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El japonés miró la caja envuelta que entre sus manos yacía, dudoso.

— ¿Creen que le agrade esto? —preguntó, rascándose un costado de su rostro.

—Si no le gusta, entonces le damos el plan b —China sonrió, alzando un plato desechable lleno de fritos y pollo. Aunque este fuera tapado, el olor que desprendía era fácil de reconocer—. Y si tampoco sirve, entonces nos podemos llamar perdedores.

Japón hizo una mueca.

—Demasiada grasa.

—Gracias, Supongo.

—Ya casi llegamos —Alemania intervino—. Espero que no hagan una de sus tonterías, ¿de acuerdo?

— ¡Si!

—No prometo nada.

Alemania a veces se comportaba tan autoritario como cuando era Nazi, pero eso era algo normal para el Nipón y China. Los tres eran amigos de la infancia, si bien es cierto que en un tiempo tuvieron sus grandes conflictos por la guerra, también era cierto que seguían comportándose entre ellos como unos niños. Aunque Alemania tendía a portarse más como un mandón, solo a veces.

¿La razón? No había ninguna, solo era así y ya.

Alemania era "el seriecito que da miedo de vez en cuando" (a palabras del dominicano, cuando eran todos muy amigos). Japón y China eran las potencias con complejo de bebés pero poder de dioses.

De todas formas, esos eran los mismos que el dominicano apreció.

Alzando Vuelo [Countryhumans]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora