Alzando Vuelo [Countryhumans]

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—Y al otro día... —El dominicano, sentado solo en un banco mientras Polonia y Santo Domingo "negociaban", esperaba la llegada de otro de sus hijos con semblante de impaciencia.

Ya iban a ser las nueve de la noche, cuando llegaron a las siete en punto. ¿Qué tanto hacía Peravia que estaba tardando?

— ¡Ción paaaa! —un gritito seguido de un fuerte abrazo fue lo que recibió por tanto pensar y no fijarse en que su niño ya había llegado.

Un poco más bajo que Santo Domingo y él, Peravia era una provincia muy cariñosa cuando se lo proponía.

Algunos países enternecidos veían todo desde lejos, preguntándose si sus hijos estarían así con ellos al volver.

—Perdón por tardar, ahora fue que leí tu mensaje, a San Cristóbal se le ocurrió la maravillosa idea de econdeme el celular —soltando a su padre del abrazo, la provincia empezó a hablar—, por cierto, ¿vino papá España?

—No, en esta ocasión no...

—Tarda demasiado en visitar —Peravia soltó, entrecerrando los ojos con molestia—. Pero yo quiero que venga, quiero que vea el proyecto.

—A veces uno no puede, manguito —sonriendo con sorna, el moreno pasó la mano en el cabello alborotado de la provincia. Se puso de pie, abriendo los brazos con una sonrisa—, ¡ahora venga para acá y abráceme bien!

Y entonces el de gentilicio banilejo se lanzó a los brazos de su padre con una enorme sonrisa. Era casi como si sintiera que volvía a ser un niño, y eso es lo que pasaba con todas las provincias cuando volvían a ver a su padre luego de un par de meses.

— ¡Ción pa! —la fuerte voz de otra provincia acompañó el momento, justo antes de que San Cristóbal se lanzara a abrazarlo también por la espalda.