Acababa de despertar, no sabía dónde estaba, no sabía si él era peligroso. Me encontraba en terreno desconocido y eso no me agradaba en absoluto.
Por un momento me puse alerta. No podía cohibirme. No me iba a permitir a mí mismo mostrarme débil. Si ese chico me veía vulnerable... ¿Qué sería capaz de hacerme? La única forma de ver el peligro que él suponía para mí era intimidarlo, y estar a la defensiva en todo momento.
Me acerqué.
Y fue en ese instante cuando pude ver el miedo en sus ojos. Ese temor aumentó cuando su espalda chocó con la pared. Él ya no tenía escapatoria. Lo levanté un poco del suelo cuando mi mano tomó su mentón con cierta brusquedad. Ahora mismo podría matarlo. Lo tenía indefenso delante de mí, totalmente a mi merced, pero no tendría gracia deshacerme de él tan rápido. No quería que la diversión durara tan poco.
Decidí soltarlo al comprobar que él no iba a resultar una amenaza para mí.
Toda sensación de peligro se esfumó, y con ella mis ojos rojos de pupilas rasgadas.
Pensándolo bien, si él hubiera querido matarme, ya lo habría hecho. Había tenido la oportunidad de hacerlo, pero en cambio me metió en su casa y dejó que me recuperara.
Sólo sonreí.
Al parecer se había dado cuenta de que yo no era como él. No del todo.
-Tenemos la misma sangre.- le miré a los ojos. Sabía que él esperaba otro tipo de explicación, pero no sabía por dónde empezar. Esto era demasiado para un humano normal.
-Las mismas células. El mismo infierno, la misma vida, el mismo amor... - traté de que se familiarizase un poco conmigo aunque de poco sirvió, ya que pareció estar bastante extrañado.
-Mira, explícate mejor, no sé qué me quieres decir con eso... -respondió él. No apartaba la mirada de mí y me observaba con confusión, seguramente porque aún no entendía nada.
-Tócame.- sin pensármelo dos veces cogí una de sus manos y la puse sobre mi pecho, manteniéndola ahí. Quería que viera que también tenía corazón como él y que no era un bicho raro. Mis ojos miraban los suyos. Él hizo una mueca y frunció el ceño, dándome a entender que esto le escandalizaba un poco. -Sólo soy humano.
Él terminó de fruncir el ceño, cosa que me hizo pensar que no me creía.
-¿Humano? ¿Te has visto los ojos? Tú no eres humano. Además cuando te cogí de la muñeca la prim...
Suspiré rodando los ojos y le corté antes de que siguiera enumerando todas las cosas que me hacían diferente a él.
-Humanoide- me corregí. Él se quedó callado y ahí solté su mano, despacio y sin movimientos bruscos. Me alejé un poco de él, para no estar a una distancia tan corta. Acabaría siendo incómodo.
-Vale... Peor me lo pones...- dijo al fin tras unos segundos, tratando de asimilar lo que había escuchado.- ¿Eres un alienígena o algo así?
-¡No!- exclamé algo molesto por tal comparación.
-¿Entonces? ¿Cómo has llegado aquí?- me miró pidiendo respuestas claras, que solucionaran sus dudas.
-Te lo contaré más tarde. No sé nada de ti. Podrías al menos decirme quién eres.- evité responder.
Sabía que si se lo contaba no me creería. Ni él ni cualquiera en su situación.
-Tom, soy Tom. Pero eres tú el desconocido que no es de este planeta.
-¡Que no soy un alienígena! Además, yo no te pedí que me ayudaras.- solté irritado.
-Vale, pues ahí tienes la puerta.- la señaló con actitud indiferente.
-No tengo a dónde ir.- vi que él se dirigía a otra parte de la casa. Me estaba dando la espalda.
-Ni dónde quedarte.- dijo con la misma indiferencia de antes, sin mirarme. Me crucé de brazos alzando una ceja.
-¿Te recuerdo que podría matarte?- una sonrisa ladeada asomó por mis labios en cuanto él dejó de caminar. Se quedó estático y al cabo de unos segundos se dio la vuelta tragando saliva.
-Eh, tranquilo...- levantó las manos mostrando sus palmas en señal de rendición.
-Sólo quiero quedarme aquí hasta que...- busqué las palabras correctas. No quería hablar de más. - Hasta que pueda irme...
Tom soltó un suspiro.
-Si quieres quedarte tengo que saber qué eres.- al oír eso hice una mueca.
Iba a hablar, o mejor dicho a poner cualquier excusa, pero él se me adelantó, lo cual agradecí enormemente.
-Mira, vamos a dormir, es tarde, estoy cansado, lo de hoy ha sido demasiado para mí.
Yo asentí en respuesta. Él me dio la espalda para caminar por el pasillo. Esta vez no me molestó, sino que simplemente le seguí hasta llegar a una habitación. Pude distinguir al animal que vi en el jardín. Ahora estaba tumbado en la cama.
Tom se percató de que le había seguido y me miró con cierta desaprobación.
-Tú no vas a dormir conmigo.
-No me has dicho dónde puedo hacerlo.
Él suspiró y pasó una mano por su rostro, frotando sus ojos. Supuse que estaría cansado y que no se había dado cuenta de que no me había dicho dónde podía dormir.
-En la habitación de enfrente. No destroces nada ni hagas cosas raras.
-Tienes suerte de que no sea sonámbulo.- dicho eso fui al cuarto. Lo observé durante unos segundos y luego me tumbé en la cama. Sería mejor descansar un rato. Había sido un día de locos y no sólo para mí, sino también para Tom. Y seguramente para Georg, Gustav y los demás... Esperaba que no estuvieran muy preocupados.
Al pensar en ellos quise contactarlos pero por desgracia no pude y la única razón que se me vino a la cabeza era que ellos estarían dormidos a esas horas.
Permanecí mirando el techo durante unos instantes, sumido en mis propios pensamientos. Conocer a Tom podría haber salido mal. Muy mal. Y sin embargo no fue así. Tuve suerte de que me ayudara. Pero... ¿Por qué lo había hecho? Es decir, ¿quién ayudaría a un completo desconocido que aparece por arte de magia en tu casa? Quizás el raro fuera él y no yo.
Aún teníamos una conversación pendiente y no es que tuviera muchas ganas de responder a todas sus preguntas. Como se le fuera la pinza me preguntaría cosas que ni yo mismo sabría.
A ratos conseguía dormirme, pero me desperté varias veces. No pasé una buena noche, así que cuando ya era de día volví a intentar contactar con mis amigos. Nada. ¿Qué era lo que fallaba? ¿La lejanía? ¿Mi poca experiencia con esto? No me rendí y seguí intentándolo, tenía que lograr hablar con ellos de alguna forma, fuera como fuera.
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Hey You - Toll
Fanfic¿Qué pasaría si dos caras de la misma moneda se juntan? Dos soñadores con un mismo destino, sobrevivir unidos y poder salvar lo que una vez ambos tanto amaron. Crueles realidades, cada una diferente y más horrible. Solo tienen una salvación, no deja...