XXI

416 56 31
                                    

"Sí, Kevin. Esa fue la primera vez..." Aquella frase ronda mi cabeza incesante. Penavos me había sido infiel y aunque ya lo sabía gracias a Lupe, el que él lo confirme no me hace sentir mejor, puede que incluso ahora me sienta peor, pero realmente lo prefiero a seguir soportando sus mentiras. Pero el término "primera vez" hace que se me revuelva el estómago. Ella nunca mencionó ninguna primera vez ¿Por qué él sí? ¿Acaso busca lastimarme más o qué es lo que quiere decir con eso?

– ¿Qué se supone que significa eso? –le pregunto entre dientes, tratando de disimular aunque sea en lo más mínimo el nudo que se forma en mi garganta, alimentándose de mi ira y de mi dolor.

Gerardo abre los ojos levemente más de lo normal, mostrándose sorprendido e incluso incrédulo ante mi pregunta, casi como si esperase de todo, menos eso.

– ¡¿Qué es lo que putas significa?! –repito haciendo mi mejor esfuerzo por no ceder ante lo que siento– ¿Hubo más? –cuestiono enarcando una ceja– ¿Cuántas veces fueron? ¡¿Acaso las contaste?!

Mi vista se ha vuelto borrosa y el continuar respirando con normalidad resulta una tarea cada vez más y más difícil. Puedo distinguir su figura frente a mí, pero no puedo ver la expresión que ahora tiene en el rostro debido a las lágrimas que se han acumulado en mis ojos y me niego a liberar.

– Kevin yo... –intenta decir, pero hace una pausa y después de unos segundos sin que continúe la frase, entiendo que no tiene nada con lo que justificarse.

– ¿Kevin, qué? ¿Tú qué? ¿Acaso vas a pedir que me calme? –mi voz tiembla tanto que me hace sentir lástima por mí mismo y antes siquiera de darme cuenta, las dos primeras gotitas han caído de mis ojos directas a la mesa–. La has estado viendo todo este tiempo...

Sé que no lo he dicho con la entonación de una pregunta, que más suena a una recriminación (y hasta cierto punto, lo es), pero a pesar de eso, le miro esperando una respuesta, suplicando internamente porque lo niegue y que me mienta de manera descarada, diciendo que solo fue una vez, antes de que empezáramos a salir, antes de hacer el amor...

Una punzada dura atraviesa mi pecho haciéndome dudar nuevamente de todo lo que creí real ¿En verdad hicimos el amor o fue tan solo una ilusión mía, como todo lo demás?

– Kevin –pronuncia mi nombre con cautela, como si yo fuese un animal salvaje y él mi cuidador tratando de regresarme a mi jaula; aunque analizándolo de manera objetiva, parece que eso es en verdad lo que trata de hacer. Está intentando hacer que vuelva a mi jaula de mentiras– entiendo que justo ahora te sientas herido y traicionado pero, necesito en verdad que...

– No me has respondido –le corto, a la vez que llevo el dorso de una de mis mangas para limpiarme el rastro de las lágrimas que brotan sin que lo pueda evitar. – ¿La has estado viendo todo este tiempo?

Sus ojos me miran con preocupación, culpabilidad y tristeza, dándome la respuesta que sus labios jamás podrán pronunciar. La realidad me golpea el pecho sin piedad, haciendo que me dé cuenta de que todo este tiempo, a pesar de nuestras salidas, a pesar de los besos, las caricias, las promesas y palabras de amor; la ha estado viendo a mis espaldas.

– Tú sabías quién era yo –chillo incrédulo, haciendo mi último esfuerzo por aferrarme a mi fantasía– tú, tú estabas al tanto de quién era ella... –él se mantiene en silencio– Dios, no puedo creer que yo te conté todo y aun así decidiste mantener una relación con ambos...

A mi memoria vuela el momento en que nos conocimos, la manera tan dulce en la que me abrazó; su aroma, su calidez. La primera vez que me besó, cuando nos acostamos, su cama, la mía, esas cosas nunca nos importaron. Tan solo éramos nosotros disfrutando de ser nosotros, o al menos eso es lo que había pensado durante todo este tiempo.

Hug me, Mr. PoliceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora