Día 6: Todo empieza hoy...

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Los ojos de Gabriel se posaban en ella, hacía media hora que se encontraba así, tumbado de lado mientras observaba sin pestañear y con una sonrisa en su rostro como Nathalie dormía a su lado, acurrucada a ella misma mientras una expresión tranquila en su cara lo hacía morir de amor. Los nervios se acumulaban en su cuerpo, obligándole a tragar saliva al pensar en que esta noche esta bella mujer sería su novia. Jamás pensó que podría volver a enamorarse como lo hizo con Emilie, pero ahí estaba de nuevo esa azabache con un mechón rojo, un tatuaje de mariposa en su cadera, con sus ojos turquesa y esa sonrisa dispuesta a romperle esa idea. Se había enamorado de Nathalie Sancoeur como nunca pensó que volvería a amar. Por ella estaba dispuesto a todo, incluso a dejar marchar a Emilie y desprenderse de los prodigios para siempre. Era hora de pasar página y quería que su libro siguiera con la historia de Nathalie y él.

Recordó su sueño, ese en el que la perdía, ahí Gabriel supo que nada más importaba, solo ella, mantenerla a salvo, la amaba y mucho, sabía que con ella podría volver a ser ese Gabriel Agreste antes de la muerte de su esposa, rudo y serio pero amable y cariñoso cuando era el momento, sobre todo se alegraba porque a partir de ahora sabría que su relación con Adrien mejoraría y quien sabe si dentro de unos años cuando ambos estén listos una pequeña Sandy o un pequeño Gabriel correrían por la mansión como lo hizo su hijo de pequeño. La idea de formar una familia junto a Nathalie lo entusiasmaba demasiado, quería una pequeña con esos cabellos negros brillantes y que lo mirara con sus ojos turquesa como su madre mientras lo llamaba papá. 

Se inclinó con cuidado sobre ella, posando sus labios sobre los suyos, eran cálidos y suaves. Sonrió antes de levantarse de la cama y echándole una última mirada a su amada dormir, salió de la habitación encaminándose hacia su despacho.

Cuando abrió la puerta una sonrisa apareció en su rostro al ver como Nooroo y Duusu dormían acurrucados en el suelo junto a los álbumes de fotos que les había dado permiso para ver. Se arrodilló cogiendo uno de ellos en sus manos y echándole un ojo sonrió: era una foto de él, junto a Emilie y un recién nacido Adrien. Su corazón dio un vuelco completo recordando ese día.

—Si vieras el hombre en el que se ha convertido estarías muy orgullosa de él amor... Está hecho todo un adulto ya, en nada cumplirá sus dieciocho años y cada día se parece más a ti. Tiene tú corazón... —Susurró Gabriel mientras recorría el rostro sonriente de su esposa en la fotografía —. Te echamos tanto de menos... 

—Señor... —La voz de Duusu hizo que dejara el álbum en el suelo y se levantara de sus rodillas viendo como la pequeña kwami se separaba de Nooroo y volaba hacia él.

—Buenos días Duusu... —Susurró extendiendo su mano y acariciando la mejilla de la criatura azul haciéndola reír.

—Buenos días... Señor... he escuchado todo lo que le ha dicho a la señora... ¿No se estará arrepintiendo de sus sentimientos y de su idea hacia la señorita Nathalie verdad? —Gabriel sonrió, negando mientras se movía hacia el vestido tapado con una tela para que no cogiera polvo.

—No Duusu. Sé lo que quiero, sé que amo a Nathalie tanto como amé en su día a Emilie. Si que es verdad que la echo demasiado de menos, que la sigo amando, era mi esposa y la madre de mi único hijo pero hay una diferencia: antes recordaba con dolor, con el dolor de no tenerla, ahora la recuerdo con su sonrisa, su alegría, con el amor que transmitía, la recuerdo como una heroína que dio su vida por un pueblo pese a poder perderlo ella todo. La recuerdo sin dolor, la recuerdo tal y como ella era y recordar así da paz y tranquilidad, que era lo que necesitaba para poder dejarla marchar. Nathalie es ahora mi presente y mi futuro y aunque Emilie no se vaya a marchar nunca de mi corazón sé que hay sitio para ambas. Ni Nathalie es Emilie ni Emilie es Nathalie, son dos personas distintas, dos mujeres que me hacen mejor persona. Se que ella estaría feliz por ver que rehago mi vida con una mujer tan buena como Nathalie... —La voz de Gabriel jamás había sido tan sincera, tan sentida y eso hizo que Duusu sonriera.

—Me alegra oír eso señor... ¿Qué hará con la señora una vez esto acabe? —Gabriel miró a Duusu, siempre había sido demasiado curiosa esta pequeña kwami.

—En el cementerio de París está su tumba, en el panteón de la familia Agreste. Todo el mundo piensa que está ahí enterrada. Supongo que a Nathalie y a mí no nos costará mucho llevarla siendo Lepidoptero y Mayura y si necesitamos ayuda siempre ella puede crear algún sentimonstruo para que nos ayude. Lo que sí que se es que no puedo arriesgarme a tenerla aquí, sufro por si algún día Adrien lo descubre... 

—¿Y de nosotros? 

—Una vez Emilie esté donde debe estar seréis libres, de ir donde queráis. Supongo que el guardián os estará buscando... 

—Creo que ni Nooroo ni yo queremos alejarnos de su lado ni del de Nathalie... No podemos ¿recuerda? Estamos predestinados... 

—Lo sé Duusu, pero... Hay que hacer las cosas bien, tal vez si Nathalie y yo hablamos con el guardián... —Planteó Gabriel sin dejar de mirar el vestido rojo delante de él.

—Estoy segura que el guardián de los prodigios entenderá todo. Incluso Ladybug y CatNoir... 

—¿Crees que el guardián nos hará revelarnos delante de esos dos? 

—Es lo que toca señor. Sobre todo si Nooroo y yo nos quedamos con ustedes. A lo mejor es hora de que Lepidoptero y Mayura se cambien de bando. El mal nunca muere y por eso existimos los kwamis y el mundo necesita a dos superhéroes como ustedes dos. —Gabriel sonrió, no se imaginaba luchando codo con codo con ellos, sobre todo con ese gato negro, parecía un adolescente de lo más estúpido y malcriado. 

—Ya veremos eso... De momento estamos aquí y esta noche es el gran día. Tiene que salir todo perfecto...

—Ya verá como sí... ¿Cómo tiene planeado hacer que la señorita Nathalie se ponga el vestido? 

—Le diré que su diseño tenía que ser realizado y que se lo pruebe para después venir al despacho con la excusa de hacerle unos pequeños arreglos. —Duusu sonrió, sentándose en el hombro de Gabriel.

De repente una voz soñolienta los hizo girarse y ambos rieron cuando vieron como Nooroo despertaba y volaba hacia ellos frotándose los ojos.

—¿Qué me he perdido? —Gabriel y Duusu rieron mirando a la pequeña criatura azul.

—Nada Nooroo... solo que... Todo empieza hoy... —Dijo Gabriel sonriendo para volver su vista hacia el vestido imaginando como se vería en el cuerpo de Nathalie.

Sí, hoy empezaba todo... Hoy empezaba su nueva vida junto a Nathalie Sancoeur...

7 Días para ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora