Un amor para James (Suerte # 6.5)

4| Te odio un poco más que antes

Cap (2/2)
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La pierna de James no dejaba de moverse mientras se sentaba en la sala de espera a que su momento de entrar al consultorio de su terapeuta llegara. Quizá no debió haber llegado media hora antes, pero no pudo evitarlo. Se ponía un poco ansioso con la idea de tener que ir a sentarse frente a un hombre que lo vería con amabilidad y le sonreiría como si fueran amigos de toda la vida.

Estiró la mano a un lado, alcanzando una de las revistas que descansaban aobre la mesita junto a su silla. "Aprenda a hacer increibles diseños a Crochet" decía el encabezado. Y aun cuando no le interesaba en lo más minímo, igual abrió la revista. Leyó las primeras páginas sin prestar verdadera atención, pero un par de páginas después ya sabía lo que era una cadeneta, un punto bajo y un punto alto y quizá si alguien le daba una aguja y un poco de lana, hasta podría hacer algo descente. ¡Oye! si seguía leyendo esa revista hasta podría acompañar a su madre a ese club de costura que tanto le gustaba ir...¿O era club de lectura? uf, no lo recordaba.

—Señor Cross, el doctor Lancaster lo recibira ahora— dijo la linda secretaría. Ella era bajita, un poco rellenita pero con unas mejillas que eran estrujables. Aunque no creí que ella estaría demasiado feliz de saber algo como eso.

—Claro, gracias.

Se puso de pie y se encamino hacia la oficina. Aunque realmente parecía más como la sala de estar en un apartamento de soltero. Nada de divanes en los cuales recostarse y divagar sobre las desgracias de su vida. El lugar era amplio, las paredes de un azul celeste bastante relajantes. La habitación incluso tenía un par de pufs de color blanco, una televisión empotrada en la pared y varias consolas de video juego. También había un equipo de sonido bastante descente y hasta una mesa de futbolito en la esquina junto a algunas maquinas de videojuego retro.

En más de una ocasión James se había preguntado si Gavin Lancaster obtendría algo de sus pacientes mientras estos jugaba Pac-man. Bueno, eso era algo que no preguntaría en voz alta.

—¡James! que gusto me da verte luego de dos semanas— los ojos azules de James viajaron hasta el hombre que estaba sentado en medio de la sala con las piernas cruzadas en posición de loto, con sus manos desncansando sobre sus rodillas con los dedos índices y pulgares tocándose formando un círculo. Sus ojos estaba cerrados.

—Ni siquiera estas viéndome— dijo rodando los ojos.

—No, pero acabas de rodar los ojos.

—Espera... ¿cómo lo supiste?— preguntó frunciendo el ceño. Tomando asiento en una silla de mimbre que contaba con un comodo cojín.

Gavin abrió uno de sus ojos, el cual era de un curioso color ambar bastante luminoso. Al igual que su cabello que en ese momento estaba teñido de un color azul grisáceo. El tipo era un total excéntrico, especialmente porque cada vez que  James lo veía, estaba usando un estilo diferente de vestimenta. Aquel día era una camiseta blanca con el simbolo de paz y amor, unos pantalones de yoga, de esos que eran sueltos en las caderas y el tiro y más ajustados en las piernas. Ah, y no estaba usando zapatos.

—Ruedas los ojos demasiado amenudo. Especialmente cuando estas irritado— la sonrisa del tipo era deslumbrante. —¿Quieres algo de beber? ¿Quizá un té de Matcha?

—No se que sea eso, así que no gracias.

Gavin se rió y en un movimiento fluido se puso de pie sin utilizar las manos. Fue hasta su escritorio, se puso un par de sandalías de cuero y tomó su usual libreta de apuntes antes de volver para sentarse frente a él en uno de los pufs. Parecía tan hippie.

—Así que...¿De qué estas disfrazado hoy?— le preguntó recostándose contra el respaldo de la silla.

—No es un disfraz James, se trata de explorar todas las posibilidades de mi personalidad. Así que ahora estoy porbando la faceta del autodescubrimiento espirirual a base de yoga y meditación.