32. Valiente

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Sigo esperando a Yoongi en clase, desde que se fue a hablar con Nam no ha regresado, le he llamado varias veces el móvil, pero no me contesta. Tiene la mochila aquí, así que supongo que tarde o temprano volverá.

¿Por qué ha tenido que ir a hablar con él? Ha venido para hablarle de Tae. Después de todas las molestias que me he tomado en mantenerle alejado para que no le haga más daño... parece que no sirve de nada lo que hago. No sirvo para proteger a mis amigos.

No ha dudado ni un segundo en dejarme aquí, solo.

Se termina por fin la última clase, miro el móvil de nuevo, pero nada. Ninguna señal de Yoongi. Espero 15 minutos, pero el resultado es el mismo, no aparece.

Recojo su mochila y veo que tiene ahí el cuaderno de tapa negra aterciopelada. Le he visto muchas veces escribir en él, aunque nunca me ha querido enseñar nada de lo que tiene escrito, dice que son sus pensamientos más oscuros y sus composiciones. Me quedo mirándolo embobado durante unos segundos, decido abrí una hoja al azar.

He caído de nuevo, la oscuridad comenzó a envolverme sin siquiera darme cuenta. Antes de que me diese cuenta estaba sumergido en un mar oscuro, donde no podía ni respirar, ni ver. Solamente me ahogaba

Volví a ver una llama, la misma que hace años cuando sentía que la angustia me asfixiaba. Me acerqué a la llama buscando la liberación, pero me ha quemado. La llama se convirtió en fuego antes de darme cuenta, se transformó en dolor, en liberación, en lágrimas, en sangre.

Quiero resurgir como el ave fénix, pero para eso, antes debo convertirme en cenizas.

Yoongi había escrito un par de días antes. Quiero buscarle una explicación lógica, pero únicamente siento miedo, angustia por todo lo que podía llegar a significar. Comienzo a ponerme nervioso, así que cierro el libro como si me quemase y salgo corriendo para buscar a Yoongi. Tiene que seguir por la universidad, nunca dejaría el libro olvidado aquí.

Me acerco a la sala de música y al hacerlo una melodía triste que no reconozco me invade. Veo como Yoongi toca el piano con delicadeza y algo alicaído. Susurra algo mientras sus dedos siguen presionando teclas, creando una hermosa melodía.

El pelo le tapa los ojos, está encorvado, dejando caer las manos de vez en cuando. Todo en él desprende tristeza. Me acerco todo lo sigiloso que puedo a él, pero pronto se da cuenta de mi presencia. Deja de tocar y me mira con ojos esperanzados, pero cuando me ve, vuelven a apagarse. Está claro que tenía esperanza de que pudiese ser otra persona.

Dejo las mochilas en el suelo y entonces reparo en la mancha de sangre de su camisa. No sé si ha sido cosa de Nam o es que ha vuelto a autolesionarse. Lo único que sé es que su herida es profunda y está sangrando, aunque no pueda verle el corazón, sé que lo tiene roto.

-Yoon... -Me callo, no sé ni que decirle. No puedo preguntarle si está bien, es obvio que no lo está. Sigue tocando en silencio- ¿Todo bien con Nam?- Se encoge de hombros- ¿Quieres estar solo?

Solo obtengo silencio como respuesta, no sé si es mejor dejarle solo o estar con él. Pero no sé cómo animarle ni qué debería decirle. Opto por irme y dejarle tranquilo con su música, pero cuando voy a levantarme del banco me agarra de la camiseta.

No dice nada, pero entiendo que es un grito silencioso de ayuda, de necesidad.

Vuelvo a sentarme a su lado, él sigue con la mirada perdida, mirando al infinito. Parecería que no se ha dado cuenta de mi presencia si no fuese porque continúa agarrándome de la camiseta. Me armo de valor y tras pensármelo varias veces le pregunto otra vez.

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