Ahora Eres Mía

En la soledad de la biblioteca

Advertencia: Contenido sexual (es poco)
(Si vas a denunciar el capitulo por tener contenido sexual, mejor que dejes de leer, el resto que no les moleste pueden seguir)
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Después de unas largas semanas, Draco y Hermione no volvieron a verse, y ambos intentaban de todas las maneras evitarse, aunque no muchas de esas veces tenían éxito, pues podían más las ganas de verse que las de evitarse.

Muchas de esas veces Draco iba a la biblioteca sin motivo, buscando algún libro mientras que su intención en realidad era observar a la Gryffindor que le ocupaba la mayor parte de sus pensamientos.

Otras veces Hermione iba al campo de Quidditch a ver entrenar a los chicos, casualmente siempre iba cuando el entrenamiento de Gryffindor era contra los Slytherin.

Pura casualidad ¿no?

Pero un Draco Malfoy, se acabó cansando de estar días así, incluso semanas, necesitaba besar a la castaña, en el entrenamiento de Quidditch, no pudo evitar sonreír cuando la comadreja le pregunto porque iba a mirar los entrenamientos, ya que a Hermione no le gustaba el quidditch.

Seguramente le daría un ataque si supiera que la causa por la que la castaña iba a los entrenamientos era por cierto rubio de la casa de las serpientes.

Hermione por su parte se preguntaba muchas veces si era lo correcto seguir viéndole, después de todo Draco le hizo mucho daño aquel día, no sabía porque pero no vio al Draco con el que se despertó la mañana siguiente al baile, no al Draco que le hizo el amor esa misma noche en la sala de los menesteres.

El Draco que vio aquel día fue uno frio, no como el que conocía, este Draco realmente le dio miedo, pero ella es una Gryffindor ¿no?, tenía que armarse de valor y enfrentarse a él, dejar de huir, pero eso sería después, primero la castaña debía ir a la biblioteca y terminar unas lecciones del profesor Moody, quien por alguna extraña razón, a Hermione le parecía un profesor de lo más cruel tras demostrar las 3 Maldiciones Imperdonables, delante de los ojos de la castaña, el profesor demostró a todos sus alumnos la última maldición: Avada Kedavra.

Ni si quiera ella era capaz de mencionar aquellas dos palabras tan simples pero mortales para un adversario.

La biblioteca estaba vacía, seguramente la mayoría ya estaría en el gran comedor o en el campo de entrenamiento, seguía escribiendo con su pluma cuando noto que alguien se sentó a su lado.

-No Ron, no te voy a pasar mis lecciones- aviso la castaña- y no me vale la excusa de que no lo entiendes, solo son tres maleficios.

La castaña seguía escribiendo sin mirar a su compañero.

-No soy Ron- aclaro una voz que ella reconoció al momento- ¿Cómo puedes confundirme con la comadreja?

Hermione solo soltó una sonrisa y miro a su lado, ahí estaba aquel rubio, con la mirada perdida y cansada, su cabello desordenado, sus labios ofreciendo aquella sonrisa que la derretía, y sus manos que sostenían una manzana verde, como no.

-Tal vez porque te has sentado y ni has hablado- volvió su vista color chocolate al cuaderno mientras escribía, la verdad es que Malfoy tenía razón, como no pudo darse cuenta de aquel aroma que desprendía a menta- ¿quieres algo Malfoy?

Draco por su parte volvió a suspirar, otra vez lo llamo por su apellido, miraba la manzana concentrado.

-Lo siento- contesto para luego chocar su mirada gris con la chocolatada de Hermione- Lo que hice aquel día, lo siento, yo... tuve un sentimiento muy raro, y lo pague contigo, no podía evitar enfadarme al imaginar que Krum te hacia lo que yo te hago, bueno, te hacia...