La mañana se encontraba silenciosa, los padres del castaño se habían ido a sus respectivos trabajos como todos los días. Siendo un sábado, el menor no tenía nada que hacer en el día. Porque si, su madre había mentido -como siempre, únicamente para que la vida de su pequeño no diera un giro inesperado.
Cosa que pasara porque es inevitable.
Jimin restregó sus ojos con sus delicadas manos, se sentó en su cama y miró el despertador a un lado suyo. Se había levantado dos horas antes de que el aparato sonara, pasó sus manos por su rostro y se colocó sus pantuflas.
¿Que haría Jimin el día de hoy?, lo de siempre. Se daría una ducha, bajaría y se cocinaria algo para desayunar, luego iría a su habitación de nuevo para ver televisión hasta que su madre regrese en la noche junto con su esposo para luego escribir en su diario y dormir de nuevo.
Lagrimas amenazaron por salir al verse en el espejo, tenía unas ojeras horrendas y en sus hombros y parte de su clavícula se encontraban unos leves moretones de la noche anterior. Porque si, su madre le había golpeado, y el ya lo espera por que siempre que hacía algo mal lo golpeaba. Hata podría decirse que llegó a acostumbrarse.
Pero lo que más le dolía es que su padre solo observaba, como la señora Park se alteraba y descargaba su rabia con el cuerpo de su hijo tan inocente y necesitado de un verdadero amor familiar.
-Soy un asco... -y no pudo evitarlo, Jimin se echó a llorar.
Se metió a la gran tina de su habitación de baño, se apoyó en uno de los lados de esta y se dejó llevar. Sus lágrimas caían resbalandose por sus hermosas mejillas hasta llegar al agua de aquella tina y perderse. Sus labios se encontraban rojos e hinchados de tanto morderlo por el nerviosismo de la noche pasada, su cuerpo pálido y suave ahora con manchas moradas y lamentablemente no de pintura.
Jimin siempre se había amada a sí mismo, amaba su carisma, su cuerpo y todo lo que tuviera que ver con el. Por qué siempre decía que el era perfecto, el niño más feliz del mundo, todo lo decía. Por qué ahora no sabe que pensar de el, piensa que todo hace mal, que su cuerpo es un asco por siempre estar lleno de golpes y grandes ojeras debajo de sus pequeños y lindos ojos.
Gracias a los nuevos hechos en su vida el ya no podía amarse a sí mismo, ahora necesitaba que alguien le amase, que le dijera todos los días lo hermoso que es y el lograra creerlo.
El necesitaba a esa persona, y definitivamente no es Somi.
El chico salió de la tina y seco su cuerpo con cuidado para no sentir el dolor de los moretones. Se colocó una bata color blanco y llego al tocador de su habitación para colocar la crema para ojeras y un leve bálsamo rosa para eliminar lo reseco de sus gruesos labios. Se colocó una camisa blanca sin abrochar bien y solo su ropa interior, dejando completamente visible sus preciosos muslos desnudos -los cuales no tenían ningún moretón, y dejando admirar su lechosa piel con pequeños lunares adornandola.
Camino descalzo hata la cocina con una almohada entre sus delgados brazos, abrió la nevera y empezó a sacar una decena de huevos y arroz seco para preparar su desayuno. El timbre empezó a sonar repetitivamente cosa que al chico le molestó y camino hacia la puerta con el ceño fruncido.
Nadie llegaba a su casa nadamas que su padre y Somi o sus maestros.
No podían ser sus maestros ya que no eran días de clase y sus padres por el trabajo por lo que solo le quedaba su prometida.Jimin abrió la puerta y sintió unos delgados brazos para por sus hombros y un repentino beso en los labios, Jimin la apartó con delicadeza y le saludó con una pequeña sonrisa.
-Hola Somi, ¿Quieres pasar?
-¡Si! Pero antes... ¿Esta tu madre?
-la chica miró hacia dentro algo desesperada.
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ᴍᴀᴛʀɪᴍᴏɴɪᴏ ꧁ᴋᴏᴏᴋᴍɪɴ꧂
Fiksi PenggemarJimin solo quería ser amado... Mpreg ADAPTACIÓN Esta historia no me pertenece, todos los créditos a @nattxn.❤❤ Tengo el permiso para adaptarla.