Capítulo 12

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Aquella noche decidí irme temprano a dormir, para las nueve y cuarto ya estaba preparando mi cama, dispuesta a meterme en ella y descansar; cuando una ráfaga de viento azoto mi cabello haciendo que me diera cuenta de que ya no estaba sola.

Giré mi cabeza con normalidad suponiendo que alguno de los hermanos aguardaba detrás, pero mi rostro se paralizo quedando mi boca tan abierta como un simple circulo completo.

Era Henry.

—Es un placer conocerte al fin —dijo sonriendo maliciosamente.

—¿Qué quiere? —Intenté ir al grano.

—Me han hablado mucho de ti.

—Y a mi de usted.

Henry mostro una sonrisa divertida.

—¿Sabes? Es curioso, te pareces mucho a tú madre.

—Usted no pudo conocer a mi madre —aseguré tan seria como pude, aquel tema me molestaba.

—Te equivocas pequeña, yo conocí a tu madre incluso mejor que tú— Moví la cabeza intentando ignorarle, pero pronto respondió— Diana Hernández, si no me equivoco tú has heredado su apellido. ¿O quizá el de tu padre...?

—Así es, yo llevo su apellido, no conocí a mi padre, pero según mi madre era un cobarde, un ser sin sentimientos y un cretino.

—¿Nunca te hablo bien de él?

—Raras veces, ¿quién habla bien de un hombre que abandona a su familia?

Henry sonrió mirando al suelo y se acercó a mí para inspeccionarme.

—Tienes su mismo carácter, sus mismas ganas de vivir, su pelo, su nariz, su misma sonrisa... incluso sus ojos, si no fuera por...

—¿Por... qué? —Quise saber.

—Solo me alegra saber que has heredado algo de tu padre también.

—¿Conoció a mi padre?

-Conozco a tu padre mejor que a cualquier otra persona.

Acaricié mi cabello, pensativa, y mordí mis labios, dudosa.

—¿Qué ocurre? ¿Quieres saber algo sobre él?

—Me pregunto... Me pregunto muchas cosas sobre él.

—¿Cómo qué?

-¿Sigue vivo? ¿Por qué nos abandonó? ¿Por qué nunca intento contactar conmigo? ¿Cómo pudo dejarnos? ¿Cómo es? ¿Qué...?

—Lia, Lia —me llamó esperando a que me callara—. Siéntate, contestaré a tus preguntas, pero debes tranquilizarte.

Afirmé con la cabeza y me senté, él hizo lo mismo.

—Cuando él apenas tenía 20 años se casó por obligación con una chica a la que no quería, a pesar de que ella lo intentaba él no podía quererla, y eso que tuvieron tres hijos, pero al final terminó conociendo a otra chica. Poco después, su primera esposa murió dejándolo viudo, por lo que se casó con la amante. Tuvieron un hijo y terminaron adoptando a otro, ya que era su sobrino. Era el hijo de su hermano, sin embargo, no quería hacerse cargo de él.

Aquella historia me sonaba de algo.

—Pero seguía sin sentirse feliz, por lo que terminó teniendo una nueva amante, a la que, tampoco quería. Por mala suerte, esta se quedó embarazada y por cuestiones de negocios tuvo que casarse con ella. Odiaba tanto su vida que decidió huir. Medio años después encontró el amor de nuevo, ella era joven y bonita, por lo que le hacía sentir muy bien, y se casó con ella. Sin embargo, había decidió vivir con todas sus esposas, para poder estar con sus hijos, y estas no dejaban de discutir. No tardaron en morir. El mismo funeral conoció a una chica, una humana, ella era diferente, ella era única. Era tan preciosa como venenosa. Pero le dio igual e hizo lo imposible para que sería suya.

—¿Una humana? ¿Te refieres a mi madre?

—Así es.

—Estas... estas insinuando que mi padre no era humano.

—No, es una afirmación. Tu padre es un vampiro, por eso tuvo que abandonaros. Él os amaba con todo su corazón, pero tenía que cuidar de nueve vampiros, nueve criaturas sedientas de sangre. No fue fácil, pero se las apañó, aun así, no dejó de pensar en que al fin había encontrado su felicidad y cada mañana mientras sus hijos descansaban él iba a visitaros. Hasta que un día, cuando llegó a aquella casa, vosotras ya no estabais. Me sentí perdido y confuso, intenté encontraros de cualquier modo, pero tú estúpida madre se las apañó para borraros del mapa, y nunca más supo de vosotras.

—Nueves hijos... vampiros... —susurré procesando aterrada aquellos datos.

—¿Qué?

—Has hablado en primera persona —corregí intentando ignorar lo más evidente.

—No ha sido un error —declaró—. Lia yo...

Me levanté bruscamente.

-¡No! ¡Tú no eres mi padre! ¡Tú no puedes ser él!

—Lia, hablemos las cosas.

—¡No! ¡No quiero hablar nada contigo!

—¿Por qué crees que sigues viva? Susan lo sabía, tu eres mi hija, eres mitad vampiresa, Lia.

Recordé la escena de unas semanas atrás, cuando mataba a aquel pobre trabajador. Ese monstruo no podía ser mi padre.

—¡No! ¡Yo no soy un monstruo! Mi madre tenía razón eres un idiota, un cretino, no tienes sentimientos, no tienes corazón. ¡Te odio! —Bramé saliendo corriendo de mi habitación.

No me detuve ni un segundo, no soportaba pensar que él era mi padre. Era un vampiro, había matado y comido a más personas de las que yo había conocido en toda mi vida y eso que me cambiaba de instituto cada año.

Las lágrimas comenzaron a resbalarse por mi rostro y mi corazón latía muy rápido.

Yo no podía pertenecer a aquella casa, ellos no podían ser mis hermanos. Harry, Niall, si ellos tenían el mismo padre que yo, significaba que había besado a mis hermanos o, al menos, con Niall.

Todos estaban en el salón viendo la tele, yo bajé tan veloz que ni les vi, pero ellos debieron sentir mi presencia.

—¿Lia? —Preguntó Louis.

—¿Qué ocurre? —Siguió Niall.

Abrí la puerta de la calle y corrí sin mirar atrás.

—¡Lia! —Gritó Luke.

—Debemos encontrarla —dijo Ashton.

—¡No! —Aulló Henry.

—Papa... ¿Qué has hecho? —Pronunció Zayn.

—Nada que debáis saber, pero no iréis detrás de ella. Es una orden. Y no os preocupéis, volverá, ya tiene una razón para quedarse.

Los hermanos se miraron preocupados, pero no podían desobedecer las órdenes de su padre.

—Ella volverá, acaba de regresar a su casa —susurró sonriendo maliciosamente Herny—. No dejaré que se me vuelva ha escapar, ahora ella me pertenece.

Secuestrada por vampiros (SpV#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora