Capítulo 14

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Me encantaba jugar con Bill de ese modo y dejarle con las ganas, y esperaba que no sólo de chocolate.

Escuché un gruñido por su parte cuando le revolví el pelo, cosa que me hizo reír.

-Tengo que sacar a Cap de paseo. No tardaré.

-Voy contigo.- respondió decidido.

Ambos salimos de casa. A pesar de que el clima era agradable, a los pocos minutos volvimos, pues el perro ya había hecho sus necesidades y Bill y yo teníamos algo pendiente.

-Bueno, será mejor que bajemos y continuemos con lo que estábamos haciendo, ¿no...? -mencionó Bill con una de sus cejas alzadas en cuanto llegamos a casa.

¿Qué era exactamente eso con lo que deberíamos continuar...?

-Sí, vamos, ya no nos pueden interrumpir.- sea lo que sea a lo que Bill se refiriera... La respuesta seguía sirviendo. Era un comodín.

Fuimos al garaje y allí seguía el caos metálico que Bill y su torpeza habían ocasionado hace un rato.

Le miré atento, esperando ver qué iba a hacer él: continuar con lo interesante o seguir con la aburrida máquina.

Bill se sentó en el suelo.

Bien, ya tenía la respuesta.

Me senté a su lado y empecé a reunir las piezas. En ese momento Bill suspiró pesadamente.

Tomó una de las piezas y la examinó con la mirada, después hizo lo mismo con una de las varas de hierro. Su mirada también se paseó por cada una de las herramientas, pero se le notaba bastante perdido.

En vez de centrarme en el portal que teníamos que construir, preferí observarlo a él con detenimiento. Bill se desanimaba fácilmente con esto y era completamente normal si no sabía ni por dónde empezar.

Me encantaría ayudarle, más aún sabiendo que eso le animaría, pero no sé quién de los dos estaba más perdido.

Vi que se pasó una mano por el pelo, mostrando frustración.

-Tom... ¿Podemos dejarlo para mañana?- sus ojos se posaron sobre mí, estaban apagados, su rostro reflejaba tristeza.

-Claro, lo haremos cuando estés listo. Recuerda que no importa cuánto tiempo tengas que quedarte aquí.- llevé una mano a su espalda para dejar una leve caricia con la intención de hacerle saber que le apoyaba. Era una forma de reconfortale.

-No voy a poder volver... No hay manera de abrir un portal desde aquí.

-¿No puedes volver sin ello? Quiero decir, cuando llegaste aquí no había ningún portal...- traté de buscar alternativas.

Él negó con la cabeza desanimado.

-Georg y Gustav me lo habrían dicho. Al parecer es como una puerta pero de una sola dirección. Te permite entrar pero no salir. Para salir tengo que tener otra...- tras decir eso bajó la mirada.

Hice una mueca y volví a dejar leves caricias en su espalda.

-Bill. Olvídate de esto por un rato. Va a ser lo mejor.

-No es fácil...

-Lo sé. ¿Sabes qué? Mira, vamos a hacer algo divertido y así te distraes un rato. ¿Qué me dices?- hablé animado y alegre.

-¿Algo cómo qué?

-Algo encontraremos.- me encogí de hombros y me levanté del suelo tendiéndole mi brazo para que lo tomara y así ayudarle a levantarse de su lugar.

Le conduje hasta el salón y le hice un gesto con la cabeza.

-Ponte cómodo. Voy a por unas cervezas.- él hizo caso y yo volví al poco rato con dos cervezas, dejando ambas sobre la mesita que había delante del sofá. También decidí llevar unas patatas fritas y palomitas para comer algo.

Al sentarme junto a Bill divisé mi Play Station.

-Ya tengo plan.- dije encendiendo la consola. Puse un juego cualquiera y le dejé a Bill un mando.

Empezamos la partida, pero Bill no sabía jugar así que antes de ponernos a jugar en serio tuve que dedicarle unos minutos para enseñarle. Se le daba bien, no tardó en acostumbrarse.

La tarde dio paso a la noche. Bill y yo ya nos habíamos tomado alguna que otra cerveza, y a él se le notaban un poco los efectos del alcohol. No mucho, pero estaba un poco tonto. Sonreí con malicia.

-Tengo un juego mejor que este.

-¿Ah sí? ¿Cuál?- dijo curioso. -Te voy a ganar.

Ignoré ambos comentarios por su parte y cambié el juego. También cambié los mandos. Ahora tocaba un buen Sing Star.

Mi viejo amigo Andreas me lo había regalado hace tiempo y no lo había usado mucho. Alguna vez para hacer el tonto con amigos.

Y... Puede que para rapear de vez en cuando. Pero eso es un secreto. Sólo ha pasado un par de veces... No muchas...

En el fondo mi sueño frustrado siempre fue ser rapero.

-Vamos a probar qué puedes hacer con esa bonita voz.- le miré con esa misma malicia de antes. Él arqueó una ceja.

-Vamos a cantar.- le aclaré y elegí una canción.

-Pero no conozco la canción...

-Da igual, yo tampoco.- en el fondo yo sólo me sabía los pocos raps que había...

La canción comenzó y Bill empezó a cantar o al menos intentarlo. El pobre no sabía qué tenía que entonar.

Yo reí y él me miró con el ceño fruncido.

-¿No vas a cantar tu también? ¡Esto es injusto! ¡Eres tonto!- qué gracioso era cuando en su cuerpo había algo de alcohol...

-Estaba dejando que te familiarizaras con la canción, idiota.- seguí riendo.

Recibí un codazo bien merecido por su parte.

-Vale, vale, cantaré...- ¿y qué más daba? No me gustaba que me escucharan cantar, pero Bill se lo estaba pasando bien y no quería romper eso. No quería arruinar el momento de diversión.

El tiempo pasó rápido. Acabamos medio tirados en el sofá con una sonrisa pintada en el rostro. Menuda sesión de Sing Star...

-Eso ha estado divertido. Cantas bien.- mencionó un alegre pelinegro mirándome.

-Lo mismo puedo decir, pequeño. Creo que ahora toca relajarnos un poco.- me levanté del sofá.

Fuimos a dar un pequeño paseo con Cap. La noche era tranquila, corría una suave y fresca brisa para nada molesta.

Durante el paseo pensé en Bill. El encuentro con él estaba siendo mejor de lo que hubiera podido llegar a pensar en un principio. Infinitamente mejor. Nos llevábamos realmente bien para el poco tiempo que habíamos estado juntos.

Era genial.

Me lo estaba pasando de maravilla con él. Estaba feliz. Y lo mejor de todo es que podía ver que Bill también lo estaba.

Llegamos a casa, ninguno de los dos tenía hambre después de la palomitas y las patatas que habíamos estado comiendo.

El pelinegro ya estaba algo más tranquilo y calmado. El alcohol iba dejando de hacer efecto.

Le vi hacer un amago de entrar en su respectiva habitación.

-No pienses que te vas a ir a dormir ahora. Aún no he acabado contigo.

Él me miró algo confuso. Yo le mostré una sonrisa y le hice un gesto con la cabeza.

-Sígueme.

Hey You - TollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora