-Chuuya...
-Shh, no hables tranquilo... Déjame todo a mí.
-P-Pero aquí nos van a ver todos...
-Ah, ¿qué más da? No le des más vueltas y vamos... Estoy impaciente... ~
-¡Que no, no puedo!
-¡Joder que me lo des ya!
Y se rompió.
-¡¡¡Ahhhh!!!
El grito que salió de los labios de Dazai llamó la atención de toda la clase. Sí, en mitad de un examen Chuuya intentó copiarse de Dazai, no había estudiado nada. Normalmente se las apañaba improvisando y no sacaba notas muy desastrosas, pero es que era un examen de historia. Si ahí no estudiabas, lo llevabas claro. Dazai era un chico muy estudioso y aplicado. A veces no estudiaba mucho y aún así sabía las respuestas. Según él, era pura lógica... Chuuya pensaba que era superdotado. Eso era lo que había podido comprobar en todo el tiempo que llevaba conociendo a ese chico que una vez intentó suicidarse. Gracias a él, Dazai no parecía la misma persona. Ahora era un chico alegre y sin miedos, no tenía problemas con nadie de la clase después de que Chuuya los amenazara a todos. Aún así, lo pasaba mal cuando el pelirrojo no estaba con él. Esa era la razón por la que había empezado a asistir regularmente a clase... Quien se lo diría a él.
El problema era la situación en la que estaban ahora. Toda la clase mirándoles fijamente y el examen de Dazai roto, ya que habían estado forcejeando un rato. Por suerte el profesor al parecer había estado dormido y se acababa de despertar con el grito del castaño, al menos no se había enterado de nada...
Pero solo quedaban diez minutos en los que Dazai tendría que repetir todo el examen de historia.
Chuuya trataba de no reírse de la situación, pero es que le había hecho tanta gracia caer en que la conversación que habían tenido podía interpretarse de una manera completamente distinta. Pero al ver el rostro de Dazai tan serio y con el ceño suavemente fruncido tosió para disimular.
-Lo siento.
No le respondió. Comenzó a hacer de nuevo su examen en completamente silencio, haciendo sentir muy culpable a Chuuya.
Le daba miedo que Dazai le dejara de hablar.
Se había convertido en un apoyo muy grande para él, estaban juntos las seis horas del instituto y cada vez eran más cercanos.
Chuuya era un chico honesto y era más que consciente de lo mucho que le atraía Dazai. En realidad desde el primer momento le gustó pero después de pasar tanto tiempo junto a él, sin separarse ni un momento cuando estaban en clases, se había dado cuenta de que le gustaba. Quería besar sus labios como esa vez en el metro... No, quería besarle más profundamente. Que Dazai le correspondiera y pudiera jugar con su lengua, ver sus mejillas sonrojadas y abrazarle por el cuello o la cintura para atraerle más a él. Su deseo hacia el castaño cada vez era más fuerte pero existía una duda en su cabeza: ¿Dazai le correspondía o lo que sentía hacia él era solo amistad?
Él necesitaba dar un paso más allá en su relación. No podía guardarse más esos sentimientos, necesitaba soltarlos.
Pero ahora...
-¡Dazai joder, te he dicho que perdón!
Chuuya lo perseguía por el pasillo del instituto buscando su perdón después de lo ocurrido con el examen pero Dazai no le dirigía la palabra. Seguía con su cara seria y la mirada baja.
-¡Dazai! ¡Eres un gilipollas! ¡Sabes que odio que me ignoren!
Un suspiro salió de los labios del nombrado, que se dio la vuelta con una de sus cejas alzadas.
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《El macarra de Yokohama》Soukoku
RomanceNakahara Chuuya es uno de los gamberros más conocidos de Yokohama. Lidera una pandilla con el objetivo de ser el más fuerte de la ciudad. Sin embargo, en el instituto conoce a un chico que le hace ver el mundo de otra manera. Su nombre es Dazai Osam...