El entrar a la Universidad era todo un mundo para cada persona que lo vivía, Emilio está a punto de comenzar sus clases y su vida universitaria.
Pero lo que más teme no es los trabajos pesados, los estresantes horarios y los sinfín de proyectos, le...
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HABÍAN CIENTOS DE FLORES EN AQUELLA HABITACIÓN, Emilio se encontraba con una sonrisa mientras abría sus brazos para que su novio acercara a él. Joaquín después de tardarse en reaccionar, lo hizo y sonrió una vez que su cabeza estuviera apoyada en el pecho de su novio.
—Ay, Emilio — dijo el chico con emoción.
Había un arreglo de rosas rojas sobre su mesita de noche, además de varios pétalos sobre su cama, unos cuantos globos rojos se encontraban flotando ahí.
—¿Te gustó? — preguntó el rizado mientras miraba a su novio a los ojos.
—Me encantó, amor — sonrió Joaquín con ternura, el mayor lo tomó más fuerte de la cintura y depositó un beso en sus suaves labios.
Habían pasado una semana sin verse, y por fin lo habían hecho, sus labios estaban más que felices por volverse a unir, el corazón de ambos saltaba de alegría. Su amor era demasiado grande que no había comparación.
—¿Cómo entraste? — preguntó el menor una vez que ambos estuvieran sentados en la cama de Joaquín, admirando sus rostros completamente perfectos.
—¿Acaso se te olvida qué estudie aquí durante tres años? sonaré viejo, pero me sé todos los secretos de éste edificio, bonito.
Miles de mariposas volaban dentro del estómago de Joaquín al escuchar la forma en la que su novio lo llamaba, quizá lo había hecho varias veces, pero eso no quitaba el hecho de que se emocionara.
—Bueno, digamos que obtuve una ayuda de Adrián y Diego, me ayudaron a entrar por la reja y de ahí, me vine y entré por la ventana.
—Emilio Osorio no sólo compone canciones, toca la guitarra, el piano, canta, es un gran estudiante, ahora resulta que hasta ninja eres — habló Joaquín haciendo que su novio se sonrojara por decir las cosas que sabía hacer bien.
