Capítulo 17

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Gracias a los chicos había conseguido controlar mis ganas de matar, o al menos, disminuirlas. Bebíamos sangre de animal y comíamos algo extraño a lo que ellos llamaban comida para vampiros, que se componía de unas bolas y unas capsulas que sabían extraño.

Recuerdo aquella noche, mi primera vez. Mientras todos dormían yo me escapé por una de las ventanas. Cogí prestada la moto de Harry, y me las apañé para no estrellarme en la primera curva.

Pronto llegué al pueblo, donde estaba mi antigua casa, donde mi padre y mi hermana dormían plácidamente, o al menos, eso creía yo.

Deje la moto en un parking nocturno en el cual conocía a los dueños. A penas estaba completo, sin embargo, la zona de las motos estaba totalmente completa, lo cual me llamo la atención. Ignorante, la deje en donde pude y salí dispuesta a recuperar a mi familia.

La calle estaba desierta y el suelo húmedo. El aire que azotaba mi cabello era frio, pero suave, apenas me molestaba, cuando me adentre en un callejón, tan oscuro como temeroso. No obstante, no tenía miedo, me sentía segura, ahora era invencible, nada podía conmigo, o al menos, casi nada.

No tardo en asomarse un hombre, un hombre al que no conseguía verle la cara, solo que era alto y fuerte. Pero, poco después, otro hombre le siguió, cubriendo su espalda.

No me pare en ningún momento, ya no temía este tipo de escenas, sin embargo, se pararon a dos metros de mi, lo que me hizo frenar.

—¿A dónde vas? —Quiso saber un hombre saliendo de las sombras.

—No deberías ir tu sola, hay mala gente por ahí suelta —Se burló el otro.

—Vuelvo a casa —respondí ignorando lo segundo.

—¿Y si te acompañamos? —Preguntó el segundo sacando una barra de metal.

Levanté la vista y les miré seria.

—Guarda eso —pedí empezando a preocuparme.

—¿O si no qué? —Cuestionó el primero sacando una pistola.

—Por favor, no quiero hacerles daño —advertí retrocediendo.

—¿Tú? ¿Hacernos daño a nosotros? —Se rio el segundo, mientras el primero se acercaba a mi.

Me choqué contra la pared y este último colocó su brazo limitando mi espacio, entonces el otro se puso en el otro lado y acaricio mi cuello.

—¡Por favor! ¡Parar! —Pedí sujetándome las manos.

Sentía como la sangre me hervía y algo en mi interior empezaba a quemarse obligándome a usar la fuerza para escapar. Entonces uno de ellos me saco una jeringuilla y la clavo en mi piel dejando penetrar aquel liquido por mis venas, mientras sentía un dolor insoportable en la tripa, por lo que decidí arrodillarme.

—¿Qué te pasa? ¿Te encuentras mal? —Dudó uno de ellos.

—¡No quiero hacerles daño! ¡No quiero matarles! —Exclamé.

Los dos hombres se miraron, y después de unos segundos sonrieron y me cogieron de los brazos para que me levantara.

—¡No! —Bramé empujándoles y haciendo que se cayeran al suelo unos metros más allá— Debo controlarme.

Las uñas de mi mano comenzaron a crecer sin sentido, mis ojos ardían y sentía como mi tripa explotaba una y otra vez.

—¿Qué le has hecho? —Preguntó horrorizado el que iba primero.

—Yo... yo nada, solo era droga— Tartamudeaba mirando la jeringuilla.

—¡Aah! —Aullaba sin poder aguantar aquel dolor— ¡Iros, por favor!

—Tío, será mejor que la hagamos caso —dijo uno de ellos.

—¿Qué dices? Ahora es lo mejor —recordó el otro.

—¡Por favor! ¡No quiero mataros!

—Yo me voy, tú haz lo que quieras —huyó el chico que había aparecido primero en el callejón.

Miré al que quedaba, mientras mis ojos se convertían en un rojo potente.

—¿Cómo has hecho eso? —Quiso saber acercándose a mí.

—Debo... controlarme —me convencía, ignorándolo.

Mi mano se alargó hasta él, y este la agarró divertido.

—¡Por favor! —Repetí, desesperada—. Si te quedas te mataré.

—Venga, yo no me creo ese cuento. Se la has podido colar a mi amigo, pero a mí no —aseguró el chico.

Entonces una ola de odio invadió mi cuerpo haciendo que saltara encima de aquel chico y le clavara los dientes en su cuello.

—¡Joder! ¡Mierda! —Gimió sin escapatoria.

La noche paso, mientras yo me quedaba dormida en aquel oscuro y fúnebre callejón, con la tripa llena. Me despertó un camión de la basura que paso por la carretera, entonces me levanté del suelo, con un dolor de cabeza leve, y comencé a recordar lo ocurrido. Poco tarde en ver el cadáver destrozado y yacente de aquel chico, por lo que retrocedí asustada y horrorizada.

¿Qué había hecho?

En ese momento escuché una sirena, la policía se acercaba. Pensé en huir, pero no podía dejar allí aquel cadáver, mis actos habían sido inhumanos, una persona normal si veía aquello no volvería a comer en años. Por lo que recogí sus restos junto a su cuerpo y me desplacé por las calles evitando a las personas y los coches.

Lo llevé hasta casa, y allí me encontré con el camino que llevaba hasta la tumba de la primera víctima de Harry, por lo que se me ocurrió enterrarla al lado de esa, y así lo hice. Cavé lo más rápido y hondo que pude, y después lo volví a cubrir todo fingiendo que no había pasado.

Cuando acabe me senté en frente, comenzó a llover y agache la cabeza mientras unas lágrimas caían por mi mejilla.

¿Cómo había podido hacer tal cosa?

Entonces me sentí observada y miré para atrás. Harry se encontraba de pies, detrás de mí.

—Lo siento, no he podido evitarlo —Me disculpé agachando de nuevo la cabeza.

—No ha sido tu culpa, esto iba a pasar, tarde o temprano —Informó acercándose más —Ahora sabes lo que es, podrás controlarlo mejor, solo preocúpate de no echarlo de menos.

Asentí con la cabeza mientras el chico tiraba una mochila al lado de mí.

-Hay ropa, cambiate y ve a visitar atu familia, se alegraran de verte- Pronuncio mientras se alejaba.

—¡Harry! —Bramé dispuesta a revelarle toda la verdad, dispuesta a revelarle que éramos hermanos, o en su caso, primos.

—No tienes que decir nada —aseguró el chico acercándose a mí y abrazándome—. Todo ha pasado.

Intenté retroceder y corregir su error, pero me bloqueó aquel abrazo.

—Ahora debo irme, Henry nos ha traído entretenimiento —dijo guiñándome un ojo.

—Pero es que yo...— Intenté confesar, pero este ya se había ido.

Secuestrada por vampiros (SpV#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora