5

4.9K 373 450
                                    

1922

El cálido aire del verano corría en una suave brisa mientras arrastraba el dulce olor de las flores, las hojas de un vibrante color verde se mecian con suavidad desde las ramas de los altos árboles. El pasto recién cortado que rodeaba la solitaria casa desprendía ese característico aroma que tanto fascinaba al mayor.

Aquel adulto de tez celeste y blanco cerró la puerta tras de sí mientras sostenía sobre su hombro una pequeña mochila negra y desgastada, cuyo interior resonaba a cada paso dado en dirección al lindero de la arboleda. Los pájaros revoloteaban en el cielo mientras su canto era esparcido por la calurosa brisa, creando un ambiente que apretaba total serenidad y belleza. 

Aparentaba. 

Con un fuerte grito, el mayor llamó al niño para que saliera de la cerrada floresta que tanto le gustaba recorrer. La hierba alta del sotobosque se mecia con gracia, ajena al hombre parado en el límite entre la pequeña arboleda de altas copas y frondosas ramas, la cual era atravesada por un pequeño y poco profundo riachuelo que muchísimos metros más lejos de aquel lugar se disolvia en un barrizal lleno de altos y verdes juncos.

El albiceleste, irritado, volvió a gritar el nombre del menor con más fuerza, sin embargo, no recibió respuesta alguna entre el cantar de las aves y el susurro de las brisa. A regañadientes, se internó entre la vegetación a la vez que espantaba a los insectos que querían atacar su piel y sangre caliente. Sus pasos resonaban contra el césped, piedrecillas rodaban cuando chocaban contra sus botas de cuero negro. No dejó de llamar aquel nombre en ningún momento. Si quería llegar a tiempo a su hogar para seguir su trabajo, ese mocoso debía de volver a la casa antes de la llegada de quien se encargaba de cuidarlo. 

Mientras más se adentraba en la pequeña arboleda, podía notar irregularidades en el follaje y la vegetación que lo rodeaba. La hierba mas alta -que apenas le llegaría a la rodilla- estaba aplastada por aquí y allá, formando pequeños senderos que el de menor altura solía recorrer gustoso en sus incursiones por aquel lugar, en algunos puntos la corteza de los árboles había sido arrancada del tronco para marcar el camino seguro que llevaba al pequeño riachuelo. Sin embargo, esas irregularidades en específico no fueron las que le llamaron la atención en cuanto logró sobrepasar las matas de pasto más altas.

Sus ojos se ensancharon como única muestra de su sorpresa al ver el pequeño cuerpecillo de aquel animal tendido sobre una especie de colchón hecho con hierba aplastada y hojas arrancadas de las ramas más bajas. Sus cuatro patas estaban extendidas hacia los costados mientras que una sangre ya seca se derramaba desde la herida torpemente hecha que abría en canal a la pobre criatura y dejaban a la vista su interior, rojo y ahora cubierto de negras moscas. Su expresión indiferente no cambió al presenciar el cuerpecillo del pequeño sapo tendido sobre el follaje, más en su pecho una maraña de desazón comenzaba a tomar forma a medida que continuaba su camino y sus llamados se hacían más fuertes en busca de aquella alimaña.

Siguió adelante, agradecido de no encontrarse ninguna otra sorpresa en su camino. A sus oídos llegó el chapoteo suave que hacía el agua contra las rocas del borde del riachuelo, acompañado del cantar de las aves y el murmullo de las copas de los árboles sacudiéndose suave y lentamente con la brisa. El nombre que salía de sus labios parecía hacer eco contra los troncos y resonar por todo el lugar de una forma que, a su parecer y en contraste con la hermosa imagen que representaba todo a su alrededor, resultaba siniestra. 

Sus pies casi resbalan cuando pisaron unas piedras lisas y humedas, sin embargo logró mantenerse estable al aferrarse a una rama baja que colgaba prácticamente a la altura de su cabeza. El riachuelo corría con rapidez frente a él, el agua cristalina permitía ver las rocas de distintos colores que descansaban en el fondo y las orillas, cubiertas en gran parte por verde musgo y diminutas plantas. En otro momento, aquella imágen podría haber sido hermosa para sus ojos bicolor. Pero ahora había algo que la contaminaba con una presencia siniestra.

REC🔴 [C.H. ARGENTINA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora