4. Tu fuerza

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La sonrisa que Dazai esbozó hizo que el corazón de Chuuya diera tal brinco que incluso él mismo se sorprendió. Era la primera vez que le pasaba, jamás antes le había ocurrido que con solo ver una sonrisa su corazón comenzara a latir rápido y un calor agradable se apoderara de todo su cuerpo.

No le desagradaba para nada esa sensación, pero tenía curiosidad por saber qué tenía ese chico que le hizo estar así.

-No esperaba encontrarte aquí.

Esa fue la voz de Dazai, que le sacó de sus pensamientos. Chuuya le observó con detenimiento antes de responder. Parecía una persona totalmente distinta a la del instituto. Su semblante oscuro no estaba, también iba vestido con el uniforme del trabajo pero a él le quedaba genial. Le hacía resaltar más, se le veía más alegre y lleno de vida con un color tan vivo como el naranja. Sus ojos no estaban vacíos en absoluto, mostraban un brillo natural como todas las personas. Y lo más sorprendente de todo, no tenía gafas. Sus largas pestañas se hacían más visibles y sus grandes ojos no estaban escondidos tras esos cristales.

Se veía ... Muy guapo.

-N-No me mires tanto... Me pones nervioso...

-¡Ah! Sí, cierto. Perdona.

Dios. ¿Qué le pasaba tan de repente? A veces ni él mismo podía entenderse pero joder, ver a ese mismo chico al que horas atrás vio intentando suicidarse le pilló por sorpresa. Y más porque Dazai se comportaba como si nada de aquello hubiera pasado.

-Yo me he sorprendido más al verte aquí. Jamás pensé que alguien como tú trabajara aquí. - fue la respuesta más rápida que le salió.

-¿"Una persona como yo"? ... Bueno, supongo que tienes razón. Alguien tan antisocial como yo trabajando en un lugar donde lo más importante es mostrar una sonrisa a los clientes cuando van a pagar sus productos... Al principio también creí que sería imposible, pero realmente necesito el dinero. Por eso trabajo aquí. Además, me despejo un poco de estar todo el día encerrado en casa pensando en mis cosas... Me viene bien, o eso creo...

La voz de Dazai era calmada, silenciosa, pero se le notaba con cierto nerviosismo y timidez. No estaba acostumbrado a hablar con la gente. Chuuya trató de hacerle sentir más cómodo suavizando su tono de voz.

-Entiendo... ¿Todo va bien, Dazai? Ya sabes... Lo de antes, eh...

-Olvida eso, por favor. Me viste en un momento muy bajo, pero después de pensarlo te agradezco que me detuvieras. Si me hubiera suicidado en ese momento habría hecho el patético y como bien dijiste, mi alma no quedaría libre de las burlas. Quizá deba buscar otro sitio...

-Sobre eso... ¿No hay ninguna manera de que te olvides de morir? Alguien como tú merece vivir más.

La risita que se escapó de los labios de Dazai hizo que el corazón de Chuuya se disparara.

-¿De qué me conoces para decir eso, Nakahara?

-Ah... Eh...

-Vaya, cuando te vi por primera vez pensé que eras un chico malo pero no eres tan malo como pareces. - sonrió suavemente - A simple vista, pareces el tipo que lo tiene todo controlado, pero ahora mismo estás nervioso... Eres más interesante de lo que creía.

-Hey pero tú también pareces completamente distinto. Pensé que eras un amargado que no hablaba ni hacía nada y aquí estás diciéndome cosas a la cara - reprochó Chuuya sin pensar lo que había dicho, pero al ver la cara de decepción de Dazai se arrepintió- Lo siento...

-Está bien, tranquilo. Eso no es nada comparado con todo lo que me han dicho. De hecho, tú has sido la única persona del instituto que se ha molestado en hablar un poco conmigo. La gran mayoría de la gente al ver cómo se metían conmigo, hacían lo mismo incluso sin conocerme de nada. No entendía qué es lo que hacía mal para que todos se burlaran de mi de esa forma. Las chicas me miran raro, como con asco. Hablan de mis vendas diciendo que no me las cambio o que no me ducho cuando no es así. Pero así es la gente, habla sin pensar. Por eso cuando viniste a defenderme yo... Me alegré muchísimo. Pensé que por fin había llegado la persona que llevaba esperando tanto tiempo. Pero después te fuiste diciendo que no volverías a decirme nada más y... Me entraron ganas de llorar. Verás, lo único que alguien como yo necesita es un apoyo. Me da igual de quién sea pero no puedo llevar esto yo solo por más tiempo.

《El macarra de Yokohama》Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora