3. Torre de Vigilancia

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Dos días después.

Habían pasado dos días desde el encuentro que tuve con Fran. Es cierto que había entrado en su habitación pero sabía donde tenía que ir para conseguir lo que buscaba. El pacificador de Mammon. Me pidió que sí le pasaba algo, que yo se lo guardara. Entre nosotros había un gran vínculo, pero nada más, sólo amistad (al menos por mi parte).

Recuerdo la cara de la rana. Se puso pálido al instante y muy rígido, más de lo que ya parecía.

-Quiero saber de ti

No me había dado cuenta de que se había acercado a mi. Subido a una rama de un árbol, creí que nadie me encontraría.

-¿Como que saber de mi?

-Pues eso... Ya que somos compañeros quiero saber sobre ti.

En eso la rana tenía razón...

-Pues... Me llamo Belphegor. Prince the Ripper. 25 años. Anillos de Tormenta. Fui príncipe de un país muy lejano y maté a mi hermano gemelo Rasiel cuando tenía 8 años y por consiguiente a toda mi familia y a la gente de mi reino. Ushishishi...

Su cara era de risa. Sobre todo al final. En resumidas cuentas eres un asesino muy sanguinario. ¿Qué podía hacer?

-Tú turno rana estúpida.

-Fran. 20 años. Anillo de la Niebla. Manejo ilusiones desde niño. Nací en Francia. No recuerdo más.

-¿Cómo?

-Fui golpeado con un queso y perdí la memoria.

Dios, qué lerdo hay que ser para que te pase eso...

-Mi arma son los cuchillos y mi caja arma Mink, mi Visone di Tempesta.

Liberé a Mink de su casa al insuflarle llamas de mi anillo. Se enrolló en mi cuello como solía hacer.

-¿Tú caja arma es un hurón con llamas? Pe-no-so...

Eso me enfadó bastante. Podía pasar que se metieran conmigo o con mi forma de ser, pero con Mink... Ahí la cosa cambiaba. Noté cómo Mink se crispaba y se ponía en posición para quemar a ese idiota. Me gustaría verle en llamas, pero si eso pasaba, el jefe borracho, me coseria a balazos, así que tuve que tranquilizarle.

-La próxima vez le dejaré quemarte.

Levantó una ceja como ofendido y un tanto agradecido. Era por todos sabido que las llamas de tormenta (como las mías), tenían un carácter de degradación, es decir, todo lo que tocaban mis llamas ardia.

Desde nuestra posición en una de las torres de vigilancia, se veía el lago. Cuántos recuerdos se me venían a la mente, tanto recientes como de cuando era niño.

El jefe borracho nos llamó, tenía una nueva misión para mí, digo para nosotros...

-Nunca me acostumbraré a tener un compañero.

La misión que nos dio no era nada difícil... Pero con la rana estúpida seguro que sería la misión más difícil de toda mi vida. Tendríamos que ir a Alemania para acabar con unos enemigos que molestaban demasiado. Cuando subí a jet, no sabía que esta misión podría unirnos a la rana estúpida y a mi de esta manera.

CONTINUARÁ...

Prince and the FrongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora