El chico que había salido de la piscina apenas se movía, solo respiraba de forma ahogada.
Me acerqué a él preocupado, al contrario que la vez anterior, me agaché a su lado y le observé lentamente, su rostro se me hacía familiar, pero no sabía de qué, aunque cuando de repente el chico se incorporó poniéndose de pie, mi mente volvió a mi pregunta de hace unos momentos: ¿qué cojones hacía ahí?
Me puse a su altura y le miré con expresión seria para volver a hablarle, ahora que parecía haberse recuperado.
-¿Qué haces en mi jardín? - pregunté de nuevo mirándole.
El joven cayó de repente inconsciente dándome el tiempo justo para agarrarlo y que no se golpeara. Esto estaba siendo muy raro, este chaval no había acabado en mi piscina por gusto, pero entonces, ¿Cómo lo había hecho?
¿Sería un ladronzuelo que sin querer cayó al agua? Su ropa y accesorios no son los que llevaría una persona que va a necesitar correr y no llamar la atención, pero entonces ¿Qué explicación había?
Lo cargué por sus piernas y su espalda para llevarlo al interior de la casa y poder tumbarlo sobre el sofá. Todo era muy extraño, él era muy extraño, su forma de vestir, el maquillaje que llevaba...
Cuando el chico despertó había pasado una hora y yo había decidido ponerme a recoger todos los cacharros de mi cena. Escuché como se removía en el sofá y como soltó un ligero gruñido de dolor.
Me acerqué a él y le vi con los ojos completamente abiertos, unos ojos rojos con una pupila en forma de rombo, unos ojos que nunca llegué a ver antes y los cuales me asustaron un poco, cosa que no mostré completamente.
Cuando se fue a levantar me alejé un poco dejándole espacio, mientras tanto él sólo se dedicaba a observar todos mis movimientos como si en cualquier momento fuese a saltar sobre mí y atacarme.
-¿Qué eres?- dije un poco más temeroso al ver como caminaba hacia mí lentamente, como si estuviera analizándome.
Él sólo se mantuvo en silencio mirando mis ojos de forma intimidante hasta que me topé con una pared y no pude retroceder más. Cuando llegó a mi altura tomó mis mejillas alzándome un poco del suelo. ¿Qué cojones hacía? ¿Me iba a matar...? y zas. De repente sus ojos volvieron a un color castaño como los que vi anteriormente.
Me soltó de golpe haciéndome caer sin oportunidad de sostenerme por mí mismo. ¿Qué había metido en mi casa...?
Me levanté como pude con mis piernas temblorosas subiendo mi mirada por su cuerpo hasta sus ojos -¿Q...Qué eres...? -pronuncié como pude.
Él sólo sonrió sin decir nada más.
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Hey You - Toll
Fiksi Penggemar¿Qué pasaría si dos caras de la misma moneda se juntan? Dos soñadores con un mismo destino, sobrevivir unidos y poder salvar lo que una vez ambos tanto amaron. Crueles realidades, cada una diferente y más horrible. Solo tienen una salvación, no deja...