4. Y... ES SOLO EL COMIENZO

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Cuando terminaron las clases, Taehyung y Jungkook caminaban desmoralizados por los pasillos. Habían estado 5 horas escuchando a Alice hablar sin parar de todo lo que les exigía, les había dejado claro que no iban a hacer fotografías ni a pintar hasta que ella lo considerase. Les había dado una lista con varios libros que querían que leyeran y que analizaran, sacando conclusiones sobre cuadros y fotografías y acerca de las técnicas que se utilizaban. Iban tan ensimismados leyendo la lista que ninguno se dio cuenta de que les llamaban.

-Tae! Kook!- Gritaba Jimin mientras iba corriendo hacia ellos –Os llevamos llamando un buen rato- añadió ligeramente molesto cuando llegó a donde se encontraban junto con Jin y Namjoon

-Lo siento, no nos dimos cuenta- susurró Tae, con la mirada todavía fija en la lista.

-¿Pero y esas caras tan largas?- preguntó Jin, mientras cogía a los dos por la barbilla y les levantaba la cabeza hasta que ambos le miraron a los ojos - ¿Qué os pasa?- Mientras tanto Namjoon cogía la lista que sostenía Jungkook abriendo mucho los ojos.

-¿Quién es vuestro tutor?- Pregunto Namjoon – Porque es un cabrón si os ha mandado todo esto el primer día.

-Alice, ¿habléis oído hablar de ella?- Preguntó el menor de todos.

En ese momento Namjoon y Jin se miraron de manera complice, ambos sabían la fama que tenía Alice, era la profesora más estricta y más zorra que había en todo el campus. Era conocida por tener escándalos con sus alumnos, por cómo les trataba y todo lo que les exigía.

Los mayores daban palmaditas a Jungkook y Taehyung, intentando reconfortarles de alguna manera, sabían que iban a pasar unos años duros y el comienzo sería lo peor de todo.

-Tiene fama de ser algo estricta- respondió Nam - pero no os preocupéis, es solamente el primer día, las cosas irán mejorando, ya lo veréis. – Dijo sin estar muy convencido de ello- ¡Por cierto! ¿Sabéis que? Hoy he ejercido de Hyung en la facultad con dos chicos de primero que andaban muy perdidos...-

Y procedió a contarles todo lo que había sucedido con Yoongi y Hoseok, en un intento en vano de animar a los menores, los cuales iban escuchando la conversación intentando evadirse y dejar de lado la carga con la que habían salido de la universidad en su primer día.

Detrás de ellos iba un desdichado Jimin que había perdido toda la ilusión de contarles a sus amigos todos los pases de baile que había aprendido y lo feliz que había estado en clase. Felicidad que se había esfumado al ver a sus amigos tan decaídos caminando juntos mientras se agarraban de los hombros.

Al rato se separaron y Taehyung llegó a casa, no le apetecía nada mirar los libros o las cosas de las que habían hablado ese día en clase, así que se duchó y se dirigió a la habitación donde descansaba su caballete. Se quedó parado frente al lienzo blanco durante al menos 1 hora sin que la inspiración llegase a él. Abatido y cansado salió del cuarto y se tumbó en la cama, deseando que los próximos días fueran mejores que ese.

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Yoongi y Hoseok salían con la cabeza llena de palabras y técnicas nuevas que les resultaban confusas. El profesor Lee había decidido empezar desde el primer día con la materia para que cogiesen ritmo. Para lástima de Yoongi había mucha teoría y nada de práctica.

Hoseok nada más salir por la puerta de la facultad dio un salto y cogió una bocanada de aire levantando los brazos hacia el cielo.

-Yoongi, ¿no te sientes bien al salir a la calle después de 5 horas intensivas?- preguntó el castaño con una sonrisa en sus labios.

-Estaba ya harto de estar dentro, entiendo que debamos aprender y tener una base, pero ¿por qué ha dicho que no nos va a dejar tocar un instrumento hasta el segundo cuatri? No me parece justo, menuda mierda- Respondió con cara de malas pulgas y sorprendiendo a Hoseok, que no se esperaba un ataque de sinceridad ni una frase de más de 4 palabras por parte del pelinegro.

-Supongo que es la mejor forma de aprender, si ellos lo hacen así... ¡será por algo!- Yoongi resopló y dio la razón a su compañero, para que se callase más que por creer que realmente era cierto lo que decía.

Acto seguido Yoongi levantó la mano a modo de despedida y se encaminó hacia su casa, el chico del gorrito marrón corrió hacia él y por más que Yoongi quisiera caminar solo, el otro no se despegaba de él y hablaba cual cotorra. Cuando se separaron sus caminos, Yoongi tardó 5 minutos en llegar a su casa. Tiró la mochila encima de la cama, se duchó, se puso el pijama y se sentó en la cama. Puso música y dedicó un par de horas a hojear los diversos apuntes que había escrito en clase. No le suponía ningún problema el leer las partituras o escribirlas, había estado años acudiendo a clases de piano, esto le resultaba una pérdida de tiempo. . Lo que más miedo le daba eran las clases de canto y eso que todavía no las había comenzado, nunca había cantado, le daba demasiada vergüenza intentarlo incluso. ¿Por qué para componer y tocar tenía que saber cantar? Otra cosa más que tampoco entendía del sistema de la facultad. Recogió todo, se recostó y con la suave melodía del aire moviendo las hojas de los árboles, se quedó dormido.

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Las siguientes semanas fueron frenéticas para los chicos. Hoseok era feliz escuchando música y aprendiendo partituras. Al contrario que Yoongi, él no tenía ni idea de leer una partitura y mucho menos de escribir en ella, así que llevaba unas semanas sin parar de ojear libros y más libros y preguntando a su amigo mil y una cosas. En estas semanas se la verdad es que habían congeniado bastante bien. El castaño alegraba a Yoongi con sus tonterías y este se sentía cada día más cómodo a su lado. Hoseok se dio cuenta de que a su amigo le extasiaba la música, le alegraba ver como un chico tan callado como él, hablaba emocionado explicándole simplemente la diferencia entre una corchea y una semicorchea, cosa que en el fondo a Yoongi le aburría de sobremanera, porque le parecía lo más sencillo del mundo.

Yoongi llevaba unas semanas empeñado en enseñarle a Hoseok como leer una partitura, este progresaba rápidamente y el pelinegro se sentía orgulloso de su amigo y de él mismo, por fin podía serle de ayuda a alguien. Era la primera vez que alguien agradecía a Yoongi por enseñarle o simplemente por pasar su tiempo con él, y este no sabía cómo sentirse ni cómo gestionarlo.

Yoongi se sentía incompleto, él quería tocar, pero en casa no tenía piano y el de la facultad estaba ocupado hasta que se terminaba el horario de clases. Así que le decía al chico del gorro de bellota que se fuera a casa sin él, poniéndole cada día una excusa diferente. Porque Yoongi se dio cuenta de que los profesores solían irse a la misma hora y de que dejaban la sala del piano vacía y sin cerrar, así que comenzó a frecuentar la sala cuando todo parecía quedarse desierto. Todas las tardes se sentaba enfrente del piano y en ese momento recordaba que por muy cansado que estuviese, por muchas veces que estudiase las mismas cosas, o por mucho miedo que le diera el día que le tocase cantar; todo eso merecía la pena, aunque solo fuera por esos momentos. Tocaba canciones de Mozart, Beethoven, Chopin... y cuando estaba de mejor humor e inspirado componía canciones o tocaba libremente. Ese se convirtió en su mejor momento del día, no necesitaba nada más. El piano y él; él y el piano. Solos los dos. 


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*Estaba asustado, pero no incliné mi cabeza. Estaba asustado, pero solo corrí.*



Se avecina drama, Sara, no me amenaces,  por favor

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