Empezamos de cero

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-Cuando nos lanzamos al agua podemos distinguir 3 fases: la fase aérea, donde el desequilibrio es el mayor riesgo de accidente, la fase de contacto, donde exponer mayor superficie que los pies o las manos puede provocar graves traumatismos y la fase de emersión, cuando salimos del agua, donde la espuma de la rompiente o las olas pueden desorientarnos y hacernos salir contra las rocas, generalmente cortantes y abrasivas, que pueden provocarnos graves heridas y hemorragias.- El Dr. Guzmán explica a Robert y Mat los peligros de saltar desde un acantilado al mar. - Ana ha tenido mucha suerte, aunque la pérdida de conocimiento nos hace tenerla bajo observación al menos 24 horas, podrá ir a casa con una simple contusión en la pierna derecha. Podéis pasar a verla, está despierta.- el doctor continúa hacia la siguiente puerta del pasillo para seguir dando un diagnóstico a otro familiar impaciente.
Robert entra delante de Mat, ambos se acercan, Mat se queda a los pies de la cama, Robert se pone junto a mi. - ¿En qué pensabas Ana? Explícame qué coño hacías y dame un buen argumento porque te aseguro que te has metido en un problema.- la cara de Robert está desencajada, no le he visto nunca así, me siento avergonzada por la estupidez que he hecho y no tengo excusa para justificarme, le digo la verdad:- yo... lo siento mucho... se me ha ido de las manos... no pensé que hubiese tanto riesgo en saltar, parecía fácil... el chico... él... ¿dónde está?- Mat responde a eso:- ese imbécil se ha ido con un ojo morado, no sé cómo te has podido ir con un desconocido y hacer lo que has hecho pero desde luego si yo fuese tu hermano cuando llegásemos a casa ajustaría cuentas contigo.- Ambos se miran apoyándose con la mirada, yo miro hacia abajo y balbuceo:- ...llegó Elena y yo estorbaba...- Robert me pone una mano sobre el antebrazo derecho diciéndome:- ¿Me estás diciendo que has saltado para llamar la atención?- sigo mirando hacia abajo, me muero de la vergüenza, en voz alta suena a reacción de niña de 10 años. Robert sale de la habitación, cuando pasa junto a Mat le dice:- te espero fuera.- Mat asiente y se acerca hasta mi, se coloca donde estaba Robert:- Ana... ¿en serio?... Robert está cabreadísimo, mañana vendrá a recogerte, a las 11:00 habrán pasado las 24 horas desde el golpe, espero que pienses en todo esto... iré a verte a tu casa por la tarde a ver cómo sigues... yo también estoy enfadado, te podría haber pasado algo realmente grave.- Me dice todo esto con cara de decepción, me parte el alma.

Paso la noche en el hospital, duermo poco, el dolor de cuerpo que tengo no me deja pegar ojo pero no voy a auto engañarme, la decepción de Mat y el enfado de Robert es lo que me tiene en vela.

Amanece, una enfermera entra en la habitación y sube la persiana, me toma la temperatura, me pregunta si he tenido nauseas o dolor de cabeza, niego con un gesto. - eso es buena señal niña, en un par de horas viene el Dr. Guzmán para firmar los papeles del alta, tu hermano ya te está esperando afuera en el pasillo.- Firmados los papeles del alta, me visto y salgo a su encuentro. Robert está serio pero me pregunta si he podido descansar algo y se interesa por mi estado en general, le digo que he dormido poco pero que me encuentro mejor. - Me alegra oír eso Ana, ahora volvamos a casa, parece que tengo que explicarte mejor las cosas.- Eso no me ha sonado nada bien, con el enfado que tiene me temo lo peor. La vuelta a casa se hace eterna, el silencio es abrumador, Robert no pone ni la radio, no está de humor para nada, mantiene la mirada fija en el horizonte, concentrado en la conducción, como si yo no estuviese junto a él, ese vacío duele.

Entro en casa delante de Robert que camina unos pasos por detrás de mi, cruzo el umbral y me dirijo a la sala de estar, tengo intención de sentarme en el sofá y ver una película... me paro en seco, sobre el brazo del sofá hay un cepillo del pelo y un cinturón, no es lugar para dejar ahí esas cosas... -Ana, ven aquí.- Me dice Robert mientras me sobrepasa por la izquierda dirigiéndose al sofá, se sienta.- ¿Cómo?...- estoy perpleja y empiezo a sospechar que Robert tiene la firme intención de castigarme, me pongo nerviosa.

- Qué vengas te estoy diciendo.-

Estoy temblando.- Robert... no... por favor... te he pedido disculpas, son sinceras...- Robert frunce el ceño.- ¿Crees que con que pidas disculpas es suficiente? Está claro que no eres consciente del riesgo que has corrido Ana, ven aquí AHORA.-

Me acerco lentamente, arrastrando los pies... el cuerpo me pesa, llevo un lastre imaginario, es la vergüenza que tira de mí hacia atrás, ejerciendo fuerza opuesta a mi deseo de experimentar que tira estúpidamente hacia Robert. Me coge de la muñeca y caigo sobre sus rodillas, aún llevo el bikini y la camiseta oversize XXL que me puse para ir a la playa, sin pudor alguno levanta la camiseta y baja la braguita del bikini dejando mi trasero vulnerable, lo acaricia un poco, yo no digo nada, creo que no debo empeorar la situación, opto por permanecer quieta, aguardando lo peor.- Ok Ana, parece que te has propuesto experimentar un auténtico castigo, estarás de acuerdo conmigo en que merecido, me parece bien que no hables, conociéndote sólo conseguirías aumentarlo...- dicho esto empieza a darme azotes con la mano, fuertes, seguidos, no se detiene! Cuento mentalmente 40 y sumando... ¡tengo el trasero ardiendo! Asoman lágrimas a mis ojos, empiezo a tener la respiración entrecortada, se hace evidente que estoy llorando, 60 azotes con mano firme y Robert se detiene... -Espero que estés aprendiendo la lección... ¿volverás a ponerte en peligro deliberadamente? Responde Ana.-
-... no... para ya por favor- Robert acaricia mi castigado trasero, que, dolorido recibe las caricias con agradecimiento, mi espalda se arquea involuntariamente, buscando su mano.
- Muy bien Ana, te creo, aún así haré que no se te olvide, te quedan 15 con el cepillo y 15 con el cinturón, no quiero que repliques, sabes que lo mereces.- Me tenso, ¿más? No creo que lo soporte... permanezco callada, no me muevo, siento miedo, verdadero arrepentimiento... pero también una sensación de protección como nunca había sentido.

Levanta el cepillo y lo deja caer desde bien arriba, con toda su fuerza, el dolor es agudo, permanente, Robert me sujeta bien con el otro brazo porque empiezo a moverme, 5 azotes de cepillo y ya no puedo más, lloro, lloro como una niña:- No te muevas! Piernas quietas Ana, si te mueves empezamos de cero.- "empezamos de cero" esa frase penetra en mi cabeza descargando órdenes a cada parte de mi cuerpo, no me muevo, no me voy a mover, quedan 5 azotes, me concentro en contarlos, 1...2...3...4...5. Siento caricias, caricias que calman, y la voz de Robert, que suena menos enfadado:- queda el cinturón pequeña, y todo habrá pasado, habrás aprendido qué no debes hacer, verdad?- sigo llorando, me duele mucho, más que la caída, me duele el trasero, me duele el orgullo, me duele no entender que me esté gustando...- si... no lo haré más... lo prometo.-

Suelta el cepillo y coge el cinturón, lo dobla y de nuevo empiezan a llover azotes, parece que desgarra, es una víbora que muerde cuando se estrella contra mi... pero no me muevo, aguanto, sólo pienso "uno menos" "uno menos" "uno menos"... cuando quedan 3 Robert los acompaña con su voz diciéndome:- NUNCA ZAS!!!!! MÁS ZASSSSS!!! ANA ZASSSSS!!!!- para entonces lloro temblando de manera incontrolable, Robert me levanta de inmediato y me abraza, me acaricia el trasero y me acuna con increíble dulzura...:-ya...ya... no podía dejar pasar esto Ana, jugar con tu vida... me diste un susto tremendo... lo pasé tan mal viéndote flotar inerte en el agua...- y Robert también llora, nos abrazamos los dos y todo está perdonado.

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