10) Encrucijada

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Sentado sobre el viejo escritorio de la directora, con las piernas abiertas y con Taehyung entre ellas sin dejar de besarlo en la boca, Jungkook no podía pensar en nada más. Toda su concentración estaba dirigida hacia el incendio que estaba teniendo en sus pantalones. La erección del mayor chocaba con la suya en el roce, y saber que estaban solos allí, que podían ser todo lo ruidosos que quisieran, le daba la libertad para soltarse más y más. 

Aquel lugar había estado polvoriento y algo oscuro cuando entraron pero en cuestión de minutos ambos se habían ocupado de crear un ambiente lo suficientemente cómodo para estar un rato juntos. Taehyung sacudió el polvo y abrió una ventana para que corriera aire y entrara luz.

Ninguno de los dos imaginó que iban a estar haciendo tal cosa en la oficina de la directora de su vieja escuela primaria. Era muy loco, pero le iba a bien a su situación.

Así que allí estaban. No sabía cuánto llevaban allí. Tampoco les importaba ser descubiertos fuera de sus clases. 

Eran conscientes de que debían regresar al mundo en algún momento pero no ahora. No cuando todo estaba llegando a su punto más alto de intensidad. 

Taehyung no podía detenerse. La excitación le dominaba. Sus manos subían cada vez más por los muslos de Jungkook. Al principio le tocaba con suavidad pero ahora le estaban invadiendo las ganas de arrancarle el uniforme a su hermano con pasión. 

Y casi que lo hizo cuando sintió los delicados labios de éste posarse en su cuello y dejar tiernos besos allí. Jungkook también le aflojó la corbata y desprendió los primeros dos botones de su camisa para poder tocarlo y besarlo por allí con más comodidad. 

- Kookie, me estás matando. - le advirtió Taehyung. 

- ¿Eh? ¿Por qué? - preguntó Jungkook de forma inocente y  deteniendo todos sus movimientos.

- Me estoy poniendo muy...ya sabes. Como esa noche.

- Lo sé. Lo noto. - rió avergonzado.

- Y me encanta, bebé. Pero no sé hasta dónde quieres llegar. 

- Tae, sabes bien que yo me pongo igual. Me gusta esto. Quiero más. - confesó Jungkook. 

- ¿Más? Uh, me vas a matar. No quiero sobrepasarme y hacer algo que te incomode. 

- Nada que tú me hagas me incomoda. Está bien, puedes tocarme...si eso quieres. Hyung, eres el chico en el que más confío en todo el mundo. 

- Oh, diablos, Kook…- exclamó el castaño. ¿Cómo controlarse cuando el otro le decía cosas así? 

Se moría por tocar a Jungkook de formas nuevas y pecaminosas, solo que no sabía si el menor estaba listo para eso a pesar de su consentimiento. 

- Quizás...sea mejor que volvamos. - propuso aunque no quería hacerlo. 

- No, no. Por favor. - Jungkook lo sujetó del cuello de su camisa y no le permitió separarse. - Aún no. Tae… - acercó su boca al oído del contrario y le susurró - Te necesito, por favor. 

Abrió más la piernas y atrajo más al castaño hacia él, diciéndole lo que quería, lo que deseaba. Jungkook no quería irse hasta obtener algo más que solo besos y caricias. Su cuerpo se lo pedía. 

- Mmm bebé, me la haces tan dificil. - gruñó Taehyung. Lo duro de su entrepierna ya no daba más. - Bien. - accedió luego. -  Haré que te sientas mejor. 

Deslizó entonces sus dedos por el pecho y abdomen del menor hasta llegar a la hebilla del cinturón. Mientras se deshacía de ella, le dijo: 

- Solo relájate. Si algo no te gusta, solo me detienes y ya. Todo está bien.

Hermanos - VkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora