Capítulo 5

740 64 11
                                    

Quizás mi problema era ese: estar demasiado cansado. Tenía sentido. Después de todo lo que había pasado mi cerebro, de alguna forma, seguía en shock y no era de extrañar.

Podría intentarlo de nuevo. Al fin y al cabo tarde o temprano tenía que funcionar, pero no, dormir un rato sería mejor.

Volví a la habitación en la que había dormido y me eché en la cama. Una gran sensación de alivio recorrió mi cuerpo, ahora sólo deseaba descansar.

Sin embargo a mi cabecita le dio por pensar en Tom.

Genial.

Era un borde de mierda a veces, pero estaba dispuesto a ayudarme así que no podía quejarme.

No sabía cuánto tiempo tendría que quedarme aquí, y desde luego sería mejor llevarme bien con él, aunque a veces Tom parecía no estar por la labor.

Poco a poco mi mente se fue quedando en blanco y la comodidad de la cama hizo que no tardara en dormirme.

Al cabo de un par de horas desperté. Me encontraba más recuperado y más despejado que antes.

Me senté con las piernas cruzadas sobre la cama, tomé aire y mis ojos se volvieron completamente blancos.

-¿Georg?

Sin respuesta.

-Geooooorg.

Nada.

-¿Estás ahí?

Silencio.

-Pedazo de inútil, hazme caso.

-¿A quién llamas tú pedazo de inútil?- contestó.

-¡Georg!- reí nervioso. -Qué alegría oírte.

-Enano, ¿estás bien? ¿Qué te ha pasado? ¿Dónde estás? ¿Te han hecho daño?- bombardeó una pregunta tras otra.

-Estoy bien, estoy en la otra realidad.

-Joder, genio, eso ya lo sé.

-¿Tú también?- dije irritado, refiriéndome al hecho de que me respondiera borde al igual que Tom.

-¿Eh?

-Nada, nada, olvídalo. Estoy en una casa.

-Georg, ¿con quién hablas?- escuché la voz de Gustav, al parecer se había unido a la conversación telepática.

-¡Gus!- exclamé feliz.

-¡Bill! -respondió con la misma emoción en la voz.

-¡Georg!- interrumpió el muy estúpido.

-¿Qué es de ti Bill? Escuché algo de una casa.- mencionó Gustav.

-Eres un cotilla.- respondí yo.

-Bill, estás en otra realidad por error, ¿en serio me dices cotilla?

-Sí.- respondí refunfuñando como un niño pequeño.

Gustav suspiró sonoramente.

-A ver, estoy bien, he tenido suerte creo. Estoy en casa de un humano llamado Tom, me va a ayudar a volver.

-¿Estás loco? Los humanos no son de fiar. ¿Le has contado algo? Por favor dime que no... Te encerrarán si se enteran de dónde vienes y experimentarán contigo ¡y a saber qué más!- habló un Georg sobreprotector.

-Georg, tranquilízate. Sabe que vengo de otra realidad, pero va a ayudarme, no va a hacerme nada malo.

-¡Confías siempre demasiado rápido en cualquiera, Bill!- me regañó Georg escandalizado.

Hey You - TollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora