I Kissed a Boy •NJ•

3

—De verdad soy un idiota.

Jin era del tipo de persona que nunca había bebido hasta el punto de olvidarlo todo. Había bebido al punto de no poder parar de vomitar, había bebido al punto de no saber qué carajos hacía. Pero al siguiente día, al final de cuentas, siempre recordaba.

Esa vez no fue la excepción.

—Oh vamos Jin, fue solo un beso. Además estabas ebrio, no es como si te hubieras acostado con él—intentó calmar Jungkook.

—Pero fue con un chico. Y no un chico cualquiera, fue con Namjoon—suspiró frustrado—engañe a mi novia y a mi hermana al mismo tiempo, no lo puedo creer.

—Dijiste que Nam te alejó ¿No? Bueno, tal vez él estaba totalmente consciente de que estabas ebrio—ayudó Jimin—No creo que vaya a decir algo. O siquiera a acordarse de ello.

—Eso no evita que lo recuerde—explicó— ¿Saben lo que más me atormenta? No recuerdo más.

—¿Qué quieres decir?—inquirio Tae, frotando su brazo con el de su novio.

—Recuerdo el beso. Pero no recuerdo por qué lo hice. No recuerdo cómo se sintió, ni lo que pensaba en ese momento. No recuerdo mucho la expresión que tuvo Nam, no recuerdo.

—Tal vez solo querías intentar algo nuevo—excusó Jimin.

—O quizá la valentía vino de tu trago—burló Tae—perdiste la discreción, amigo.

—Puede que solo fuera curiosidad. Algo llamó tu atención y...—intentó decir Jungkook.

—Y lo besé, me gusto, pero solo para intentar—gruñó Jin—No. De eso nada.

Jin se puso de pie, alejándose de la mesa donde se encontraban sus amigos. Ninguno de ellos lo siguió, tal vez solo necesitaba un momento a solas.

Caminó a paso tranquilo por el pasillo que se encontraba parcialmente vacío, deteniéndose en seco cuando reconoció la cara de su novia entre un grupo de chicas que llevaban puestos los uniformes de porristas.

Su novia siendo la que encabezaba aquel grupito.

—¡Jinnie!—gritó Hilee, corriendo con emoción hacia su novio.

—Hermosa—siseó, tomándola por la cintura en cuanto pudo.

Jin solo podía pensar. "Espero que no le importe"

Porque claro que se lo iba a decir y ella entendería que había sido una locura. Una tontería. Es decir, ni siquiera recordaba cómo se había sentido en ese momento, no recordaba tampoco que los labios de el rubio aquel eran suaves, sumamente suaves, y sabían a cerveza. Quizá un poco a cerezas. Él no recordaba ¿cierto?

Mierda.