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Hyunsin no era una chica que supiera rendirse.

Sabía tomar control sobre las cosas en las que ella quería tomar control. Su relación con Namjoon era una de esas cosas.

La última vez que había intentado a llegar a más con él, terminó en una discusión.

—No me quieres tocar, es eso ¿cierto?—había dicho Hyunsin.

—Deja de ser ridícula.

—El único ridículo aquí eres tú Namjoon—reclamó—deberíamos terminar si tan difícil se te hace estar conmigo.

Había bromeado, de verdad. Solo estaba jugando, para espantar a Namjoon.

—Cteo que tienes razón—respondió él—Deberíamos terminar con esto de una buena vez.

Le reclamó, le gritó, lo insultó. Y él solo se había quedado ahí parado, recibiendo todo lo que ella tenía para aventar.

Pero ella había preguntado algo antes de dejarlo ir.

—¿Hay alguien más, cierto? ¡¿Es eso?!

Y él lo había negado.

—Deja de gritar Hyunsin, estoy aquí. Te escucho. Y no, no hay nadie más. No hay.

Lo había negado casi con pesar. Y eso no lo iba a dejar pasar.

Era por eso que en este momento estaba ahí. En casa de Namjoon, para poder volver como si nada hubiera pasado. Necesitaba tener el control de la relación. Y si alguien la terminaba, no iba a ser el rubio.

Pero en ningún momento se imaginó que vería aquello.

Su hermano. Con un carajo, su jodido hermano, medio desnudo en la cama de Namjoon. Y el muy hijo de perra, entre las piernas del pelinegro, besandole la polla.

Maldición, ¿era eso una maldita broma?

—Hyunsin, esto...no es lo que piensas—habló Namjoon, sin nerviosismos ni tartamudeos.

—¿Ah no? ¡¿No estabas a punto de follar con mi puto hermano?!—gritó, enfadada—¡No seas ridículo, Namjoon!

—Eso sí es así—respondió con calma el rubio—pero sé que piensas que él es "la otra persona" y las cosas no son así.

Hyunsin se rió con sarcasmo.

—H-hyunsin...yo...yo no, yo lo siento...lo siento mucho yo-

El pelinegro era solo balbuceos en ese momento.

—Cierra la boca—espetó Hyunsin—solo sabes usarla para cagarla.

—No le hables así Hyunsin.

El rubio le miraba como si fuera a levantarse y golpearla si ella decía algo que memospreciara a Jin. Y no estaba muy lejos de la realidad, aunque claro que el rubio jamás la golpearía...pero no estaba demás decir que estaban en su casa, él podría sacarla con facilidad.

Se dio cuenta entonces, que él jamás la había defendido. Ni una sola vez.

Ella salió con la cara roja por el enojo, azotando los pies al bajar las escaleras y cerrando de un portazo al salir de la casa.

Namjoon suspiró de alivio, su cuerpo relajándose hasta que escuchó los sollozos del chico detrás de él.

Por los gritos de Hyunsin, no se había dado cuenta de cuando el pelinegro había empezado a llorar.

—Hey—llamó, acercándose a él con rapidez—No llores, haces que duela.

—Namjoon, a mí ya me duele.

I Kissed a Boy •NJ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora