Epílogo

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Cap (2/3)

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Meses después...

Cuando la pequeña alarma sonó imitando el trinar de un ruiseñor, James sonrio y descubrió que no quería irse de aquel lugar. Aunque en sus últimas visitas al consultorio de Gavin Lancaster se sentían de esa manera. Quizá era porque dejó de tomarlas como una obligación y empezó a verlas como algo agradable, como visitar a un buen amigo y es que en eso se había convertido Gavin, en un amigo con quien podía hablar con toda libertad. 

Sus sesiones de terapia eran más espaciadas. Pasaron de ser cada semana a dos veces al mes. Como no podía ser de otra manera, Jeanluque siempre lo acompañaba... excepto aquel día que debía estar presente en una reunión con la junta directiva de su empresa. Le fue imposible ausentarse, pero James estaba bien con eso, de ninguna manera iba a permitirse ser la razón por la que su esposo dejara de realizar sus responsabilidades laborales.

—Supongo que nos vemos dentro de dos semanas — le dijo a su terapeuta. Gavin había cambiado su estilo nuevamente, se había dejado crecer el cabello y ya le llegaba por debajo de las orejas.

—Claro que si. O puede que antes— respondió Gavin como si nada, con la vista fija en su bloc de notas, pero sus mejillas sonrojadas no engañaban a nadie.

—Apuesto a que Hill estara muy feliz de verte por la cafetería — el chico carraspeó y James sonrio malvadamente.

—No se de que hablas.

—Invitala a salir Gavin, ella está loca por ti...o solo loca en general. De cualquier manera ella aceptara salir contigo.

—¿Tú crees?

—Totalmente— se puso de pie y estiró la mano para revolver el cabello del chico — nos vemos. Y no me extrañes demasiado.

—Como no hacerlo, eres mi paciente favorito.

Soltó una carcajada y dejó el consultorio luego de despedirse de la secretaria. El camino a la recuperación había sido bastante tortuoso y en ocasiones aun tenía noches difíciles en donde los recuerdos lo despertaban sobresaltado, pero Jean siempre estaba ahí para abrazarlo, sostenerlo y hacerle saber que todo aquello era parte de un pasado que no le haría más daño. No hubieron más ataques de pánico y cada vez se sentía más cerca de por fin superarlo todo. A lo largo de todos esos meses había aprendido que superar no significaba olvidar, sino aprender a vivir con sus miedos y vencerlos; cada día se volvía más bueno en ello. No volvió a ser el mismo de antes, se atrevía a decir que era mejor. Más feliz, más consciente de la realidad, más entregado que antes. En resumen todo era mucho mejor.

Cuando llegó al estacionamiento se detuvo antes de insertar la llave en la cerradura. Ya que estaba en el centro de la ciudad podía conseguir un pequeño obsequio para su francés. No era demasiado difícil complacerlo teniendo en cuenta su adicción al chocolate. Una buena cosa que Jean gustara de cuidar su salud y condición física, gracias a eso podía comer tanto chocolate como quisiera, porque había que decirlo, James no tendría corazón para privarlo de ese capricho.

Se alejó del auto y volvió a la calle yendo en busca de una pastelería en donde vendían unos moffins rellenos que Jeanluque había amado la última vez que estuvieron en Worcester. Mientras caminaba, su teléfono timbró y no necesitaba ver la pantalla para saber quien era, por lo que se llevó el aparato directamente al oído.

—¿No se supone que deberías estar trabajando?— preguntó con una sonrisa.

Se supone, pero todos están distraidos y te extrañaba demasiado así que decidí llamarte— rodó los ojos pero su corazón se saltó un latido ante esas las palabras tan sinceras. — No estoy interrumpiendo tu sesión ¿cierto?

Un amor para James (Suerte # 6.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora