9. El acuario de Osaka

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Chuuya no podía dejar de mirar a su novio. De todas las formas en las que pudo haber venido Dazai vestido, nunca esperó que fuera así. Y parecía que no era el único sorprendido, el castaño tampoco esperó ver al pelirrojo así de formal, sin su tan característica coleta. Se veía guapísimo con el pelo suelto.

Lo que estaba claro es que los dos lo habían hecho pensando en el otro, se habían preocupado en buscar ropa precisamente para esa ocasión porque era la primera cita que tenían. Era un día especial para los dos, pero Dazai parecía sumamente tranquilo, por una vez, Chuuya era el más preocupado.

Osaka estaba a una larga distancia de Yokohama, por ello irían en tren y tardarían unas tres horas. Quizá era un viaje tardío pero no les importaba porque iban a pasar el día juntos y merecería la pena la espera.

Una vez en el tren, Dazai sacó su teléfono.

-¡Chuuya! Vamos a hacernos un selfie.

-Vaya, nunca esperé que te fueran estas cosas. - dijo con una sonrisa el pelirrojo, posando para la foto haciendo una pose de victoria con sus dedos.

El castaño observó la foto con orgullo, ampliandola para que sólo se viera su novio.

-Te ves precioso, Chuuya...

-B-Bueno... Pensé que no te había gustado. Como nada más al verme has puesto a reírte de mí... - murmuró algo avergonzado, gesto que le hizo recibir un besito en la mejilla de su novio.

-Es cierto que me he reído, pero no de ti. Verás, pensé que no te tomarías tan en serio esto de la cita. Para empezar ni siquiera pensé que pillarías la indirecta de que lo era. Estaba cien por cien convencido de que irías vestido como siempre, por eso quise sorprenderte un poco e ir igual que tú. Tendrías que haberme visto yendo a comprar todas estas cosas, me lo tomé muy en serio. Incluso me he pintado las uñas por primera vez.

Chuuya esbozó una sonrisa suave. Al parecer, Dazai había estado muy preocupado en gustarle. Y eso que a él le gustaba de cualquier manera, no quería forzarle a cambiar su estilo ni mucho menos. Solo quería que su chico se sintiera cómodo con él, con la gente que le rodeaba. Le enorgullecía lo mucho que el castaño avanzó desde que él entró en su vida. Pero no había hecho nada del otro mundo, el que avanzó sólo fue Dazai. Él sacó el verdadero Osamu que tenía dentro escondido.

-Te has esforzado mucho cariño... Pero lo que no has pensado es que yo te amo de todas las maneras. Con gafas, sin gafas, sin pintar, pintado. Te amo Osamu. Y no quiero que te fuerces a cambiar tu estilo para acompañarlo con el mío porque no necesitas algo así para que me gustes más. Te amo tal y como eres, cariño.

Dazai no pudo evitar reír. Se acercó a Chuuya y mordió su mejilla de forma pícara.

-¿Eso me lo vas a decir tú que te has preocupado en buscar un conjunto formal para sorprenderme? Ay, no me creas tan superficial Chuuya. Yo también te amo tal y como eres. Me enamoré desde el primer día de ese macarra mal hablado tan terriblemente guapo. No hacía falta que te compraras nada para quedar conmigo, pero me ha ilusionado mucho ... Porque has pensado en hacerme feliz.

Dazai se dejó caer sobre el hombro de Chuuya y cerró sus ojos. Buscó su mano y la entrelazó con la suya, pronunciando unas palabras que al pelirrojo le tranquilizaron de sobremanera.

-Vestido de esta manera siento que me he encontrado a mí mismo realmente. Me siento libre y unido a ti. Quiero dejar al Dazai que era antes, dar un paso más allá y ser un nuevo yo que deje mi pasado atrás. El Osamu que conoció a Chuuya es mucho mejor que el de antes.

Los ojos azules del pelirrojo se encogieron levemente, mordiéndose el labio. No entendía por qué a pesar de querer ser el quien le sacara la sonrisa a su novio, acababa siendo Dazai el que le sacaba a él la sonrisa. El castaño le quería y le daba demasiado de su cariño, no se creía merecedor de tanto amor.

《El macarra de Yokohama》Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora