4) Locura

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- Bueno, Tae, ¿qué quieres de regalo para tu cumpleaños? - preguntó Jimin mientras almorzaban todos juntos un domingo al mediodía. - Ya falta un mes nada más. 

- Un auto. - respondió el castaño.

- JA! - exclamó Yoongi - Ni siquiera tienes licencia para conducir. 

- La tendría si mi lindo padre me prestara el auto de vez en cuando. 

- ¿Que tal una bici nueva? - propuso Jimin y todos en la mesa rieron menos el castaño.

- No me causa gracia, papá. 

- Bueno, espero que te guste la fiesta que estamos armando para ti. Todos vendrán, hasta los abuelos de Daegu. Así que estás obligado a asistir. 

- Ya que, no me queda de otra. - bufó y su padre le arrojó un bollo de pan que le dio justo en la cabeza. - Papá, estoy bromeando. Claro que me encanta la idea. Siempre y cuando me dejen irme con mis amigos luego. Ah no, esperen, ya tendré 18, no tengo que pedir permiso. - rió. 

- No te quieras pasar de listo, aún sigues viviendo bajo el techo de tus padres. - le retó Jimin. 

- Papá, te amo, pero es hora de que me dejes volar del nido...Y volver a la hora que yo quiera. - comentó con una sonrisa el castaño y recibió un nuevo golpe con otro pedazo de pan.

Taehyung rió y se levantó de su lugar para ir a darle un abrazo forzoso a Jimin quien pretendía hacerse el ofendido aún. Era tan divertido para el castaño hacer renegar a su amado padre. No importaba cuando años tuviera, eso no iba a cambiar nunca. 

- Bueno ya que estás aceptando que eres un adulto, hablemos del tema universidad. - comentó Yoongi de pronto. 

- Uy, que lástima. Tengo que ir a hacer tarea ahora. - se excusó Taehyung.

- ¿Un domingo? Sí, claro como no. - rió Yoongi. 

- Es cierto, Kookie me ayudará. ¿No es cierto? 

- Ah, sí. - respondió éste cubriendo al mayor. 

Claramente ninguno de sus padres se lo creyó, pero de todos modos los dejaron zafar de la conversación y retirarse de la mesa. 

Ambos bajaron hacia el sótano que ya se había convertido en la habitación del pelinegro. Poco más de una semana había pasado desde el incidente que los hermanos habían tenido aquella mañana y a pesar de los pedidos del castaño por retener al menor, Jungkook terminó mudándose de todos modos. 

Ahora Taehyung observaba las paredes de aquel lugar que alguna vez había sido tan tétrico y oscuro, completamente iluminadas y llenas de dibujos que Jungkook había hecho para decorar.  

- Tengo que admitir que este lugar no te quedó tan mal, Kook. - le dijo tirándose en la cama de su hermano. 

- Aún así me gustaría poder pintar aquella pared. - le respondió el pelinegro señalando un rincón. 

- ¿Me vas a recibir cuando los abuelos vengan a quedarse por mi cumpleaños? Supongo que se quedarán en nuestra habitación. Mi habitación. - se corrigió luego. - Mierda, aún no me acostumbro a decirlo. 

Jungkook lo pensó un momento antes de responder. No había pensando en aquello hasta entonces y la verdad que compartir cama con su hermano otra vez le hacía recordar lo ocurrido hacía una semana. Pero ¿qué le iba a decir?

- Claro que puedes quedarte. - respondió. 

- Te prometo que controlaré mis erecciones matutinas. - se atrevió a bromear el castaño y la cara de Jungkook enrojeció. 

Hermanos - VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora