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— ¿Te debo? —miró enojado al puertorriqueño, quien luego de la reunión se había acercado corriendo a él justo antes de que saliera de la sala.

Los ojos de algunos de los presentes en la sala se habían desviado inevitablemente en su dirección, pero no era un detalle que realmente le importara mucho al moreno en ese momento. El hecho de que un contrario conocido se precipitó a su presencia de manera repentina era lo suficientemente importante para que su corazón doliera un poco, monopolizando su atención completa. Y mientras el dolido se centraba en evitar dejar salir sus pensamientos y parecer algo más digno, el que alguna vez fue un amigo hizo algunos ademanes nerviosos, intentando acercarse a él un poco.

—Bueno... En realidad no que yo recuerde, pero...

—Entonces ni me hables, piérdete —apartó la mano del de franjas y una estrella con brusquedad—. Váyase al diablo.

Y siguió caminando, llegando únicamente a escuchar dos palabras salir de la boca del que antes había querido con fuerza y seguía queriendo.

—L-lo... Siento...

Suficientemente temeroso por su destino, ignoró esa disculpa. Su corazón estaba retorciéndose en las ganas de perdonar, oprimido su pecho.

Pero no solo su corazón apretaba, sus puños también se habían cerrado en sus ganas de golpear a alguien.

De nada iban a servir solo dos palabras, al fin y al cabo. Con dos palabras no se arreglaba una amistad, con dos palabras no se borran los improperios contra su persona que habían salido de esos labios. Y si por unos rumores se había alejado, ¿Qué le aseguraba que luego de perdonado no lo iba a volver a hacer?

—Demuéstralo y luego hablamos. Tienes una oportunidad.

Y salió de allí, con el alma en un puño y sus propias palabras picando en su paladar.

Porque Puerto Rico fue su mejor amigo, porque confió plenamente en él. Pero se amaba, y no iba a aflojar la mano tan fácilmente. Un corazón tan roto, uniéndose frágilmente por el recuerdo de una amistad antigua, era una reliquia que con sumo cuidado debía mantener.

Una oportunidad... Solo una, tú, maldito traidor.

Se largó de ahí, huyendo de las miradas. Estaba listo para ejecutar con cautela sus ideales y liberarse de todo aquello.

Alzando Vuelo [Countryhumans]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora