Una libélula revolotea sobre la piscina. Recuerdo que hace años le rogué a mi madre tatuarme una en la muñeca, leí entonces sobre ellas, representan cambios que ayudan a resurgir, así como, éxitos, prosperidad, felicidad, fuerza y coraje. Por supuesto mi madre se negó en rotundo, yo aún tenía 17 años, me dijo que todavía era muy inmadura para marcarme de por vida. Pero ver una siempre me ha parecido señal de que se avecina un cambio.
Espero la llegada de Mat tumbada en el filo de la piscina mientras mi hermano termina de recoger la cocina. Pasado un rato sale a darse un baño.
Es bastante presumido y aunque estemos solos sale hecho un pincel, con un bañador corto color turquesa con bandas blancas a los lados, sus gafas Hawkers de Carey y sus Havaianas azul marino. Se para junto a mí.
-Me tapas el sol.- se estira haciendo alarde de su cuerpo perfecto,- ¿te has puesto protector?- me incorporo un poco apoyándome sobre los codos,- en serio Rob, este trastorno tuyo sobre protector seguro que tiene un nombre...- me mira y se agacha para ponerse a mi altura,- si... se llama el síndrome de "aquí manda Robert"- me pasa el bote de crema solar, lo cojo poniendo los ojos en blanco,- no te pases enAna.-
De un salto se zambulle en el agua salpicándome de pies a cabeza,-¿que yo no me pase? Jolines Rob ¡está congelada! ¡Más cuidado!- nada hasta mí y me vuelve a salpicar adrede,- ¡quejica! Seguro que alguna parte de ti agradecerá algo que la refresque... - se ríe en mi cara de mi rojo trasero. A punto de lanzarme al agua y agarrarme a él hasta hundirle suena el timbre de la puerta,- tranquilo... ya abro yo.-
Me levanto y entro en casa por la cocina para pasar al recibidor y abrir la puerta, Mat llega temprano, al abrir se me queda mirando y aunque llevo el bikini me hace sentir desnuda. Solo él consigue que me afecte tanto una mirada. -Pasa.- Le digo haciéndome a un lado, intento que pase él primero porque al estar en bikini si me ve de espaldas va a ver el castigo que me he llevado, -te sigo.- Dice él, tirando por tierra mi plan para evitar la pregunta. Resignada le doy la espalda y me encamino hacia la cocina,- Robert te ha...- rápidamente intervengo la frase,-sí, Robert "me ha".- Me giro de nuevo, mirándole le pregunto, -¿has venido ha hablar de eso?- Mat mira al suelo, se ha dado cuenta de que me ha incomodado la pregunta, sinceramente, sobraba. -No... no, perdona, Ana... ¿nos sentamos y hablamos?...-hace una pausa dramática- ...¿te puedes sentar?- Pongo los ojos en blanco,- ¡ay por Dios, claro que puedo sentarme!- lo hago, con tanto ímpetu por la estupidez de la situación que sin pretenderlo realmente me hago daño, daño que evidentemente se refleja en mi cara, - conmigo no tienes que fingir Ana, podemos hablar de pie...- una voz en mi cabeza grita ¡basta!,- ¡que no!, habla ya...- y comienza a desvelarme lo que tanto me ha estado atormentando.
-Es difícil elegir un comienzo, antes que nada necesito que comprendas que me siento vacío sin ti.- No me lo creo.- Cuando me fui de vacaciones con mi familia, nos acompañaban unos amigos de mis padres de toda la vida, ellos tienen una hija, Sandra,- ese nombre se me clava en el corazón, antes solo era "alguien", ahora tiene nombre, es real,- los dos jugábamos de pequeños, crecimos juntos, nadie podía negar que entre nosotros existía una química especial. Al crecer toda esa sintonía empezó a afectarnos, las hormonas también hacían bien su trabajo... - se ríe,- empezamos a sentir más que un cariño especial y decidimos hacernos novios. Pasaron meses hasta que todo se fue enfriando y lo dejamos. Ellos se mudaron y la relación tomó distancia... al reencontrarme con Sandra, los dos sentimos ese cariño de la infancia y, muy a mi pesar, nos confundimos. -Parece triste,- Fue entonces cuando no era capaz de responder tus mensajes, Ana, las palabras son piedras en mi corazón,- dice parafraseando una de mis películas favoritas, Destino de Caballero, que en este momento haga algo así, me conmueve.- Solo fue un beso. Solo un beso.-
Afectada, le miro,- solo un beso... y ¿ahora qué?... ¿vuelves a estar seguro? ¿Tengo que hacer como si no hubiera pasado nada?- Mat me coge las manos,-claro que no... yo haré que vuelvas a confiar en mí... voy en serio Ana.- En ese momento, Robert entra empapado en la cocina, se sacude el pelo junto a mi, - tío Rob, ¡que estamos en la cocina!- Robert se ríe,- ¿qué pasa Mat?, echamos un Fifa?- Mat sigue sujetándome las manos, parece que Robert no se haya dado cuenta, me las aprieta un poco,- Robert, tengo que decirte algo.- ¿Qué está pasando?- Mi hermano se apoya en la mesa,- tú dirás.- Mat no me suelta las manos y ya empieza a ser raro,- Robert... tu hermana y yo... - Robert no necesita que termine la frase,-¿os creéis que me chupo el dedo? ¡Sabía que había algo! ¡Ya os vale! Tú,- señala a Mat,- si le haces daño será mejor que te escondas bien.Y tú,- ahora se acerca a mi y me rodea con el brazo,- si te hace daño será mejor que me lo digas.- Vuelve a salir a la piscina y se tumba a tomar el sol.
Mat me mira, yo retiro las manos, estoy desconcertada, ¿estamos saliendo de nuevo?
-Ana, te prometo que todo volverá a ser como antes. Esperaré el tiempo que haga falta hasta que vuelvas a confiar.- Se acerca a mi,- ...¿puedo besarte?- pongo una mano en su pecho, le miro,- por favor...-
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OTK
RomanceEn esta historia, Ana, es introducida al spanking disciplinario por quien menos espera, quedando confusa por su propia reacción.