11. Mansión Hesenhefer

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Estaba nervioso, pero no tanto como la rana. Estuvimos todo el viaje cogidos de la mano y, de esa forma, se tranquilizó un poco.

Cuando llegamos, le di un beso rápido en los labios y salimos de la limusina.

En la puerta, estaban haciendo una fila los guardianes de la familia Hesengefer. Nos dejaron pasar y respiramos aliviados.

El salón principal estaba muy adornado, con flores, orquesta, comida y bebida. Un camarero se nos acercó y nos dio dos copas de champán.

-No debería beber más, príncipe.

-Erika, querida, no te preocupes por mi.

Noté como se ponía rojo. Estaba tan guapo así... Quería besarle pero me contuve. Repentinamente, él se puso de puntillas y me besó en la mejilla.

-Yo siempre me preocuparé por vos, príncipe.

No pude evitar sonrojarme. Entonces, me di cuenta... ¿Y sí estaba actuando de nuevo? No podía ser... Se abrazó más a mi brazo y todas mis dudas desaparecieron.

Entonces apareció. El jefe de la familia Hesengefer. Marco Hesengefer. Se acercó a nosotros lentamente. Me crispé bastante y noté como a la rana le temblaban las piernas.

-Tranquilo, no pasará nada.

-Guten Abend, Herr, Fräulein.*

-Guten Abend.*

Empecé a molestarme. No quería que nos descubriera, pero me molestaba.

-Mi nombre es Marco Hesengefer. Un gusto conocerles.

-Yo soy Luka. Y ella es mi querida Erika.

En ningún momento me miraba a mi, sino a la rana, a su pecho, a sus piernas... Hacia que me hirviera la sangre.

-Fräulein Erika, me permitiría un baile.

La rana me miró interrogante y pidiéndome ayuda. Me dolió verle así, pero teníamos que aprovechar la coyuntura.

-Ve y diviértete.

Entonces, le fui a dar un beso en la mejilla y aproveché para susurrarle.

-Consigue que esteis en una habitación a solas. Iré a rescatarte.

Me miró asustado, asique le sonreí para tranquilizarle. Cuando les perdí de vista, salí fuera a tomar el aire. Me costaba respirar y estaba a punto de llorar.

Un chica de mi estatura, bastante guapa, de pelo rizado rojo hasta la cintura y ojos negros se acercó a mi con una copa de vino en una mano y un vaso de coñac en la otra.

-¿Que hace un hombre como usted en un lugar como este tan sólo?

Miré a esa chica con desconfianza, pero, aún así, cogí el vaso que me tendía.

-Pensar, sólo eso...

-¿Y en que piensa?

-En mi ra... En Erika... La quiero, pero no se sí ella de verdad me quiere.

Bebí el contenido del vaso de un trago.

-Pobre... ¿Que mujer no querría estar, con un hombre como usted? Por cierto, mi nombre es Jenni. Fräulein Jenni.

Fräulein Jenni se me había acercado demasiado. En el pasado, me hubiese liado con ella y sí te he visto ni me acuerdo. Pero ahora era distinto, quería a la rana y sólo a el.

Le pedí a Fräulein Jenni que me trajera otro vaso y cuando se fue, desaparecí para ir a rescatar a mi rana.

CONTINUARÁ

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*Guten Abend-Buenas noches.

*Herr-Señor

*Fräulein-Señorita

Prince and the FrongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora