7. Lo siento, Osamu

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En cuanto vio a ese chico de claros rasgos extranjeros, Chuuya se puso a la defensiva. Pero no solo él, todos los de su pandilla e incluso Ranpo habían notado el aire sospechoso de esos chicos. Especialmente por aquella sonrisa tan falsa que había en el rostro del rubio de cabellera larga atada a una trenza.

-Bienvenidos. - murmuró Dazai confundido.

-¿Tú eres Dazai Osamu? - preguntó aquel chico, acercándose a él y quedando a escasos centímetros de su rostro. El castaño tuvo que retroceder unos pasos para no sentirse tan intimidado, e inconscientemente agarró la camisa de Chuuya con miedo. Buscando su protección como siempre hacía, definitivamente le necesitaba a su lado siempre, quería ser un poco egoísta consigo mismo y dejarse proteger por él. El pelirrojo comprendió lo que significaba ese agarre, colocándose delante de Dazai y desafiando al rubio con la mirada.

-Quién coño eres.

-¿Acaso no se ve a simple vista? Ese tío es Nikolai Gogol - respondió Ranpo sentándose en el mostrador sin pudor alguno y sacando un chicle de quién sabe dónde para llevárselo a la boca. - Ya me habían informado un poco de su comportamiento tan peculiar y su aspecto tan reconocible. No ves muchos rusos por la zona, ¿sabes?

-¡Bingo! ~ ¡Cómo esperaba de Ranpo-kun, es increíble ese poder que tienes en las redes! Dime, ¿quién te da tanta información?

-Capullo... ¿Qué es lo que quieres viniendo aquí? - preguntó Akutagawa con el ceño fruncido.

- Sólo quería ver con mis propios ojos como era Dazai Osamu ~ El jefe está realmente interesado en ti... No para de pronunciar tu nombre, me pregunto qué es lo que tienes de especial.

Todos miraron al castaño confusos, sobre todo Chuuya.

- ¿Qué tienes con Dazai, eh? Sus problemas son los míos así que si te molesta algo, dímelo a mí y te responderé con un golpe.

-Ah, Nakahara Chuuya... No me extraña que Dos-kun quiera destrozarte. ¡Pero yo estoy aquí para llevarme a Dazai conmigo! Qué me dices, ¿te unes a nosotros? Se te dará el respeto que mereces y se te entrenará para demostrarle a tu novio que puedes valerte por ti mismo.

-No. Mi sitio es junto a Chuuya, nadie más.

El pelirrojo sonrió con satisfacción a esa respuesta tan firme, era una de las cosas que más le gustaba del castaño. Aún le mantenía con su mano agarrada para inspirarle confianza, ni siquiera le importó demasiado que aquel chico ruso se refiriera a ellos como "novios" porque para qué mentir, se comportaban como una pareja en todos los aspectos. Sólo quedaba dar el paso que él ya tenía decidido que daría esa misma tarde cuando salieran del trabajo.

-Ya lo has escuchado, ahora lárgate.

-¡Ehhhh! ¡Qué decepción! Pensé que si te llevaba frente a Dos-kun, por fin me reconocería como su mejor súbdito que soy... - murmuró el chico poniendo unos morritos con sus labios, acariciando su trenza y levantando su mano izquierda para dar una orden - Chicos, ¡hora de la fiesta! ~ ¡Destrozad el lugar mis queridos compañeros!

En cuanto uno de ellos estampó el bate de béisbol en el estante de comida, todos los productos salieron volando destrozados y Dazai se llevó una mano a su boca para taparla de la impresión, su corazón iba a mil de lo asustado que estaba. Era la primera vez que sucedía aquello en horario de trabajo y sobre todo le preocupaba que esos chicos supieran quién era él, ¿cómo era posible?
Una idea cruzó su cabeza de forma repentina. Quizá el chico de antes, aquel moreno de ojos lavanda tan embaucador era el "Dos-kun" que tanto nombraba ese chico rubio... Pero era imposible, la mirada de esa persona era suave como una brisa de cerezos a comienzos de Abril, alguien como él no podía liderar una pandilla tan violenta como esa, pero era el único extraño que conocía su nombre que se le venía a la mente...

《El macarra de Yokohama》Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora