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5:46 de la mañana. 
Se sintió sin vida.  Su cuerpo parecía vacío de todo y por todo, por falta de fuerza o estado de ánimo.  Miró sus muñecas desnudas frente a él, dejó escapar un suspiro. Si solo hubiera sido así, habría soportado el drama de sus padres cuando lo encontró acostado en el baño con las muñecas abiertas, tal vez así podría usar unas muñequeras rosadas, como las que usan los homosexuales en las películas cuando intentan y fallan, como  si necesitaran más humillación, pero no.

Estaba ahi tirado en medio de una oscuridad gris y borrosa. Tenía suficiente energía para darse la vuelta y mirar al techo. 

Tal vez si lo hubieran encontrado una mañana así con otro hombre en su cama, podría haberse despertado enojado, echar al intruso y luego, a media mañana, bajar a almorzar y actuar como si fuera  lo más normal del mundo y no había nada de qué escandalizarse , a pesar de su corta edad, de esa manera también podría encontrar el valor que claramente no tenía

Se volvió a rendir. A sentirse avergonzado, también pudo decirlo en voz alta a sus padres y tal vez así todo el mundo lo hubiera llenado de animosos "eres valiente", pero es que no lo era. Alguna vez escuchó a su hermano en voz baja hablar de él con su amigo: "es muy débil, se asusta por todo"

Y claro que era débil , pero ahora a sus casi 17 años ya no lo demostraba constantemente... hasta ese beso inesperado y sofocante en un salón vacío después de clases, cuando un ataque de pánico lo hizo petrificarse y luego caer en crisis que no paró hasta que ese chico desapareció de ahí enfurecido por lo que había pasado.

Todavia al cerrar los ojos podía verse y sentirse al borde del colapso; temblando, tirado en el piso pensando que pudo haberlo detenido, la conversación estaba dirigiéndose hacia ello, pero no lo hizo, los modales a veces tenían algunos aspectos negativos, como hacer cosas que no quería. Hasta que llegó su madre se paró y la pudo abrazar.

6:32 de la mañana. No era valiente. 

Y peor aún, no tenía ninguna razón para no salir de la cama cuando el despertador sonara. ¿Qué iba a hacer? Afortunadamente nadie se había enterado del incidente y dudaba que aquel chico fuera a divulgar su fracaso a toda la escuela. Sus padres saben que fue un simple ataque de ansiedad.  "Es normal en chicos a los que se les exige..." Llegó a sugerir el siquiatra que lo trató en urgencias. "¡Pero sí nosotros no le exigimos buenas notas!" Aseguró su madre un poco preocupada.  Volvió a temblar y está vez las lágrimas lo traicionaron y salieron, haciéndolo sentir peor. No había conseguido la fuerza necesaria para contarle a su madre lo que había ocurrido.

7:00 de la mañana, la alarma por fin sonó y el control en su vida volvió a su cuerpo.  Se puso de pie y tomó sus lentes delgados, grandes y negros y caminó hacia la ventana. El día amanecido radiante, a pesar de ello tenía frío. 

Tenía la costumbre de morder su pulgar, pero al sentir sus labios, unos mareos se apoderaron de él. Su cuerpo se sintió débil, ¡había sido desagradable! ¿Cómo no lo detuvo? ¿Qué pasaba con él? Se sentía tan cobarde llorando por todo a la más mínima preocupación. 

Salió del cuarto de baño más vacío pero con menos tenso pero dudaría poco. Era un desastre, revisaba y revisaba la ropa. Se miraba, nada parecía quedarle bien, aunque todo le quedaba bien y a pesar de que sólo tenía sudaderas, jerseyes, camisas y pantalones que no daban demasiado juego.

Respiró profundo antes de abrir la puerta y salir por completo. Tuvo que hacerlo un par de veces, no se sentía seguro de mostrarse frente a su familia; tuvo que dispersar todas esas risas que en su cabeza se generaban. 

Sí es que no debió dejar que llegara tan lejos. ¿Cómo es que un beso podía robarle toda su tranquilidad? Y peor aún, ¡uno que no había autorizado! 

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