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Sin palabras.

Era la única manera de describir tanto a Namjoon como a Jin.

"No creo que haya sido solo un experimento."

"Tal vez solo necesites rascar un poco la comezón."

"Igual, si te gustan los chicos que más da. Lo que sí esta jodido es que sea el novio de tu hermana."

"Enamorandose por un solo beso, que idiota."

"Naturaleza humana mis bolas, esa sí es naturaleza humana."

"Tal vez solo necesites aclarar lo que sientes."

"Lo que queda es lo que importa."

Y una mierda. Sus amigos y su ex novia, que resultó ser una gran amiga, estaban haciendo de su cabeza un lío.

Necesitaba aclararse, con él mismo y con Namjoon. De una vez por todas.

Era por eso, que él estaba ahí, parado frente a el rubio que no abandonaba su cabeza.

—Yo...pasaba por aquí—dijo—Tengo que hablar contigo.

—Claro, pasa.

El rubio intentó que no se notara lo nervioso que se sentía al lado del chico. Es que, joder, no dejaba de pensar que era hermoso. Simplemente algo precioso.

—¿Sucede algo con Hyunsin?—preguntó Nam, tratando de descubrir las razones del pelinegro para querer hablar.

—No, no es nada con ella—respondió. ¿De verdad tenía que mencionar a su hermana? Ahora se sentía peor.

—Oh, lo siento es que creí...bueno, es solo que nosotros no hablamos, así que no se me ocurre nada para que quieras hablar conmigo.

Eso era cierto. Ellos no hablaban. Se miraban, demasiado, cuando el rubio iba a su casa mientras sus padres no estaban. Sus padres conocían a Namjoon solamente por nombre, pues su hermana nunca lo había querido presentar.

—Lo sé.

No supo qué más decir. Estaba en blanco. ¿Para qué había ido a su casa? ¿Qué quería probar?

—¿Seokjin, qué sucede?

—Yo...no tengo ni la menor idea—admitió, sentándose en el sofá del chico, sus ojos pidiéndole que se sentara a su lado—me siento perdido.

Namjoon no supo que decir, pero entendió muy bien el significado de sus palabras. Últimamente él también estaba muy perdido.

—No sé qué sucede conmigo Nam.

Namjoon se paralizó un momento. ¿Nam? Nunca nadie le llamaba Nam. A él no le gustaba. Entonces ¿por qué quería escuchar al pelinegro llamarlo así más seguido?

—No entiendo Jin, lo siento—confesó. Poniendo una mano sobre la contraria, porque a pesar de no entender lo que el pelinegro quería decir, sí que quería que supiera que estaba para escucharlo.

—Yo...Nam, me gustan mucho tus labios.

La sinceridad en sus palabras fue abrumadora para el rubio. Ah, con que esto se trataba del  beso.

—Jin, a mí también me gustan los tuyos, pero no entiendo qué tiene que ver eso con nada—dijo, haciéndose el desentendido.

—N-no es...lo que quiero decir. Dios, esto es tan difícil—susurró.

—¿Jin?

El pelinegro miró fijamente los ojos del chico sentado frente a él. Sintió la zona de su mano, que el rubio tocaba, arder.

Lo besó. Lento, suave, dulce.

Namjoon no supo cómo reaccionar. Se quedó ahí, hecho roca, con los labios del menor moviéndose nerviosamente sobre los suyos.

Fue un reflejo, o al menos jura que lo fue, cuando se inclinó para aumentar la intensidad del beso y poder corresponder a este correctamente.

Namjoon, en un movimiento rápido, sujeto a Jin de la cintura y con una fuerza desconocida para el pelinegro, lo subió a su regazo.

Las piernas del menor a ambos lados de las propias.

Jin se detuvo.

—E-espera, no podemos...mi hermana...—habló, interrumpiendo el beso.

—Tú hermana...ella y yo terminamos—interrumpió al pelinegro sobre sus piernas.
Inconscientemente, acariciando los muslos del chico.

—Ah, yo no sabía.

Jin se sonrojo cuando por fin se dio cuenta de su posición. Pero a la mierda todo, los labios del rubio eran adictivos, fue por eso que volvió a atacarlos.

Namjoon acarició su espalda con una mano, mientras que la otra subía y bajaba por los muslos del menor.

Jadeos incontrolables fueron soldados por ambos.

Namjoon, con las manos en la cintura del chico, comenzó a levantarse.

—Sujetate—murmuró sin aire.

Jin le rodeó el cuello con los brazos mientras sus piernas se sujetaban alrededor del rubio.

El mayor subió las escaleras con Jin en brazos.

Entraron, muy a duras penas, a una habitación que se encontraba al fondo del largo pasillo.

Con dificultad, el rubio dejó a Jin sobre la cama, tratando de ser lo más cuidadoso posible. Como si fuera a romper al chico si era rudo.

—¿Tu...estás seguro? Una vez que empiece no me vas a detener—habló agitado el rubio.

—No te estoy deteniendo ahora mismo—respondió—entonces no sé qué esperas.

Y eso le bastó a Namjoon para quitarse la camisa y lanzarla a ningún lado en específico de la habitación.

Jin jadeo. Carajos, el cuerpo de Nam era algo jodidamente perfecto.

El rubio sonrió con arrogancia por la reacción del menor.

Los besos volvieron a hacerse presentes en la habitación. La ropa de Jin fue despojada de su cuerpo, quedándose únicamente con su ropa interior, al igual que el mayor.

Namjoon se levantó al pie de la cama, para observar al chico que estaba sobre su cama, jadeando y observándolo con impaciencia.

—¿Qué haces?

—Eres hermoso, Jin. Joder que lo eres.

Se acercó a las piernas del chico y las levantó.

—Tan...

Un beso en la cara interna de su muslo izquierdo.

—...jodidamente...

Otro en la cara interna de su muslo derecho.

—...hermoso.

Sus labios se posaron con delicadeza sobre el bulto cubierto, dentro de los calzoncillos del menor.

El gemido que salió de entre los labios de Jin no hizo más que aumentar el deseo de Namjoon. Y bueno, tal vez Nam había descubierto otra de las muchas cosas que le gustaban del rubio.

—¿En serio, con mi hermano? ¡Son una mierda!

I Kissed a Boy •NJ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora