La puerta seguía partida a la mitad desde anoche.
Hubiera deseado que mágicamente esta se arreglara y no oyera los gritos de la anciana, quién estuvo prácticamente toda esa mañana gruñendo por el frío que azotaba al departamento gracias a ello.
—... Como un perro rabioso, rompiendo las cosas, porque de seguro alguna mujerzuela no le abrió las piernas.
—Cierra el pico si no sabes lo que pasó —salió del lugar pateando la madera restante con fuerza, encajándose unas grandes astillas en su muslo. —¡Carajo!
Cojeó frustrado, mientras bajaba por esas escaleras y jaló fuertemente de esas filosas intrusas en su pierna, sacándolas con algunas manchas de sangre en ellas.
Maldijo cada una de las groserías que conocía y, al menos, agradeció el que llevará un pantalón gris que opacara las heridas recientemente hechas.
Ayer ardía en furia y odio hacia a sí mismo, desfogarse con un objetivo inamovible era lo correcto, y ahora solo estaba más frustrado por no haberse intentado el tragar una bala cuando podía.
Parecía que la locura lo trastornaba y le hacía convertirse en un monstruo lleno de palabras sin sentido.
Y de seguro Peter ya lo había notado.Suspiró mientras llegaba a la sucia acera.
A veces era complicado controlarse, en especial si la mayoría de voces en su cabeza solo buscaban colisionar cada pensamiento racional que tenía y convertirlos en problemas.
Los ojos brillosos de Peter regresaban a su memoria cada que la culpabilidad aumentaba.
Entendía muy bien que ese encuentro furtivo había sido el primero en la experiencia del castaño y, aún teniendo tal información como premisa, logró fallar en el momento exacto y hacer que Peter ni siquiera lo quisiese recordar a futuro.
Su impulsividad causaba cada desastre escrito en su vida, uno de ellos, por ejemplo, fue el no haber matado al mismo arácnido cuando se lo ordenaron y quedarse embobado por esa linda silueta en el apretado traje fue la cereza del pastel.
Ni siquiera pudo librarse de esos revoloteos de sentimientos encontrados que, ahora, lo estaban apuñalando con fuerza.Pateó una piedra en el camino y continuo avanzando sin dejar el divague de lado.
Al menos la considerable distancia a esa odiosa escuela le había hecho pensar en una buena disculpa por lo de ayer. Solo esperaba el lograr entrar con la capucha, la gran chalina y esas gafas de sol que llevaba puesto.
Tampoco quería asustar con su rostro al guardia en la puerta principal, que por cierto, ya se encontraba a unos cuantos metros ahora mismo.
Debía actuar con normalidad.
No sería tan difícil ¿Verdad?—... ¡Aquí vamos! A estudiar y coquetear con chicas, c-como un adolescente hormonal cualquiera —dijo en voz alta, avanzando por esa entrada más que confiado en su gran actuación.
Una ceja levantada por parte del hombre uniformado es lo que no percató.
Ese lugar se veía aun más enorme de cerca, no había pensado muy bien en donde buscaría al menor y ni siquiera sabía en qué maldito salón podría encontrarse.
Definitivamente no había planeado esto con detalles y eso fue jodidamente estresante mientras recorría ese mini campus.Algunos carteles ayudaron en su orientación y supuso el grado que cursaba el chico por la edad que tenía. Había sido algo habilidoso de su parte el salir temprano de casa, pues tenía tiempo para hallarlo aún, así que esperó fuera de ese gran pabellón con poco menos de paciencia por la ansiedad.
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IDIOTA #3 (Spideypool)
FanfictionEl querer a su lado a un superhéroe famoso y heterosexual fue el ápice de esta aventura. Claro que nunca habría creído que bajo ese traje apretado estaría un cuerpo delgado y dispuesto a ser corrompido, y, en especial, sí ese lindo castaño había ace...