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—Escuché que estabas deprimiendote y llorando como un bebé—fue lo primero que dijo al entrar a su cuarto—así que vine a burlarme de tu miserable vida.

Jin soltó un bufido desde su cama. Era demasiado temprano para tener que lidiar con el castaño, pero no lo iba a correr. Por ahora.

Taehyung le dejó una bolsa llena de gomitas en la mesa de noche a un lado de su cama, soltando la con brusquedad.

—¿Qué quieres?

—Woah, cuidado con tu tono de voz.

Taehyung se paseó por el cuarto, viendo más de lo que seguramente el pelinegro le dejaría, pero Jin estaba demasiado ocupado revisando el contenido de la bolsa que Taehyung le había llevado.

El castaño se detuvo frente a su escritorio, una foto le llamaba mucho la atención. Más bien, un Marco que tenía tres fotos dentro.

La primera era de Jin y Jungkook juntos, estaban frente a la casa del mayor y la foto debió haber sido sacada hace ya muchos años. La segunda, era una en la que estaban los dos amigos y él. Lo habían obligado a sacarse una foto en el cumpleaños de Jungkook. Y la tercera...la tercera era una foto de ellos dos.

Lo que le llamaba la atención de esa foto, es que él no tenía ni idea de la existencia de esta.

—Puag, gomitas ácidas de sabor horrible—se quejo Jin, sin percatarse de lo que miraba el castaño—si me querías dar gomitas ácidas, al menos hubieras escogido de las buenas.

En la foto, Taehyung reía, cosa rara ya que él no lo hacía muy a menudo. Jin lo observaba, una sonrisa llena de ternura adornaba su rostro. Él recordaba ese día.

Taehyung había estado muy molesto con todos. Con su hermano, por ser un idiota. Con sus padres, por ser unos buenos para nada. Con su novio, por comportarse como un cretino.

Pero entonces Jin lo había llevado junto con Jungkook a un parque, mientras hablaba de lo importante que era la comunicación entre las personas para tener una relación fuerte y sana.

Y cuando terminaron de hablar Jungkook y Taehyung, Jin dijo un chiste. Uno tan malo como todos los que solía hacer, pero Taehyung había reído.  Él lo había hecho.

—Quiero que hables con mi hermano.

Jin dejó de quejarse sobre lo mal que sabían aquellas gomitas ácidas en cuanto escuchó al castaño hablar.

—Seguro, ¿sobre qué?

Él no entendía. Taehyung se dio cuenta.

—Una vez dijiste que la comunicación era importante, para una relación sana y fuerte—recordó Taehyung.

—Lo hice. ¿Quieres que hable con tu hermano sobre eso?—cuestionó el pelinegro.

—Si. Eso sería bueno. Estoy seguro de que te escucharía.

Taehyung se dio una palmada en la cara internamente. ¿Qué estaba haciendo? Se sentía como si lo estuviera engañando.

Aunque, en realidad, no lo estaba haciendo. Jin no preguntó quién era su hermano.

—De acuerdo...¿cuándo?

—Que sea mañana mismo.

I Kissed a Boy •NJ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora