30 minutos se pueden considerar un suspiro o una eternidad.
Sentada en un taburete de la cocina, con el plug dentro de mí y el trasero lo suficientemente castigado, los segundos se expanden ocupando un tiempo ilusorio.
Mat prepara café, mientras lo hace, silba "Happier" de Marshmello. Ha puesto en el reloj del móvil un temporizador, cuando salte la alarma, habrán pasado los 30 minutos y, ahora sí, el castigo habrá terminado.
- Con leche ¿verdad?- se dirige a mí como si no pasara nada, me desconcierta mucho que haga eso porque yo soy incapaz, ahora mismo estoy avergonzada, nerviosa... ¿y él?... si entrase ahora mismo alguien por la puerta y se fijase en su actitud, jamás sospecharía nada de lo que acaba de ocurrir. - Sí, gracias...- paso los minutos moviéndome en el taburete, quejumbrosa intento encontrar la posición en la que no note cada azote y, sobre todo, en la que este maldito aparato no se haga notar más.
Mat se acerca a mí por uno de los lados de la isla con una taza humeante, huele delicioso. La deja frente a mí, me da un beso en la mejilla, pone sus dedos en mi mentón y gira mi cara hasta conseguir que mis ojos se encuentren con los suyos. Su mirada es transparente, tiene los ojos marrones más bonitos que jamás he visto, y la expresión en ellos es tan franca... - Quedan 5 minutos Ana, pronto todo habrá terminado, ¿crees que con este castigo conseguiré al menos que dejes de coger el móvil mientras conduces?- Me parte el alma no ser sincera con él, - yo... lo voy a intentar... de verdad... no te quiero decepcionar...- compungida bajo la cabeza, Mat la vuelve a levantar -Ey... no te reprendo... me preocupa que te pase algo...- Y me besa. Un vehemente beso que me estremece de pies a cabeza.... "pipipipí pipipipí", "pipipipí pipipipí".... ¡no!... ¿justo ahora...? no quiero dejar de besarle.... es nuestro momento... pero él separa sus labios de los míos desequilibrando mi líbido. - Vamos cariño, es hora de quitarte el plug.-
Nunca dejará de sorprenderme la naturalidad con la que trata cada parte del castigo, incluso ahora, cuando para mí todo esto es inédito, él está actuando tan seguro... Con sumo cuidado bajo del taburete, Mat me coge la mano y tira de mí escaleras arriba, entramos al baño, - espérame aquí.- Sale del aseo y regresa con una silla, la coloca junto a la bañera. -Quítate el calzado y las braguitas Ana... y, ya sabes dónde las tienes que dejar, ¿verdad?- Me descalzo y pudorosa meto mis manos bajo el vestido, engancho el elástico y tiro de él hacia mis tobillos, saco un pie, luego el otro... y dejo las braguitas en el cesto de la colada. -Muy bien preciosa, ahora entra en la bañera.- Hago lo que me pide, de ningún modo se me ocurriría contrariarle hoy, una vez estoy dentro, se sienta en la silla que está pegada al borde de la bañera y me pide que me coloque en OTK. Al principio no sabía qué era eso, Mat me explicó que es la abreviatura de "Over the Knees". Recostada sobre sus rodillas quedo con la parte superior de mi cuerpo encima de Mat y las piernas dentro de la bañera.
Es muy atento y cariñoso conmigo, lo es siempre después de un castigo pero hoy está siendo extremadamente delicado en cada movimiento. Sube mi vestido, - Nena, no te muevas, no te haré daño.- Oigo que abre la llave del agua, al principio helada pero poco a poco alcanza la temperatura perfecta, empieza mojando mis piernas y va subiendo. El agua caliente arde al pasar por la zona castigada. Con su mano libre acaricia mi trasero con pequeños círculos concéntricos que se van haciendo más y más pequeños hasta poner sus dedos sobre el plug. Lo mueve un poco, me tenso. - Shh... quieta Ana.- Suelta el grifo de la ducha dentro de la bañera y coloca su mano izquierda sujetando una de mis nalgas mientras con la derecha agarra el dildo y lo saca lentamente, un pequeño gruñido sale de mi boca, - ya está... -
Lo deja dentro de la bañera y coge de nuevo la ducha para darme lo que parece un baño de cintura para abajo. Una esponja natural, suave, rebosante de gel marca rituals es ahora una extensión de su mano que con cariñosos roces me transporta al cielo desprendiendo un relajante olor a cerezo y almendra, tan agradable que cuando termina no puedo evitar quejarme entre jadeos, - no pares por favor... un poquito más...- Mat sonríe, - ¿más? ¿te gusta eh? ¿y qué pasa si hago esto?...- me separa las piernas y apunta la ducha directa a mi clítoris. No tardo ni 3 minutos en llegar al orgasmo. Me abrazo a sus piernas mientras él me acaricia el pelo. Le necesito en mi vida.
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OTK
RomanceEn esta historia, Ana, es introducida al spanking disciplinario por quien menos espera, quedando confusa por su propia reacción.