Recuerdo cuando jugábamos…
¿Te acordás?
Me decías que yo era… especial
Lo era… ¿Verdad?
Unos dedos delgados recorrieron el cristal del pequeño cuadro en aquella fría y silenciosa habitación, la delgada capa de gris polvo manchó sus yemas y dejó a la vista la bonita fotografía protegida por un simple marco de madera negra.
El viento aullaba inclemente y airado en el exterior, el sonido de la tenaz lluvia se había convertido en un murmullo constante contra el techo y ventanas. La cerrada oscuridad del cielo a veces se veía interrumpida por un destello color plata que conseguía helar la sangre con el rimbombar del trueno que le acompañaba. Las densas nubes grises habían cubierto el cielo por completo, arrebatando a cualquiera la vista de las bellas estrellas y la luna llena.
En las noticias anunciaban que ese clima duraría varias horas, recomendaban a la gente permanecer en el resguardo de sus hogares para alejarse del peligro de la fuerte lluvia. De vez en cuando se podían escuchar las sirenas de una ambulancia a lo lejos, indicativo desalentador de que los accidentes ya comenzaban a ocurrir por las calles de la ciudad; algún desafortunado atrapado en la gran tormenta que se cernía sobre todos.
Esa atmósfera no ayudaba a mejorar los ánimos de los países presentes en la casa de Argentina. Con cada minuto que pasaba sus esperanzas y paciencia se iban drenando, junto con su optimismo.
El tricolor daba vueltas por aquella oficina con el pequeño cuadro en la mano, sintiendo el aire frío y húmedo que la falta de la cálida presencia de su dueño había provocado. La luz que otorgaba el foco colgante del techo no era suficiente para combatir la siniestra oscuridad que dominaba la habitación; las esquinas del cuarto estaban en penumbras, los libros alineados en los estantes apenas eran simples figuras oscurecidas cuyos títulos eran difíciles de distinguir.
Sus dedos recorrieron lentamente el lomo forrado en tela de uno de los libros, sintiendo bajo las yemas el grabado de las letras que formaban el título. Suspiró con tristeza cuando vió los rastros de polvo que recubría los libros en sus dedos, apenas una delgada capa grisácea que se entremezclaba con la que había retirado del cristal que recubría la fotografía. Sentía un nudo en la garganta al recordar que Argentina jamás habría permitido que sus pertenencias permanecieran olvidadas y cubiertas de mugre, que a pesar de todo era bastante atento con sus cosas.
El escritorio estaba limpio, sin rastros de las pilas y pilas de papeles, lapices, bolígrafos, que el argentino siempre tenía ocupando la superficie de madera oscura. Ahora no era más que un mueble vacío como cualquier otro, carente de todo significado o recuerdo.
El europeo frunció el ceño y apartó la mano lentamente mientras se dirigía hacia el mueble de madera para devolver ese cuadro. El incómodo frío de la silenciosa habitación lo estaba poniendo nervioso, y ya podía escuchar como las voces en la sala empezaban a subir de tono.
Sintió un pinchazo de pena al pasar sus dedos por el frío y delgado cristal otra vez, por el rostro que sonreía a la cámara que tomaba la foto. Sus ojos brillaban con diversión y entusiasmo, su cabello revuelto, el cielo radiante sobre su cabeza mientras que tras de él se extendía un bello paisaje verde. Ese rostro albiceleste, tan alegre y gracioso, era el único retratado en fotografía que quedaba en toda la casa, de ello ya se habían fijado. No habían cuadros en donde Argentina apareciera, su rostro había sido siniestramente tachado en todas las fotografías en las que posaba con alguien más. Era como si intentaran borrarlo de su propio hogar.
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REC🔴 [C.H. ARGENTINA]
Mystery / ThrillerHacía dos meses que Argentina desapareció sin dejar rastro alguno. Dos largos meses en donde el mundo entero lo buscó, su gente pedía, suplicaba su regreso, pero nadie fué capaz de encontrar algún indicio de su paradero. Ya algunos habían perdido la...