¿Contra mí?

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Me cago en cronos, en la madre tiempo, en tiempín y su perro tictac. Maldito despertador, maldita hora en que sonó y maldita cuatro ojos. Ese objeto revienta corazones, revoluciona sangre y da infartos a los pulmones. Maldigo el despertador y a la madrugada, sobre todo maldigo a la risa de Zoe. Y maldigo tanto que ni el oscuro hechicero ni el diablo tienen ya maldiciones.

Ahí estaba yo, durmiendo pacíficamente con la guardia baja y sin pensar que mi enemigo iba a atacarme. Pero en ese momento de relajación algo acabo literalmente conmigo, ¿Adivinaís qué? ¡Sí señor, os presento al despertador de cuatro ojos! Sí ya lo conocéis sabréis lo duro e  irritante que es y si no será vuestro enemigo de por vida. Bueno como iba diciendo mi enemigo me atacó cuando menos me lo esperaba. A las 5 un chirrido irritante de Tintin Tintin me despierta de mis dulces sueños y me lleva directamente al foso. Pero muy en serio, literalmente. Mi corazón y mi respiración no estaban acostumbrados a esos sustos  y se dispararon. Perdí el equilibrio y me caí de mi cama. Para colmo dormía en la parte de arriba de una litera. Contra el suelo, como dije, al foso. De estar entre una cama de nubes, tomando el sol y en mi mundo de tranquilidad pasé a estar en un frío y duro foso en un mundo de la realidad con la molesta risa de Zoe. Ella ese día tuvo su venganza siendo una santa, porque no hizo nada, fue mala suerte. Aunque yo quería vengarme por eso.

-¿ Estás bien?- pregunto ella preocupada entre risa y risa.

-¡ Qué gracioso! ¿Verdad?- dije molesto.

Ella apagó el despertador y soltó una última risa.

-¿Te ayudo?- soltó mientras me tendía una mano con una amplia sonrisa.

- No hace falta. Ya me ayudaste bastante despertándome. - dije aún molesto.

-Lo siento - se disculpó sincera.

Era un cabrón porque le dije:

- Mis huesos sí que lo sienten-

Ella se disculpo de nuevo por reírse de eso y luego entré a darme una ducha. Estaba dormido y no me había lavado ni la cara, así que dejé el agua corriendo hasta que se calentará y luego me  metí directamente en la ducha. Gran error. GRANDÍSIMO error. Pegué un grito enorme y maldije el agua fría.  Grité mi error en alto y ella se empezó a reír a grandes carcajadas. ¡¡¡ En
vez de la llave caliente había abierto la fría sin darme cuenta!!!

Salir por patas de la ducha, ya me había espabilado bastante la verdad, entre eso y la caída como para no espabilarse. Luego me puse los pantalones al revés e iba a salir a desayunar con las cholas de levantar. Menos mal que aparte de carcajadas Zoe me avisó de eso.

-Parece que te levantaste con la pata izquierda- dijo Zoe divertida.

- Quién ríe el último ríe mejor cuatro ojos- dije.

- Me llamo Zoe y quiero que me llames así- le riñó.

Hubo un breve momento de tensión y silencio en el ambiente el cual influiría en una futura molestia continua que ambos sabíamos que a este paso llegaría.

- Esta es la guerra- dije serio y con cara de tener las mejores molestias aseguradas para ella.

No creía que tuviese las ideas que tenía yo, ni siquiera una octava parte de ella. Sería una guerra perfecta y fácil. Ya habían pasado unos segundo y no había dicho nada, así que yo ya contaba con que no hablase  y me lo dejase  más fácil todavía. Pero justo cuando iba a apartar la mirada para ir me salieron unas palabras serias y bien pensadas de  su pequeña boca , las cuales para mí significaban el inicio de una guerra más complicada de lo que había pensado en un principio.

- Pues que así sea- dijo.

Y salió por la puerta de la habitación sin más, como si me ganase y no quisiese perder el tiempo peleando conmigo.  Eso me enfadó más. Me dio rabia su triunfante salida y sus medidas palabras así pues le grité luego de un rato :

- ¡Suerte entonces!-

Y con eso yo también salí de la habitación para desayunar y posteriormente irme a las habituales aburridas clases.

De Plasta , A Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora