No Fue Mi Culpa. ♥ ➸ JaeYong℠ ❀

32♕Último aliento.

"Eras la mejor parte de cada latido que tenía en mi corazón"

Lugar: desconocido.

Hora: 1:27 am

Casi 36 horas después de la desaparición de Taeyong.

Taeyong sostenía el arma entre sus manos temblorosas intentando contener sus lágrimas. Llorar, era lo único que había hecho todo este tiempo.

Las cosas pudieron haber sido mejores.

Si tan sólo él lo hubiera amado con la misma intensidad perdida que él.

—Taey...

—¡CALLATE! No...

El frío metal del gatillo contra su dedo parecía moverse un poco más.

Todo estaba mal.

Desde el principio.

❧❧

ACTUALIDAD

Lugar: Jardín trasero del Grupo Bilderbeg

Hora: 11:05 pm

Las finas gotas empapaban el cuerpo de JaeHyun desvaneciendo sus lágrimas, la lluvia no terminaría nunca al igual que la arrulladora pista de piano dentro del edificio. No tenía palabras.

—Joven Yoon Oh...—El jefe de seguridad se acercó a una distancia considerable para enfrentar su gran error—Lo localizare... enmendaré mi error...yo...

JaeHyun lo silencio cuando comenzó a ponerse de pie con el rostro derrotado. Miró fijamente el sendero por el cual Taeyong había escapado.

No sería por mucho tiempo, pero la pregunta que taladraba su cerebro era: ¿Quién? Claro está que el mocoso no tiene amigos, nunca salió de la casa en todos estos meses y ninguno de sus enemigos sabe dónde vive entonces... A nadie le interesaría alejar a esa pequeña mierda asesina de su agarre, nadie sabe de su paradero y se las ha arreglado para que nadie pueda molestarlos. Inclusive para su primo sería inútil...

...primo...

John Seo...

¡Por supuesto! ¿Cómo no pudo pensarlo? John Seo se está divirtiendo jugando al héroe, engañándolo para que creyera que se iba a mantener alejado de sus vidas mientras el fraude estuviera bajo tierra. Tuvo que contratar a alguien y aprovechó la debilidad de su jefe de seguridad para sacar a Taeyong de ahí.

Ahora se sentía furioso, la persona que lo alejó es la misma que hizo todo ese desastre adentro. Cerró sus puños y se volteó para mirar los temblorosos ojos del jefe de seguridad y su poco personal detrás de él esperando por instrucciones. No confiaba en absolutamente nadie. Bajó la guardia sólo por un momento pensando que todo seguiría bien y ahora su juguete desapareció.

Frustración.

Sostuvo el cuello del contrario comenzando a desquitarse con sus grandes puños incontrolables. Uno tras otro sorprendido por el caliente color carmesí en sus nudillos, menos mal se encontraban lejos del lugar de la reunión.

Dolor.

Su interior sólo quería llorar y retorcerse. No estaba bien.

Soltó su agarre de aquella camisa, el sujeto se desplomó al suelo inconsciente y con heridas graves.