15. El ser más despreciable

397 60 38
                                    

Dazai sintió su corazón muchísimo más relajado con solo ver a su novio entrando en escena. Lo sabía, había confiado plenamente en que vendría y así había sido. Sus ojos café brillaron de emoción y alivio, pero no dejaría salir esas lágrimas. Consiguió su objetivo, aguantar hasta que Chuuya viniera. El pelirrojo parecía muy enfadado pero no irradiaba esa confianza que siempre desprendía. ¿Por qué te veías asustado, Chuuya? Su mirada... No asustaba en lo absoluto. No parecía el temido Nakahara de Yokohama, sus ojos azules estaban llenos de temor. Dazai sintió como su mundo se le venía encima y es que, su sexto sentido le decía que algo horrible estaba a punto de pasar. Y no solía fallar con sus malos presentimientos.

-Osamu, cariño. - le llamó- Ya estoy aquí. No tienes que preocuparte por nada, tu novio se encarga de todo. Has sido muy fuerte por haber soportado mientras yo no estaba.

-Chuuya...

-¿Habéis acabado ya? - preguntó Fyodor con pesadez, separándose del castaño y cruzándose de brazos. Llevó una de sus uñas a su boca, comenzando a morderla con tal insistencia que la rompió en el acto. - Nakahara... Por fin volvemos a vernos.

-Si alguna vez nos hemos visto, yo no lo recuerdo, lamento decir que no tengo muy buena memoria para recordar a la gente basura. Más bien, tendría que decir yo que por fin nos vemos las caras, Fyodor. En todo este tiempo has sido tan cobarde... Mandando a tus compañeros en los momentos más débiles para nosotros e incluso aliándote con uno de mi pandilla. ¿Qué hiciste, le comiste la cabeza diciéndole que teníais que vencerme para que Yokohama no tuviera un líder absoluto en el mundo de las pandillas? Ah, por favor. Me haces reír. Menuda envidia más fea, Fyodor. Créeme que hay mejores maneras de solucionar esto que raptando a mi novio. Los hombres de verdad se enfrentan en un uno contra uno y el vencedor será el nuevo líder de Yokohama. Lo que pasa es que no tienes huevos para enfrentarte a mí. - Chuuya frunció el ceño mirando a Fyodor directamente a los ojos, recuperando poco a poco la confianza que perdió antes.

Dazai sonrió orgulloso por las palabras de su novio, pero el moreno permanecía completamente serio y sin decir nada.

-¿¡Cómo te atreves a hablarle así al señor Fyodor!? ¡Escucha, estás en la guarida Dostoyvesky! Deberías mostrar un mínimo respeto. - exclamó Shibusawa alterado, pero Fyodor le detuvo con una de sus manos.

-Silencio. Esto es entre él y yo.

El albino sólo pudo callar. Gogol tragó en seco sin tener ni idea de lo que iba a suceder, Fyodor tenía un cuerpo enfermizo que no le permitía poder luchar. Por esa razón, eran ellos quiénes luchaban siempre por él.

-Nakahara. Es cierto que personalmente tú y yo no nos conocemos, pero tenemos una historia que está perfectamente conectada. Al parecer has olvidado ese trágico acontecimiento que te llevó a ser expulsado de tu anterior instituto y ser la causa de las lágrimas de tu hermana.

Chuuya abrió los ojos de la impresión. No entendía nada, ¿cómo ese chico podía saber aquello?

-Claro que lo recuerdo. ¿Pero qué pintas tú ahí? En la vida te he visto la cara, ¡yo no he conocido a ningún ruso en mi vida!

-¡Oh, Chuuya por favor! ¡Claro que lo hiciste! ¿¡O es que ya no te acuerdas de que fuiste tú quien envió a mi hermano al hospital después de aquello!?

Silencio. Sólo se escuchaba la respiración agitada de Fyodor tras haber gritado de esa manera. Dazai miró a su novio, el no tenía ni idea de esa historia. Por supuesto, Chuuya le contó que fue expulsado de su anterior instituto pero no entró en más detalles. Fyodor, al ver como el pelirrojo seguía sin reaccionar, continuó con su monólogo.

-Mis padres, mi hermano y yo nos mudamos a Japón hace dos años por motivos de trabajo. Yo... Admiraba muchísimo a mi hermano. Él era un ejemplar estudiante, un modelo a seguir. Estábamos muy unidos. Sin embargo un año después, nuestros padres se separaron. Mi hermano escogió irse con mi padre y por tanto, nuestros caminos fueron separados. Aún así, hablábamos todos los días por teléfono e incluso nos veíamos cuando podíamos. También cambió de instituto y por recomendación de la nueva novia de mi padre, ingresó al mismo que tú ibas. Ahí... Empezó el infierno para mi hermano. Por el simple hecho de que era extranjero y le costaba dominar el idioma, comenzaron a acosarle en clases.

《El macarra de Yokohama》Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora