REC🔴 [C.H. ARGENTINA]

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Todo mí cuerpo duele. 

El mundo da vueltas frente a mis ojos como un carrusel oscuro e inmaculado, las paredes de concreto parecen cerrarse a mí alrededor de forma sofocante. 

El vago haz de luz que entran por debajo de la pesada puerta de metal ahora resulta casi cegador, mis irritados ojos parpadean en un intento de adaptarse nuevamente a la parcial oscuridad de la habitación.

Intento apoyarme sobre los codos, mas mi cuerpo se siente demasiado pesado como para poder sostenerse a sí mismo. Los costados de mi pecho duelen como si estuvieran siendo presionados con fuerza, haciendo que cada bocanada de aire se convierta en una agonía. 

Caigo de costado sobre el suelo, soltando un quejido al sentir el frío calandome los huesos.

Siento mi cabeza muy pesada. 

Tengo mucho sueño. 

Estoy tan cansado… 

Apoyo mi frente contra el duro concreto, volviendo mí respiración más pesada y superficial, el frío clavándose como afiladas agujas en mí piel. Mi cabello cae a los costados de mí rostro; Ja, está muy largo y desordenado… 

La última visita que hicieron ayer no fue para nada bien, al menos para mí; aún puedo escuchar sus gritos que me ordenaban revelar la información, sus rostros enfurecidos al ver qué no decía nada. 

Los golpes, las patadas...

Estoy tan cansado…

No quiero que vuelva a pasar…

Cierro los ojos en un último intento de que el mundo a mí alrededor deje de dar vueltas, las náuseas no retroceden por más que lo intente. Mí bajo vientre me duele y arde, pero logró resistirlo por más tiempo. No quiero humillarme más. 

Silencio. 

Un completo silencio inunda todo; la habitación, mí cuerpo, mí mente… 

_Hey_ susurra una voz. ¿Está en mí sueño? Suena demasiado cerca y real...

Aprieto los párpados, mí cansado cuerpo no se mueve. 

Una mano sostiene mí hombro y hace un poco de presión, sacudiéndome ligeramente para lograr arrebatar a mí mente del pesado y turbulento cansancio. 

_Hey, arriba_ vuelve a susurrar la voz con cautela, su cálido tacto logra hacer que abra ligeramente los ojos. 

Aquel chico está de nuevo frente a mí, luciendo su ropa oscura y la bufanda de color negro en torno a su cuello, sus ojos reflejan vagamente la luz que se cuela por la puerta entreabierta. Justo al lado de él, hay una bandeja con un plato y una botella, columnas de vapor salen de una comida de olor dulce y tentador. 

Suelto un quejido, levantando la cabeza suavemente del incómodo suelo para poder observar mejor el rostro de quién tengo enfrente. Sus delgados labios están torcidos en una ligera mueca, su ceño fruncido con algo parecido a la consternación. 

_Dale, tenés que apurarte o en un rato van a venir a quitarte la comida_ susurra con voz queda, acercando suavemente la bandeja con comida. Mi garganta se siente seca y clama por el agua cristalina que ve moverse dentro de la maltrecha botella de plástico, pero mí estómago se siente pesado y revuelvo como para ser capaz de poner algo en su interior.