2| Roto

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Cerró la portátil mientras le echaba un vistazo a su reloj de pulsera. Eran las cuatro en punto. Era una buena hora...aunque igual seguiría llegando tarde a la casa de los Cross. Odiaba no poder mantener su palabra sobre llegar a media tarde, pero una vez que se enfrascaba en el trabajo era muy difícil salir de ahí. Especialmente porque los últimos meses habían sido bastante cargados. Con todo el papeleo y gestión que requería el poder solidificar una empresa, no podía hacer más que trabajar hasta el cansancio.

Jeanluque no descansaría hasta que Bonnet International Inc. fuera una empresa solida en Boston. Era difícil afianzarse en un nuevo país, pero no era la primera vez que iniciaba un proyecto casi desde cero. Aunque si era la primera vez que pensaba cambiar de residencia. La empresa central estaba en Paris y si bien debía viajar constantemente, Jean estaba acostumbrado a siempre volver a Francia y quedarse ahí por largas temporadas.

Su asistente personal y mano derecha, Sabine, no entendía porque de pronto había decidido mudarse a Boston y empeñarse en asentarse ahí. Bueno, en realidad el tampoco sabía explicárselo del todo. Lo único que tenía claro era que Boston lo llamaba de una manera extraña, la ciudad era grande, sofisticada y lo suficientemente rentable como para atreverse a mover su base de operaciones hasta ahí. Era la única explicación racional que podía dar...luego estaba la explicación sentimentalista; y esa era que vivir en Boston significaba estar más cerca de sus hermanos.

Y es que después de todo lo que había pasado con Adrién y su padre. Jeanluque tenía esta necesidad de proteger a su petit frére que no podía evitar. Siempre seria así y aun cuando sabía que su hermano ya no estaba solo, que contaba con un buen hombre a su lado para protegerlo y amarlo, no podía evitar querer estar cerca por si es que alguna vez volvía a necesitar su ayuda.

Tomó su pequeña maleta de mano, que contaba con una muda extra de ropa y salió de su apartamento. Un inmenso ático que estaba en una de las zonas más exclusivas de la ciudad. Salió al pasillo y se dirigió hacia el elevador con paso firme para luego presionar el botón que lo llevaría hasta el parqueo subterráneo.

Justo cuando salía a dicho parqueo se topó con una hermosa mujer alta, castaña y de una figura impresionante. Se la había topado ya varias veces en el elevador por lo que sabía que vivía en el quinto piso de aquel edificio de apartamentos. Ella siempre le sonreía de manera sugerente y lo veía a través de sus pestañas en un claro intento de seducción y si no estuviera tan ocupado, con la mente centrada en el trabajo, quizá podría haber cedido a la obvia atracción que ella le provocaba.

Por otro lado, Jean estaba cansado de eso. De conocer mujeres hermosas, de meterse en sus camas y no obtener nada a cambio. Estaba  al tanto de que no era un hombre lo que se dice demasiado accesible. A veces solía ser demasiado distante con las personas, era esa la razón por la que resultaba más fácil enfrascarse en encuentros de una noche y no en relaciones serias.

Se hizo a un lado dejándola pasar y sonrio para sus adentros cuando ella paso rozando su brazo antes de darle una sonrisa coqueta. Pero Jean tenía que irse por lo que le dio un asentimiento de cabeza a modo de saludo y dejó el elevador escuchando el suspiro frustrado a sus espaldas.

Jeanluque no era idiota. Sabía que a esas alturas, todos en aquel edifico sabían más o menos quien era él y por ende sabían que su posición económica era envidiable. Por lo que no le sorprendería si aquella hermosa mujer estaba detrás de él solo por los beneficios que podía obtener a cambio. Esa era otra de las razones por las que sus relaciones serias eran escasas y por lo general fracasaban. La mayoría de mujeres con las que había salido, solo querían su dinero y el estatus social que su apellido podría proporcionarles ...estaba cansado de eso.

Para variar, por primera vez quería algo real en su vida. Quería a alguien que lo comprendiera y lo quisiera de verdad. Alguien en quien confiar, alguien que fuera capaz de sobrepasar su barreras, alguien que se atreviera a conocerlo de verdad. Porque era consciente de que ya no era un jovencito, necesitaba estabilidad y sentar cabeza de una buena vez. Porque aunque no lo pareciera, la idea de quedarse solo por el resto de su vida lo hacía sentir triste.

Un amor para James (Suerte # 6.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora