13. Remordimiento

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Desde que Kouyou dio a luz estaba más delicada que de costumbre y Chuuya debía quedarse en casa más a menudo. Dazai estaba realmente preocupado si no veía bien a la pelirroja, suponía que era una inseguridad que tenía en su interior desde que Oda murió, así que por esta razón todos los días iba a casa de su novio para poder ayudar a la mujer con su bebé Shiro. Pero además de eso para pasar tiempo con su pareja. El pelirrojo le había contado lo sucedido con Tachihara y Dazai podía entender que estaba desanimado. Un amigo de toda la vida le había traicionado, no era algo que se superara con facilidad.

En realidad, Chuuya estaba más preocupado por otra cosa. Era por la segunda parte de esa historia que al contársela a su novio omitió: El objetivo era ir a por Dazai con tal de hacerle daño a él.

Eran unos monstruos. No entendía si había alguna razón más además de la envidia que solían tenerle las demás pandillas, pero parecía que el jefe que aún desconocía le tenía rencor por algo en especial. El resto de la banda se vio arrastrada simplemente por ese odio y Tachihara... Con él perdió el contacto desde la última ocasión.

Bloqueó su número de teléfono y lo sacó del grupo de WhatsApp que tenía su pandilla. No merecía la pena luchar por una amistad que esa misma persona rompió. Ya no consideraba al castaño como su amigo a pesar de todos los años que habían estado juntos. Kouyou no se lo creyó cuando se lo dijo, ella misma había visto a Tachihara desde que era un niño, siempre estuvo muy unido a su hermano y a Akutagawa. Éste último también iba con frecuencia a ver a la pelirroja junto a Atsushi, toda la pandilla Nakahara conocía a Kouyou después de todo.

Pero aún se veía incapaz de contarle a Dazai la verdad. ¿Qué le iba a decir? No podía prohibirle salir a la calle sin él. Sólo podía callarse esa preocupación que tenía para sí mismo, aunque eso significara sufrir por dentro. Sabía que Dazai se había dado cuenta de que algo le pasaba, era muy inteligente y podía leerle a la perfección.

No podía esconderle nada a su pareja.

En esos momentos Chuuya se encontraba en su habitación mirando el techo como si fuera lo más interesante del mundo. Suspiró y se revolvió un poco el pelo, tanto pensar le daba dolor de cabeza. No solo era eso... Hacía días que no iba a pelear al exterior y su cuerpo sentía una enorme necesidad de partirle la cara a alguien. Aún cuando sabía que pondría más en peligro a su novio pero algo dentro de él le decía que no pasaría nada, que todo estaría bien.

Justo en mitad de sus pensamientos, Dazai irrumpió en la habitación con una bandeja de galletas hechas por Kouyou, además de unos batidos para acompañar.

-Chuuya, vamos a merendar.

-No tengo hambre Osamu. No tengo ganas de nada, sólo de partirle la puta cara a alguien.

-Sabes... Dentro de dos semanas son los exámenes finales.

-Los putos exámenes finales me importan una mierda.

-No debería. El año que viene iremos a la universidad, y entonces, ¿qué pretenderás a hacer? ¿Harás una carrera o te quedarás siendo nadie, una persona sin estudios ni trabajo? No te lo recomiendo. Eres inteligente, podrías sacar la nota para muchas carreras y dedicarte a casi lo que quisieras. Pero para eso primero tienes que aprobar estos exámenes, que son los más importantes Chuuya.

El pelirrojo se sintió avergonzado porque sabía de sobra que Dazai estaba diciendo la verdad. Y odiaba que en temas así le dijeran la cruda realidad. Si seguía así no le iría nada bien. Ni había pensado a qué podría dedicarse en un futuro. Su novio tenía un futuro brillante que dedicaría a los hospitales, ¿qué haría él?

-No hables como si fueras mi madre Dazai. - respondió fríamente, pero el castaño no se vio afectado por ello.

-Si no lo haces ahora te arrepentirás. Lo digo por tu bien.

《El macarra de Yokohama》Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora