo ya está listo.- La voz de una sirvienta me regresa a la mugrosa realidad en la que me encuentro. Observo a la joven junto a mi, me mira como si estuviera asco de mi persona, como si yo fuera menos que ella. Como si no fuera ella la que lleva puesto un uniforme. Ruedo mis ojos antes de comenzar a seguirla por el largo pasillo, como es que no se pierden en este lugar? Es al menos cinco veces más grande que mi club. Las grandes pinturas a mi alrededor parecen seguirme con la mirada, tantos desconocidos observando cada uno de mis pasos, ahora se como se sienten los animales en el zoológico. Esa en especifico es la que más me observa. Al final del pasillo hay una pintura enorme de ella. Está sentada en el jardín, lo que por todas las flores a su alrededor, y justo allí en el mismo centro está ella, la mujer que me tiene aquí como su prisionero favorito, la mujer que estado en lo más hondo de mi mente por meses, Amelia White, tan amenazante como siempre, tan seria, y tan malditamente bella. Esos ojos tan amenazantes me observan, como una bestia observando a su presa, puedo sentirla a mi alrededor, su respiración junto a mi oído y sus dulces labios cerca a los míos. Se ve hermosa, en un vestido azul marino ajustado en su torso, como si fuese un corset, mientras que la falta era esponjosa, como una nube, su cabello dejado caer sobre su espalda, y lo que más me llamó la atención? Aquella corona en su cabeza, llena de diamantes, era tan hermosa como ella. ¿Acaso es algún tipo de realeza? No, la realeza no va por ahí secuestrando a cualquier vago que le pase por al lado. 

¿Vez Abler? Esto te pasa por pensar con la polla, nada de esto estuviera pasando si tu nunca le hubieras coqueteado a esta loca.

Por fin llego al comedor. Es enorme, aquí podría caber todo el club y más, a Lil le encantaría estar aquí, hay espacio para todos. Paredes altas, enormes ventanales, espacio suficiente para poder ir y venir como te plazca, más una enorme y larga mesa en el centro con más de diez sillas. ¿Qué tan grande es su familia? Acaso tienes familia la loca esta? La mesa está completamente llena de comidas, desde pavo horneado, hasta el postre. ¿Está esperando alguien? Será mejor que tome lo que quiera comer y me largue de aquí antes de que me vean. Tomo mi plato observando a mi alrededor asegurándome que no me estén vigilando y comienzo a tomar lo que guste. Un poco de pavo, papas majadas, un poco de verde no me hará daño. Termino de tomar todo y antes de que pueda poner un pie fuera de aquí la veo nuevamente en todo el día. Está sudada, como si acabara de salir del gym. Se ve tan malditamente sensual, con tan solo un sport bra y pantalones de hacer ejercicios cortos y pegados a ese gran trasero, su cabello está atado en una cola de caballo, con pequeños mechones cayendo en su rostro y pegándose en su frente

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