Robert sale sonriente de la consulta del médico, después de casi un mes, han terminado sus días de confinamiento en casa. Dice que piensa aprovechar cada minuto hasta el final del verano. Su hiperactividad es contagiosa así que empezamos a planear el día decidiendo ir en primer lugar al centro comercial.
Deambulamos absortos por lo llamativo del lugar y vamos parando en cada tienda deseosos de adquirir algún capricho.
Al entrar cogemos rumbos diferentes, guiados por esos gustos personales que tanto nos diferencian.
En mi caso voy a buscar algo de ropa interior, me gusta sorprender a Mat.
En el cristal del escaparate de Hunkemöller aparece el reflejo de alguien conocido. Mi cerebro trabaja a toda velocidad buscando el recuerdo de ese chico, ¡es él! Girando sobre mis pies camino a su encuentro,:- ¡hola! ¿Me recuerdas?- El chico balbucea, qué tímido, no lo parecía en la playa mientras me enseñaba cómo saltar desde aquella altura. Pero no lo hace por mí... es por Mat que con paso rápido viene hacia nosotros como un tren sin frenos. ¿Qué hace aquí? El chico se encoge protegiendo su cara en un acto reflejo de defensa, ahora recuerdo que Mat le dio un puñetazo, no debió hacerlo, la idea de saltar fue mía y también pagué por ello...
Con un movimiento rápido me pongo entre ambos evitando que lo envista, - Mat... ¿qué haces? Ni se te ocurra...- Mat sonríe... me coge por los hombros haciéndome a un lado... se pone frente al chico y sibilino dice:- ¿otra vez tú?-.
El muchacho palidece, en ese momento también aparece Robert que desciende de la planta superior por una escalera mecánica, su cara va cambiando de "saludo efusivo" hacia Mat a "¿qué hacéis con ese imbécil?" y avanza atropelladamente anticipando su bajada.
Miro a Robert, él sabe que ese chico es inocente, y en mi mirada reconoce una súplica que ruega desde la vergüenza, me guiña un ojo llegando hasta Mat y dice:- Ey Mat ¿qué tal? Ana, le dije que estaríamos aquí,-le mira de nuevo- ¿Te vienes a echar un vistazo a Tommy?- mientras le dice esto le rodea con el brazo y lo guía hacia la tienda, alejándolo de nosotros, mira hacia atrás y me lanza una mirada que dice mucho "tienes cinco minutos". - ¡volvemos enseguida!- me dice, con un aviso encubierto de que estará pendiente de mi.
Miro al chico, tímido me dice: -¿Ana verdad?,... no quiero problemas... tu amigo... - le corto. -Perdona a mi amigo, se llevaron un buen susto..., ¿cómo te llamas?-, la pregunta le destensa y esbozando una sonrisa me da su nombre,:- Julio.- Le sonrío,:- Bueno Julio, siento que Mat te culpase de mi mala caída, la verdad... no debí saltar, no sabía hacerlo y está claro que fue peligroso. ¿Qué haces aquí?-, enredando sus rizos entre los dedos confiesa:- te vi entrando al centro y quise acercarme a ver cómo estabas.-
Me parece bastante considerado,- ¡vaya! Gracias... ya me ves... ¡de una pieza!..- me avergüenza un poco la situación y lo nota,- perdóname... me siento responsable de lo que pasó, fui yo quien te convenció para saltar, no me saco de la cabeza la imagen de la caída...- se le ve afectado así que le propongo algo:- dame tu móvil.- Marco mi número. No sé si es buena idea pero ya está hecho. - Escríbeme, ¡tomaremos un café!- Una mano me agarra y tira de mi. -¿Vamos a comer Ana?- el tono de Mat encierra otro mensaje "para ya de hablar con este individuo", sonrío a Julio despidiéndome,- ¡me tengo que ir!... me alegra haberte visto.--y a mí que estés bien. ¡Hasta pronto!-.
Nos sentamos a comer y los dos empiezan a darle vueltas al tema de Julio,- ¡vaya morro! Acercarse... y tú Ana... ¿ya te has olvidado de lo que te pasó la última vez que estuviste con ese chico?- Robert me mira fijamente cuando me hace la pregunta, -no...- contesto bajando la mirada mientras juego con la comida de mi plato. Mat dice sonriendo:-Mira que te gusta meterte en problemas... - le miro frunciendo el ceño,- ¿en serio? ¡Cómo sois! ¡Dejadme en paz de una vez joder! Sólo estaba hablando...- los dos me miran boquiabiertos, Robert habla:- ¡Ana! ¡Ese genio!, no nos hables así, ¡nos preocupamos por ti! - lo miro enfadada, - ¡os pasáis mucho conmigo! ¡No me dejáis hacer nada!- cojo los cubiertos y los estampo contra el plato con tan mala suerte que éste se quiebra y salta en pedazos. Todo el restaurante me mira. El camarero viene y nos pide que salgamos del local. Nos están echando, los chicos están rojos no sé si de vergüenza o de enfado...
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OTK
RomanceEn esta historia, Ana, es introducida al spanking disciplinario por quien menos espera, quedando confusa por su propia reacción.