capítulo 14

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Un manto de niebla envolvía la casa, cuyo detalle me inquietaba. Pronto me adentré en aquella niebla, el clima cambio haciendo que mi esbelto cuerpo se enfriara, comenzando con un escalofrío que viajo por todo mi cuerpo.

A penas veía la carretera, pero ya la conocía lo suficientemente bien, claro que si me hubiera cruzado con un coche no hubiese tenido ninguna oportunidad. Sin embargo, tuve suerte y llegué en pocos minutos.

El cielo estaba oscuro, lo que me daba una pista de que algo muy malo iba a ocurrir, no obstante, ni siquiera me fije. Tiré la bicicleta al suelo y subí las escaleras en dos en dos hasta entrar en la casa, donde hacía más frio que fuera y un vao invadia cada escena.

Un grito recorrió la casa sin dejar hueco alguno, provenía del salón por lo que corrí sin pensármelo. Pero cuando llegué no había nadie, solo una triste sombra que poco a poco desvaneció junto con el vaho.

Poco después se escuchó a un grupo de personas discutiendo, esta vez venia de fuera. Salí rápidamente y me encontré con un grupo de personas. En la parte delantera estaban los hermanos, junto con los moteros y Henry, en frente, unos seres inhumanos.

Llevaban capas negras, dientes afilados, vestían de negro, tenían pelo oscuro y ojos rojos, tan rojos como la sangre más pura.

—¿Quién es ese? —Preguntó uno señalándome.

Todos se dieron la vuelta para observarme.

—¡Lia, entra en casa! —Gritó Niall.

—Huele tan bien— Siguió otro.

—Muero por morderla y beber su sangre— Dijo el primero.

—¡Lia, corre a tu habitación! —Aulló Louis.

—¡Ahora! —Bramó Zayn.

En cuanto este pronunció esto último los desconocidos se abalanzaron hacia mí, y los hermanos corrieron para intentar impedirlo.

—¡Corre! —Gimió Harry.

Esta vez corrí, me adentré por el salón, después iba la cocina y por fin las escaleras para subir. Sin embrago arriba de estas había uno de ellos, observándome, en cuanto sus ojos se chocaron con los míos un rayo retumbo fuera. El chico comenzó a bajar las escaleras hacia mí, sin detenerse ni acelerar en ningún momento el paso.

Yo, por otra parte, me quedé paralizada observándole, daba tanto miedo como escalofríos, pero en un último arrebato vi la puerta del sótano, a cuyo lugar nunca había bajado. No lo pensé ni un segundo y corrí hacia ella. Cerré la puerta bloqueándola con una silla que había al lado y bajé hasta el último piso.

Encendí la luz, y nada más alumbrar aquel lugar encontré a los dos niños atados en una de las esquinas.

Los desaté.

—¿Estáis bien? —Quise saber.

-Mi padre, el lo ha matado ¿verdad?- Me pregunto la niña sin poder dejar de llorar.

—Lo siento— Conteste sin saber muy bien que decir.

Sujetaba al bebe con dulzura, pero estaba muerta de miedo.

—No te preocupes, no os ocurrirá nada.

—Solo quiero volver a casa, con mis abuelos —pronunció la pequeña sin preocuparle lo que le decía.

—Os llevare a casa con vuestros abuelos, te lo prometo.

La joven me miro, pude ver sus ojos llenos de esperanzas y mirándome como si le hubiera dicho todo lo que ella quería oír.

—Gracias, tú no eres como esos monstruos, tu eres buena —Dijo haciéndome sentir bien.

—Ahora tenéis que seguirme en silencio, vamos.

Abrí la puerta y pude comprobar que no había nadie al rededor, lo que se me hizo extraño, pero no quise darle importancia.

Les guie hasta la puerta, pero antes de poder llegar un grupo de desconocidos encapuchados nos rodearon.

—¿Y ahora que? —dudó la chica—. Nos lo prometiste.

Miré la lejanía que habías hasta la puerta y después di una vuelta para comprobar que podía hacer. Eran cuatro, quise salir corriendo, pero en ese momento, solo me preocupaba por los niños. Por lo que, sin pensarlo, me abalancé contra los dos que se interponían entre el camino de la puerta.

—¡Correr! Solo tenéis que seguir la carretera y llegareis al pueblo— Informé.

La niña salio corriendo mientras sujetaba al bebe entre sus brazos, aun con dulzura.

Los dos de atrás se abalanzaron contra mí, pero pude agarrar un paraguas y lo usé como arma. Me defendí lo suficiente como para poder sacarles un poco de ventaja y correr hacia mi cuarto donde me esperaba alguien.

Cerré la puerta sin preocuparme por quien aguardaba sentada en mi cama, pero tampoco me llamo la atención, ya que era la abuela.

-Vienen a por ti Lia, vienen a matarte por ser fruto de un humano y un vampiro.

—¿Qué?

—Vienen a matar a mis chicos por a ver matado a uno de ellos.

—¿Vienen a matarnos a todos?

—Puede que acaben hoy con la mayoría, pero volverán más. Necesitamos a alguien fuerte, necesitamos a alguien con más poder que ellos.

—¿A qué viene eso ahora?

-La muerte de una alma inocente y a la vez impura podría ser la solución a todos nuestros problemas- Dijo revelando el cuchillo que escondía entre su vestido- Si tu mueres, ellos se iran y les dejaran en paz.

-Abuela, por favor, no me mates.

-Creeme Lia, no queiro hacerlo, eres mi nieta, mi única nieta, pero no pienso perder a toda mi familia solo por un error de mi hijo.

—Abuela, por favor, no me mates.

—Créeme, Lia, no quiero hacerlo, eres mi nieta, mi única nieta, pero no pienso perder a toda mi familia solo por un error de mi hijo.

La abuela se abalanzo contra mí, y yo me adentre por el centro de la casa de nuevo. Sentía que había llegado mi hora, que no saldría de esa, sin embargo, no quería pensarlo, no quería admitirlo.

—¡Lia corre! —Gritó Henry desde la planta de abajo—. Vuelve al pueblo, allí no podrán atacarte.

Solo tenía que bajar las escaleras y correr hasta la puerta, pero algo en mi interior estaba bloqueado por lo que me quedé unos segundos observando la escena en la que los chicos peleaban con eso seres, parecía que iba ganando cuando la abuela me empujo escaleras abajo.

Perdí el conocimiento durante unos segundos hasta que por fin volví en mí. Agité el cuerpo de la abuela para asegurarme de que seguía viva, pero no se movía, por otra parte, su corazón seguía latiendo con fuerza, lo que me tranquilizo.

—¡Corre! —Recordó Luke.

Corrí lo más rápido que pude, apenas estaba a unos metros de la puerta, soñaba con tocarla y salir fuera, pero entonces uno de ellos se me echo encima tarándome al suelo bruscamente. Niall pronto se encargó de quitármelo de encima. Yo, para entonces, había dejado de escuchar ruido alguno. Cundo me levanté y seguí caminando, por otro lado, sentí un dolor inmenso en el hombro junto con unos pinchazos que me quemaban. Me froté con la mano y al alejarla pude apreciar la sangre que me salía de una herida. Una herida que me había causado el chico que s eme tiro encima.

Al fin toqué la puerta, sin embargo, no tarde en caerme al suelo retorcida en dolor y sintiendo como si todo mi cuerpo estaría cambiando. Los chicos habían acabado con esos seres, no obstante, ya me habían mordido.

Secuestrada por vampiros (SpV#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora